Chapter 12

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—¿En qué problemas nos metió, señorita Wolf?—dijo Malfoy con leve irritación, escaneando la oficina de Mcgonagall desde su lugar.

—¿Por qué siempre insinúa que es mi culpa?

—No lo sé, usted dígame. —comentó con sarcasmo.

—Lo que pasó hace dos días en el entrenamiento no fue mi culpa. No sabía que podía volar el muro con ese hechizo.

—Debió preguntar antes de hacerlo.

—Usted debió haberme detenido.

La presencia de la profesora Mcgonagall acalló nuestra pequeña pelea.

—Profesor Malfoy—saludó en dirección al rubio—. Señora Wolf. Tomen asiento por favor.

Ambos nos miramos entre sí con algo de ansiedad.

«—Y por favor Zafira, quita esa cara de miedo. No estás en problemas—sentí como un gran peso era eliminado de mis hombros—. Los he llamado nada más y nada menos porque he recibido un cartagrama de parte del ministerio, quieren que enviemos a nuestros respectivos estudiantes con sus tutores a una práctica general en la academia Beauxbatons.

«Francia, ¿Qué se supone que hagamos en Francia?»

—Me parece bien, sin embargo me preocupa ausentarme de mis labores con DCAO.

—No tiene que preocuparse de nada. El profesor el profesor Longbottom lo suplirá perfectamente. No tienen que alterarse demasiado, estarán fuera solamente 3 días, y estarían de vuelta el lunes temprano. —comentó levemente alegre—. Aunque es una pena para usted, Zafira. Ha de saber que es un hecho que se perderá el baile.

Que alivio, a mi parecer era un baile que carecía de completa importancia, algo tan vano como perder tu tiempo bailando con alguien toda una noche no merecía mi presencia

—Lo entiendo perfectamente, es una lástima perderme tal magnificencia. —mencioné con cierto pesar—. Pero no se preocupe, que el deber siempre que llame hay que contestarle.

Oí como Draco soltaba una risa oculta entre una tos fingida.

—Entonces perfecto, enviaré una carta para confirmar la asistencia del colegio. Y por favor, esta vez no deje que derribe ningún otro muro, Profesor.

—Me aseguraré de eso, señorita Mcgonagall.

—Bien, ya no hay nada más que deba decir, así que pueden retirarse. —tomó algunas cartas que yacían frente a ella para sumirse en su lectura—, ahora.

Ambos salimos a pasos apresurados de la oficina de la directora. Mi mente solo podía pensar en como le diría a las chicas que no asistiría al baile de otoño me hacía sentir triste sin que pareciera una piedra sin un ápice de sentimientos.

—Estuve a nada de creerle que perderse la magnificencia de dicho baile, sería peor que viajar al infierno ida y vuelta.

—No me culpe. Gaia, Dorothea y Rose no paran de parlotear sobre él, mientras que a mí no me importa en lo más mínimo.

—Es una pena; los bailes de Hogwarts siempre habían sido una de las mejores cosas de estudiar aquí. Luego de aprender a usar la varita y ser capitán en el equipo de quidditch. —acotó mientras caminábamos tranquilamente.

Las clases habían terminado por el día de hoy, sin embargo, había acordado un horario para estudiar un poco sobre mis lecciones particulares de defensa.

—No pensé que era del tipo que le gustaban los eventos.

—La verdad es que antes me encantaba estar bajo el ojo publico. Era bastante arrogante en ese tiempo.

—¿Era?

—Probablemente siga siéndolo un poco, pero nada fuera de lo usual.

Era claro que mi relación con el profesor Malfoy había mejorado. Habían sido dos semanas de convivencia pura y las cosas entre ambos no eran tan tensas como los primeros días de práctica.
No importaba si lo estaba haciendo por estrategia o porque mi manera de observar ciertas cosas ya no era tan drástica, pero sea lo que sea, a ambos nos estaba funcionando ser apacibles dejando a la cordialidad como barrera.

Estuve a punto de responder, sin embargo, vi a Sperandio cruzar el pasillo contrario con rapidez. Observé sus ojos cristalizados, y levemente rojizos.

Definitivamente nada estaba bien.

Traté de asimilar de qué lugar venía, pero no lo tenía claro. ¿Acaso de la sala común?, ¿Algún aula?

—Lo siento, pero entienda usted que no podré ir a la clase—expresé levemente angustiada.

—Vaya, nunca se ha perdido una sola práctica, así que la consideraré solo por hoy.

—Gracias.

Dicho esto, corrí en la misma dirección en la que vi a Gaia pasar. Era claro que iba a la torre de astronomía. Llegué a la entrada de la misma, escuchando algunos sollozos ahogados de la parte de arriba. Subí cada peldaño con cuidado, observando la figura de mi mejor amiga de la forma más frágil que puedes observar a alguien.

Tomé asiento a su lado sin pronunciar alguna palabra. Mirando fijamente a través del cristal, sentí como levantó su cabeza para observarme. Ambas cruzamos nuestras miradas, la mía trataba de transmitirle amor, y apoyo. Mientras que la suya me transmitió dolor y rabia.

Sentí como se apoyaba de mi abrazo para llorar sin control. Ella no necesitaba que la consolaran con palabras, deseaba ser abrazada mientras se desahogaba.

—¿Fue por él?—fue lo único que necesitaba preguntarle.

Su única respuesta fue llorar con más fuerza.

Unholy || Mr. MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora