Capítulo IV

196 35 1
                                    

Curiosidad

Había pasado una semana desde que supe quién era Fleur Delacour, semana en la que seguimos intercambiando miradas en los pasillos y en el Gran Comedor. Parte de lo que dijo Theo era verdad, tenía muchos fans, me atrevería a decir que más que Víktor Krum quién era el campeón de Durmstrang, también portada un uniforme nada acto para el clima y eso siempre la hacía tener un ceño fruncido plasmado en su cara y en cuanto a su carácter he de agregar que es bastante intimidante pero creo que solo lo hace para apartar a los chicos pesados que no la dejan en paz.

Salgo de mis pensamientos cuando siento como una cálida brisa se va extendiendo por mi cuerpo, sin voltear hacia las puertas del Gran Comedor ya sé de quién se trata; otra cosa que ha pasado aparte de intercambiar miradas con Fleur es saber por medio de esta sensación de calidez cuándo entra o está cerca de alguna habitación, bastante extraño a decir verdad.

-Cierta rubia está a la espera de que le regales una mirada, vamos Eli no te hagas de rogar-.

-No la molestes. Aunque debo de admitir que Theo no se equivoca, Delacour no te quita la mirada de encima-.

Inmediatamente levantó la vista de mi almuerzo y en efecto Fleur me está mirando, cuando ve que tiene mi atención me da una pequeña sonrisa para después entablar una conversación con una de sus compañeras, me siento algo confundida por el gesto pero ciertamente no me desagradó.

-Parece que están avanzando, ya no solo se acosan mutuamente ahora incluyeron sonrisas-.

-No la acosó Theodore, no sé de qué estás hablando-.

-Podemos seguir hablando de cómo Eli acosa a Delacour después, tenemos clase-. Habla Daphne levantándose.

-Oh no, tú también. No la acosó no entiendo porque pensarían tal cosa-.

-En realidad se acosan mutuamente, es bastante divertido ver cómo ninguna toma la iniciativa de presentarse formalmente en lugar de lanzarse miradas cada cierto tiempo-.

-Muy bien, pues lo haré para que dejen de decir que la acosó, cosa que no hago-.

-Y cuándo lo harás-.

-Ahora mismo-. Y antes de que pueda siquiera dar un paso Theo me toma de la cintura y dice divertido.

-No tan rápido tigre, primero espera a que terminemos con las clases y luego puedes ir a hablar con la francesita-.

Bufó pero tiene razón, no puedo darme el lujo de saltarme dos bloques de Pociones, Snape me hechizaría hasta el olvido si no tengo una excusa creíble.

A eso de las cuatro y media doy por terminada mi jornada, Theo y Daphne aún tienen clase de Aritmacia no comparto dicha clase con ellos porque decidí tomar Runas Antiguas. El castillo está bastante tranquilo a esta hora dado que la mayoría de alumnos aún sigue en clase, al doblar una esquina chocó con alguien, siento como la otra persona me toma del cuello para mantener el equilibrio y haciendo un esfuerzo sobrehumano logro mantenernos en pie. Estoy apunto de gritarle al extraño que tenga más cuidado cuando las palabras mueren en mi boca al ver de quién se trata.

- Je suis désolée, no fue mi intención chocar contigo-.

Las palabras no salen de mi boca y el tenerla aún rodeando mi cuello tampoco es de ayuda, ella al percatarse rápidamente suelta mi cuello y retrocede a una distancia segura, cuando me recupero hablo por fin.

-No te preocupes, la que debería disculparse soy yo, no estaba prestando atención a mi alrededor-.

Me da una sonrisa de dientes completos y asiente, nos quedamos ahí sin saber que hacer hasta que ella habla nuevamente.

-Que descortés de mi parte, me presento Fleur Delacour-. Creí que me iba a dar el típico apretón de manos Inglés pero en su lugar me planta un beso en cada mejilla. Rápidamente sentí como el calor fue subiendo a mi rostro y rezándole a Salazar para que no fuera tan obvio le respondí.

-Mia Black, un placer mademoiselle Delacour-. Ante esto último queda sorprendida por mi pronunciación y me aplaudo mentalmente.

-Tu francés es muy bueno pero no eres nativa tienes un ligero acento, no solo al hablar francés sino también el inglés-.

-Soy italiana, no creo que vaya a perder pronto el acento- Digo divertida.

-Puedo preguntar cómo es que dominas tan bien el francés-

-La familia por parte de mi madre era francesa, desde niña me gustó el idioma y lo aprendí-. No me di cuenta cuando fue que empezamos a caminar pero por lo qué parecía nos dirigíamos a los jardines.

-Entonces dominas tres idiomas, es bastante admirable-.

-Te lo agradezco. Y tú, ¿hablas otro idioma aparte del francés e inglés?-

Se quedó callada unos segundos y creí que había sido grosera al preguntarle aquello, iba a disculparme cuando habló.

-Hablo el idioma de los Veela-. Se queda esperando a ver mi reacción hasta que finalmente hablo.

-Habia escuchado rumores de que eras una Veela pero no estaba segura hasta ahora que me lo confirmaste-.

-¿Eso es un problema?- Veo como al preguntar aquello me da una mirada fría y todo su cuerpo se tensa así que rápidamente añado.

-En absoluto, no me importa que seas una Veela-. Al escucharlo tanto su mirada como su cuerpo se relajan y me da una sonrisa que correspondo.

-Solo soy un cuarto de Veela, por lo que el esclavo no debería de ser tan potente pero parece que fuera una de sangre pura porque no puedo entrar a una habitación sin que le afecte a la población masculina y aunque son pocas también a algunas chicas, pero a ti no te afecta, tienes voluntad fuerte-. Dice mirándome.

-Que no esté actuando como una idiota no significa que no sienta el esclavo-

-A que te refieres- Habla claramente confundida.

-¿No todos pueden sentir el esclavo?-.

-Claro, pero al sentirlo entran en un tipo de trance. Que quieres decir con que puedes sentirlo-.

-Siempre sé cuando entras al Gran Comedor o cuando estás cerca, es una brisa cálida o en algunos casos un hormigueo pero es bastante leve-.

Fleur me mira sorprendida y me estudia de cerca los siguientes 15 segundos. -¿Es algo malo?-. Preguntó ya que se ha quedado muda.

-No… Solo es raro que alguien pueda sentir el esclavo y no caer bajo sus efectos-.

Antes de que pueda responderle suena la campana dando por finalizadas las clases. Hablar con Fleur se sintió tan bien y tan fácil que no me di cuenta del tiempo que pasamos haciéndolo.

-¿Tienes un lugar al que debas ir?-.

-Madame Máxime ha de estar esperando a que llegue al carruaje-.

-¿Te gustaría compañía?-. Y nuevamente me aplaudo, pues al preguntar aquello Fleur me dio una hermosa sonrisa y un energético asentimiento.

Camino al carruaje varias miradas nos persiguen pero por primera vez no me siento incómoda y las ignoró, centrando toda mi atención en la rubia a mi lado. Llegamos más rápido de lo que me hubiera gustado admitir y con un suave beso en mi mejilla Fleur se despidió y se adentro al carruaje.

Rumbo al castillo mis pensamientos volaron a los ojos, la sonrisa y la voz de la rubia que momentos antes había dejado en la puerta de aquel carruaje. Ciertamente era bonita, muy bonita y muy en el fondo esperaba que nos pudiéramos conocer más y tal vez volver a hablar mañana.

Mon étoileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora