Capítulo XXI

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¿Qué está mal?

—La pequeña Black— susurró el hombre, casi como si se estuviera burlando —Me será de gran utilidad en un futuro cercano, a pesar de ser tan solo una niña, magia poderosa corre en su venas y, por supuesto, debe estar a mi lado lo antes posi-

Sin darle lugar a terminar su discurso, un pequeño hombre con un gran parecido al de una rata y temblando a más no poder, exclamó con voz chillona.

—S-señor, ya l-lo se-se—

Girando bruscamente su cabeza y centrando su mirada en aquel patético manojo de nervios, dijo tan tranquilamente que las demás personas en aquella habitación se sorprendieron —¿Y lo que sabes es tan importante como para interrumpirme en medio de una reunión?—.

—M-mi señor, l-la ubi-ubicación e-xacta de-de los Potter—

Ante eso, el hombre envuelto en paños negros se levanto, mirando extasiado a todos lados y con una ultima frase de advertencia dice —Tráiganme a Mia Black, y maten a todo aquel que se interponga—.

[…]

—No seas incompetente Rowle, nuestro señor no habrá caído en vano. ¡Nos dio una tarea! ¡Y si no traes a esa mocosa aquí, cuando retorne yo seré la primera en ofrecerme para acabar contigo!—.

—¡Sé lo que tengo que hacer! Yo mismo mataré a los asqueroso traidores de sangre que la protegen—.

Una risa histérica se escuchó por toda la habitación y aquella mujer de salvajes rizos negros exclamó con notable diversión —Ah, el pequeño Thorfinn aún sigue enojado porque su sangre no es lo suficiente para ser considerado un Rowle—.

—Luego de que los mate, la fortuna Rowle será mía y nadie podrá hacer nada— Exclamó con un gruñido.

Todo volvía a estar oscuro, se sentía confundida.

Mia

No te alejes mi niña, ella es tu fuerza

...

Mia

Es hora de despertar mon cœur.”

La pelinegra despertó sobresaltada.

Estaba cansada.

Soltando un suspiro decidió levantarse, pero al percatarse que el lado de la rubia estaba vacío un desagradable nudo se instaló en su estómago.

—Hogwal—.

En un par de segundos el pequeño elfo apareció a su lado y notando el temblor en el cuerpo de la pelinegra exclamó —La joven Black debe respirar—.

Ignorando deliberadamente lo dicho por el elfo, preguntó agitadamente —Hogwal ¿Dónde está Fleur?—.

—Hogwal no ha visto a la ama Fleur desde que volvió anoche de su caminata

Dejó de escuchar pues ya estaba en el pasillo, corriendo escaleras abajo y dijo tan alto como pudo —Hogwal, busca a Fleur por toda la mansión—.

—Oh mierda, ¡No no!—.

Decidió ir al único lugar donde podría estar la rubia y corriendo tan rápido cómo sus piernas se lo permitieron se adentro al pequeño bosque que rodeaba la mansión.

Joder, había estado buscando por más de una hora.

Maldijo a sus ancestros por haber decidido tener un bosque en los terrenos y estaba a punto de golpear un árbol cuando una suave brisa tocó su brazo, fueron solo unos segundo pero aún así la sintió.

Decidió calmarse y poner a funcionar todos sus sentidos y quedándose tan quieta como pudo espero.

Su espalda sintió un escalofrío y sin esperar más, corrió hacia el norte rezándole a Salazar que el cosquilleo en su cuerpo no desapareciera.

Se detuvo en un claro cuando la vio, ahí acostado sobre un árbol, estaba Fleur.

Y sin esperar otro segundo más se acerco, vio como la rubia abrió sus ojos, parecía sorprendida y antes de que pudiera decir algo, se lanzó a sus brazos.

No pudo evitar soltar un sollozo, demonios, fue realmente estúpida.

Sintió a la rubia temblando levemente y si antes se sentía mal, ahora la culpa realmente la estaba matando.

—Ti prego di perdonarmi, sono stato imprudente e così accecato dal pensiero di perderti che l’unica cosa che ho pensato fosse giusta è stata allontanarti.— (Por favor, perdóname, fui descuidada y me cegó tanto la idea de perderte que lo único que creí correcto fue alejarte.)

—Merde, ¡Y por qué no hablaste conmigo! Eres mi pareja, tenemos un vínculo ¿Eso no es suficiente?, s’il vous plait, habla conmigo. ¿Qué está mal?—.

Soltando un suspiro, empezó a contarle todo; desde los sueños con sus padres y las pesadillas hasta su miedo por perder a sus seres queridos, por perderla a ella.

—Amour… No nos perderás, estamos contigo, estoy contigo. Somos más fuertes juntos—.

—Lo sé y espero no haberme dado cuenta tan tarde— Dijo bajando su cabeza.

Fleur tomo suavemente su rostro,  lo guío hasta que sus ojos se encontraran y dijo tan bajo que no creyó escucharlo —L’important, c’est que tu l’aies fait et que tu sois avec moi maintenant—. (Lo importante es que lo hiciste y que ahora estás conmigo.)

Su pecho se agitó y cerró la poca distancia que había entre sus cuerpos, probando nuevamente sus labios.

Labios que sabía, serían su perdición.

El beso se volvió más intenso e intentando disminuir el ritmo se separó un poco, pero la rubia fue más rápida y la atrapó con su cuerpo. Y en un susurró desesperado exclamó —No me alejes, no otra vez. Te necesito—.

El poco autocontrol que tenía la pelinegra se fue por la borda y esa mañana se volvió a entregar en cuerpo y alma a Fleur.

Los árboles y los suaves rayos de sol siendo testigos de aquello.

[...]

—A pesar de que no has vuelto a tener pesadillas me preocupa que algo llegue a pasar, debes hablar con Frederic—.

—El tiene demasiado en lo que centrarse por eso aún no regresa—.

—Entonces esperemos a que regresé, pero debes decirle—.

Acurrucándose más en su cuerpo susurró —No te haré cambiar de opinión no es así—.

Soltando una risita asintió y pegando más sus cuerpos dijo —Será mejor que nos levantemos debemos ir a Grimmauld Place—.

Soltando un bufido la pelinegra abrazó más fuerte a la rubia y refunfuñando dijo —Potter y su maldita manía para los problemas, ya está grandecito que vaya solo a la estación—.

—Amour, debemos ir a despedirlos—.

—Más bien escoltarlos—.

Fleur le dio una mala mirada y temiendo hacerla enojar, la pelinegra se levantó tan rápido que se mareo, tropezando a su paso con lo que parecía su camisa.

La risa de la rubia la hizo girar bruscamente y antes de que pudiera decirle algo, un picoteo en la ventana llamó su atención.

—¿De quien es?—.

—Del abuelo, aunque normalmente envía sus cartas en la tarde—.

Fleur miraba a su novia leer la carta en silencio, pero cuando la expresión de la pelinegra cambio decidió hablar.

—¿Todo bien?—.

—Dice que volverá mañana y que necesita hablar con la orden y luego con nosotras—.

—Entonces está todo bien—.

—Si es solo que, siento que no es nada bueno—.

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⏰ Última actualización: Jul 20 ⏰

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