Xime
No pensé que mi fin de semana en esta escuela fuera tan peculiar. Bueno, ¿De qué me sorprendo? Mi bendita mala suerte siempre me ha llevado a lugares inesperados, ya debería estar acostumbrada al constante caos, pero viendo el lado bueno, al menos solo me llevo un dedo entablillado a casa.
Ni un solo pro...Un fuerte impacto me devolvió a la realidad, por andar tan inmersa en mis pensamientos no noté a un chico albino en el camino y chocamos...levanté la mirada, me concentré en él y me di cuenta de que lo conocía ya que era de mi clase, aunque no recordaba su nombre.—Ay perdona, no te vi. —exclamé entre risas nerviosas.
—Ja, sí...eso es evidente. —respondió con fastidio mientras sacudía su camisa y continuó —¡Fíjate por dónde vas mocosa! Casi haces que tire mi bebida sobre mi ropa.
¿Y ahora a este tipo qué le pasa? —pensé, luego respiré y traté de responder lo más calmada y amable posible.
—Ya me disculpé, relájate. No pasó a mayores.
—Sí, si lo que digas. En fin, ¿Qué haces aquí?, ¿No sabes que la primaria queda a tres calles?
—Mmm... yo estudio aquí genio, estoy en tu salón.
—¿Ah sí?, lo siento es que con esa mini estatura no te noté.
Este chico de verdad me estaba hartando. En ese momento se me presentaban dos opciones: Dejarlo pasar e irme al salón sin más o seguir el pleito... Obviamente escogí la segunda opción. [¿Qué?, ¿Enserio les sorprende?].
—¡¿Bueno ya no?! ¿Qué ganas con decir esto?, ¿Te diviertes acaso?
—Lo que me divierte es que pienses que tienes estilo, es decir, ¿Enserio? ¿Diadema rosa con orejas de gato? Y tú cabello es de verdad horrible ¿Dónde te lo cortas?
Aquel comentario me hizo estremecer y me vino el recuerdo de mí misma meses atrás en el baño, llena de desesperación y con unas tijeras en mis manos, recordando el tacto de las manos de... "ese chico" en mi cabello, así que en ese momento perdí los estribos.
—¡Lo hago yo sola, animal! —le respondí sin ninguna consideración.
—¡Vaya! Eso explica lo mal cortado y ¡Ugh! Hasta acá llega el mal olor, pareces una planta rodante.
—¡Y tú tienes copete de escoba vieja y nadie te dice nada imbécil!, ¿Acaso no tienes espejos en tu casa? ¿O acaso tanta vergüenza te da el mirarte al espejo para venir con esas fachas a la escuela?
—¿Qué dijiste, enana?! —respondió muy amenazante y con rabia.
—Lo que oíste tarado, conmigo no te metas. Ya es hora de que alguien te baje de tu jodida nube.
Nuestra pelea en el solitario pasillo escolar fue interrumpida por los pasos de un profesor acercándose poco a poco, a lo que de inmediato aquel tipo y yo retomamos la compostura.
—Señorita Art. Se solicita su presencia en la dirección de inmediato.
¿¡LA DIRECCIÓN!? ¿Era una broma?
—Uy, parece que la niña será castigada...—me susurró el chico, cerré los puños con fuerza y respiré. Podré ser imprudente pero no le iba a soltar un golpe enfrente del profesor.
—Ahora voy, gracias. —el profesor solo asintió con la cabeza y se retiró del pasillo.
—¿Art...? ¡Ahh ya te recuerdo! eres la chica nueva, a la que lastimaron con una simple pelota, que débil eres.
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Vainilla: Relatos de amor
RomantizmHe estado en la comunidad de Rebe por casi tres años y desde entonces me conocen por mi amor al personaje de José. En mi cabeza siempre había formado pequeños escenarios individuales con el pero jamás les había dado un orden y mucho menos los había...