Capítulo XVIII

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Este capítulo contiene escenas (+18) si te incomoda o te molesta este tipo de contenido te pido que no leas el principio y saltes hasta los puntos que dan corte a dichas escenas ([...]).

Solo nosotras

A medida que iban avanzando Mia se sentía más nerviosa, no la malinterpreten, sus nervios eran de los buenos, se podrían interpretar como las típicas "mariposas" en el estómago.

Sabía que el haberle propuesto a Fleur pasar la noche juntas las llevaría a dar el "siguiente paso", aunque a decir verdad nunca tuvo otras intenciones cuando lo planeo.

Su idea era terminar la noche juntas, abrazadas y en paz.

Si, tal vez esperaba tener algo de besuqueo y una que otra prenda fuera de lugar, pero cuando se lo propuso a la rubia supo que habría más, dadas las circunstancias claro.

Al llegar a la parte trasera de la mansión ambas chicas sintieron una clase de tensión en el aire, se había vuelto más pesado por así decirlo.

-Ven, está empezando a hacer frío, será mejor que entremos- Dijo la joven Black.

-¿Tú abuelo no se molestará si estamos aquí?-.

Soltando una risita la pelinegra respondió -Esta mansión es Mía-.

-Vaya. Es, inesperado-.

-Lo sé, todo fue idea de mi abuelo, quería que todo pasará a mi nombre cuánto antes, no me dijo los motivos y por el momento no lo cuestione, aunque debo hacerlo pronto, es algo raro-.

Siguieron caminando por la mansión hasta las grandes escaleras y la tensión que hace unos minutos se había disuelto, volvió y, tal parece que con más fuerza.

Se miraron a los ojos unos agonizantes segundos hasta que se rompieron, pues ambas se lanzaron a los labios de la otra desesperadamente.

A pasos torpes empezaron a subir las escaleras pero el que no quisieran despegar sus labios no era de mucha ayuda.

Al sentir una puerta tras su espalda, Fleur la empuja y entran a tropezones.

Mirando su interior, Mia se da cuenta que es una de las habitaciones de invitados, vaya suerte.

Y sin darse cuenta ahora están en la gran cama con dosel.

Siendo consiente de sus posiciones, Mia se detiene y mirando a los profundos ojos que tanto le gustan, ojos que ahora están dilatados por la lujuria, pregunta -¿Estás segura amore?, no debemos hacer nada esta noche-.

-Oui-.

Y eso es todo lo que necesita para continuar dándole atención al cuello de la rubia. Minutos después ambas se encontraban ya desnudas, Mia fue bajando sus besos hasta sus senos, disfrutando mucho los sonidos que hacía Fleur, ya fueran necesitados o desesperados.

Sus besos fueron bajando, pasando por la intimidad de la rubia y deteniéndose en sus muslos, donde empezó a dejar unas cuentas marcas. Fleur movió sus caderas tratando de buscar algún tipo de fricción que calmara su necesidad y al notarlo Mia se dispuso a subir nuevamente por su cuerpo y al estar frente a frente, bajo su mano para empezar a estimular a la rubia.

Con uno de sus dedos rodeo su clítoris y con otro tanteo la entrada de la rubia, disfrutaba los tantos suspiros y gemidos que escapaban de la mujer bajo su cuerpo, la forma de morder sus labios tratando, inútilmente de detener los deliciosos sonidos que hacía, sus ojos mirándola con tanta pasión que la estaban haciendo perder la cabeza y la forma en la que su cuerpo se arqueaba por su toque.

Joder, era demasiado.

Al notar que Fleur estaba llegando a su punto de quiebre, aceleró sus movimientos y añadiendo un segundo dedo, siguió embistiendo a la rubia tan rápido cómo pudo.

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