Capítulo 23

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Jungkook gemía el nombre de Seokjin, mientras éste besaba sus hombros y marcaba con un largo beso su cuello. Las embestidas eran rápidas y profundas. No creía que fuera aguantar mucho tiempo. Y así fue, exhaló cuando sintió como disparaba su semen sobre su vientre. Seokjin seguía embistiendo y también se desahogó apretándolo por última vez, antes de derramarse por completo.

Estaban rendidos. Era la segunda ronda de una noche llena de pasión y amor. Habían pasado todo el día juntos. Así se lo había pedido Jungkook. Aquel. Su último día.

Los tres meses habían pasado demasiado rápido. Como una vorágine de hechos que golpeaban a Jungkook una y otra vez. Desde el día que despertó en otra cama, en otra casa, con otra vida. Siendo sólo un estudiante universitario común. Con un buen amigo, con quien compartir las horas y los días. Se reencontró con cada uno de sus Hyung y pudo comprobar cómo esta vida paralela en el tiempo y el espacio, los había sacudido: Jimin convertido en un bailarín de apoyo. Taehyung y Yoongi sirviendo mesas en un Restaurante, Namjoon sumergido en su propio mundo de adicciones. Hoseok, un pulcro profesor de literatura como su padre y bailarín aficionado de fines de semana.

Pero estaba la otra cara, aquella que lo había hecho aferrarse a este mundo inventado. El amor de Seokjin. Ese amor que anheló por años y que no fue correspondido. Pero aquí sí. Se había enamorado de él.

Vivían juntos y se sentía un hombre muy afortunado, porque Kim Seokjin era un amante amoroso y apasionado. Un gran amigo y mejor compañero. Lo amaba. En estos tres meses su amor se había multiplicado. Jungkook pensó en quedarse, en mantenerse gozando de esta felicidad pequeña, pero plena. Pensó que de alguna manera podría rescatar al resto y arrastrarlos a su felicidad. Pero no pudo. Y ahora estaba en la cama, con su Seokjin que le había hecho el amor no una, no dos, si no varias veces durante el día. Que le había prodigado las más bellas palabras de amor que jamás hubiese esperado escucharle. Estaba aferrado a esos últimos minutos de gloria, preparándose para regresar y vivir la vida que el destino había decidido para él.

Tres semanas antes de la última noche

Jungkook estaba en el local donde junto a Hoseok practicaban baile. Luego de ese encuentro en la calle, lo había contactado y se habían hecho muy amigos. Hobi conservaba todas y cada una de las características del Hoseok que compartía con él la vida de Idol. Alegre, siempre positivo, estricto y disciplinado en los ensayos y lleno de un amor fraternal que lo envolvía y lo hacía sentir amado.

Cuando sonó su celular, pensó que era Seokjin, avisándole que ya venía por él, por eso se sorprendió cuando vio en la pantalla el nombre de Bang PD. Habían seguido en contacto, porque Kook le había pedido que hiciera de nuevo un esfuerzo por rescatar a Namjoon.

Las últimas semanas, lo había ido a ver en varias ocasiones. Había días en que podían conversar animadamente y era ahí cuando Jungkook lo animaba a dejar esa vida, para internarse y recuperarse de sus adicciones para empezar una nueva vida. Pero había más días donde todo era oscuridad y encontraba a Namjoon perdido en los viajes que el alcohol y la heroína le ofrecían.

—Jungkook... ¿Dónde estás?, ¿estás con tu novio? —él lo conocía. Conocía muy bien a su jefe y su voz de aflicción le indicaba que algo no estaba bien.

—Estoy con un amigo, ensayando pasos de baile, ¿pasó algo? —tragó saliva. Imaginaba que era algo relacionado a Nam. Tal vez había caído preso en alguna redada, ese era un gran temor que siempre tenía o tal vez lo habían descubierto robando...

—Jungkook...Nam me llamó hace unas horas porque no se sentía bien. Estaba desesperado. Me hablaba incoherencias, pero entre todas esas palabras sin sentido, me pidió que fuera por él. Salí de la oficina y fui hasta su casa, pero...

Dos Caminos, Dos DestinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora