Capítulo 26

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Había estado dando vueltas en el departamento todo el día. No había ido a la clínica, ni tampoco a la agencia. Simplemente daba vueltas y más vueltas. Kookie volvería hoy, sólo ayer había despertado y había sido un encuentro muy emotivo. Se había arrojado a sus brazos para decirle cuánto lamentaba la forma cómo lo había herido y que deseaba fervientemente arreglar las cosas. Sin embargo se había sorprendido de la forma cómo éste había reaccionado. Lo había vuelto a llamar "hyung" y había puesto cierta distancia entre ellos. Bueno era entendible. Jungkook estaba herido. Lo había tratado con total indiferencia el último mes. ¿Qué más podía esperar?, se lo merecía.

Estas últimas 72 horas, Seokjin sentía como si hubiese estado en medio de un huracán de emociones y sentimientos. Se había cuestionado fuertemente su vida. Su manera de vivirla. Lo que creía y no. Lo que le gustaba y no. Lo que era y lo que no era. Este huracán había arrasado con sus 28 años de vida. Su madre, Hoseok, Yoongi y Namjoon le habían pedido que se comportara como un adulto y tomara decisiones. Por dolorosas que fueran. Jimin y Taehyung le habían pedido que no hiriera a Jungkook y que fuera sincero, pero amable con él.

Todos al parecer tenían puestas sus expectativas en él. Le habían dicho que la recuperación de Kookie estaba en cierta forma, en sus manos. Y esperaban que aquella conversación pendiente con el menor pudiera aclarar y sellar una reconciliación verdadera y necesaria. Ninguno le había dicho nada ese día. Nam y Yoongi habían ido por Jungkook a la clínica junto al manager. Los demás se habían dedicado a adornar el departamento y la habitación del menor con carteles de bienvenida y globos. Querían darle ánimo y que se sintiera amado.

Seokjin sólo daba vueltas y vueltas. Quería encontrar las palabras adecuadas para el momento de hablar con el menor. A pesar que no se lo había dicho a nadie, había tomado muchas decisiones. Sabía lo que quería y lo que tenía que decir. Estaba ansioso y preocupado.

Habían quedado ese día que cenarían juntos. Los siete. Como antes, como hace mucho que no lo hacían. Hablarían y definieran muchos aspectos que sentían habían cambiado. Como la relación de Yoongi y Hoseok, ahora abiertamente convertidos en pareja, al menos delante de ellos. Y sentarían las bases y nuevas reglas para resolver sus problemas. No podía volver a ocurrir el desastre que habían vivido con Jungkook.

Nunca más.

Eran cerca de las cuatro de la tarde, cuando la puerta del departamento se abrió. Un chico guapo, con esa hermosa sonrisa de conejo y con un pequeño parche en su cabeza entraba, apoyado en Namjoon y Sejin.

Una vez más Jimin se abalanzó sobre él, y lo besó en la mejilla. Esta vez Kookie se ruborizó al ver la cara seria de Taehyung y de... ¿Jin?

—Jimin-sshi, ¿por qué me tienes que besar, cada vez que me ves? — Jungkook rompía el incómodo silencio, que había sido breve, muy breve, pero incómodo.

— ¿Acaso no puedo besar a mi hermanito que casi se rompe la cabezota que tiene? —Jimin hacía un puchero y dejaba que Kookie pudiera entrar.

Tae se acercó y le dio un abrazo — ¿te sientes bien?

—Todavía me mareo cuando camino. Pero es normal. Necesito un poco de reposo. Pero estaré bien, para reincorporarme a los ensayos y prácticas.

—Debes ir despacio. Ya estamos bastante adelantados con todo. Sólo debes pensar si aún te quieres colgar de esa cuerda en los conciertos...—Seokjin le hablaba desde su misma ubicación, pues después de su último encuentro, no sabía si el menor lo quería cerca.

— ¡Claro que lo haré! ARMY estará muy sorprendida. Me recuperaré rápidamente. Necesito volver a mi rutina. No quiero preocuparlos más. Y gracias por este recibimiento. De verdad me siento feliz de volver a casa.

Dos Caminos, Dos DestinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora