Capítulo XII

216 29 4
                                    

La tercera prueba

Calidez.

Eso es lo que siento al sentir sus labios presionados contra los míos.

Su fragancia, sus labios, su calidez y sus delicados movimientos me tienen mareada y parece que por fin, después de semanas, la agitación en mi cuerpo se calma.

Lentamente nos separamos y lo primero que veo al abrir mis ojos es la hermosa sonrisa que me está dando la rubia e inevitablemente siento como le doy una sonrisa embobada y con un suspiro logro exclamar.

-Entonces...-

-Oui. Creo que eso confirma lo que ambas hemos estado reprimiendo todo este tiempo-.

-Vaya, esto es… Inesperado pero bienvenido-. Digo con una sonrisa.

-Lo es-. Y dicho eso se lanza nuevamente a mis labios y ciertamente no puedo decir que este disgustada.

Pasamos la siguiente media hora besándonos y es que sus labios, toda ella es tan adictiva que instintivamente lo supe.

Está mujer iba a ser mi perdición.

-Deberíamos parar ya-. Digo sin aliento.
Fleur asiente para luego volver a atacar mis labios y juro que seguiría besándola toda la noche pero con mi última pizca de voluntad logro separarme y escucho como suelta un suspiro frustrado para luego con voz de niña decir.

-¿Por qué?-.

-Porque nos saltamos la cena y probablemente tu directora me arrancará la cabeza si se entera que su campeona no comió por estar besándose con la misma chica que la ha estado entreteniendo durante semanas-.

-No se enterará, en estos momentos tiene que estar en algún lugar con el guardabosques-.

-Esta bien, pero antes comeremos algo-.

-Ya es bastante tarde-.

-Lo sé, por eso nos traerá la comida alguien que te he querido presentar desde hace un tiempo. Hogwal-.

La rubia me mira curiosa y antes de que pueda decir algo un pequeño estallido la sobresalta.

Ahí con un pequeño traje a la medida y unos zapatos lustrados se encuentra el elfo doméstico, quién con una sonrisa afectuosa y cariño en su voz exclama.

-Ama Mía, es un placer verla de nuevo. ¿Qué puede hacer Hogwal por usted?-.

-Hola amigo, también es un placer verte de nuevo, antes que nada me gustaría presentarte a alguien-.

Señalando a la rubia que está callada observando todo curiosa digo.

-Ella es Fleur Delacour, Fleur el es Hogwal, mi elfo doméstico-.

El pequeño elfo hace una reverencia y mira a la rubia con curiosidad, como tratando de encontrar algo y finalmente dice.

-Un placer conocerla señorita Delacour-.

-Lo mismo digo monsieur Hogwal-.

El pequeño se nota sorprendido y nos da una mirada algo nostálgica pero se compone rápidamente y pregunta qué necesitamos, así que sin más le digo que si puede traernos algo de comida porque perdimos la cena.

Se tarda unos minutos en irse mientras me da un regaño por saltarme la cena y alegar que debo alimentarme bien, luego de unas palabras más desaparece y nuevamente nos quedamos solas.

-Monsiur Hogwal te tiene bastante cariño-.

-Cuando nací, fue asignado como mi cuidador. Siempre estuvo al pendiente y se aseguraba de que no me metiera en tantos problemas, él junto con mi abuelo terminaron de criarme. Para algunos, los sangre pura son todos prejuiciosos y malvados, pero en realidad no todos son así, quiero a Hogwal como a un familiar más y estoy agradecida por lo que ha hecho por mi a lo largo de los años-.

Cuando terminó me encuentro con los ojos de Fleur algo llorosos y una sonrisa en su rostro y sin esperarlo estampa sus labios contra los míos y al alejarse exclama.

-Eres la persona con más corazón que he conocido y eso es una de las muchas cosas por las que me gustas-.

Hogwal aparece con dos platos de comida y cuando creo que se quedará más tiempo se disculpa y dice que debe volver a la mansión pues está terminando de arreglar unas cosas, con una última sonrisa y una promesa de que vendrá más seguido desaparece con un suave estallido.

Comemos en un cómodo silencio y al terminar busco algo de ropa para prestarle a Fleur porque obviamente no dejaré que se vaya siendo tan tarde.

Mis ojos se van cerrando de a poco y apretando a la rubia más contra mi siento como esa sensación de vacío desaparece al fin.



Hoy era la tercera prueba y desde que entré al Gran Comedor sentí que algo no iba bien, era una sensación algo extraña pero decidí ignorarla.

Salgo de mi última clase que comparto con Daphne y estamos a punto de ir a buscar a Theo cuando una pequeña rubia demasiado alegre impacta contra mi cuerpo.

-Hola Gabby-.

-Eli, Fleur te está buscando vamos a encontrarnos con maman et papa-.
Siento mi rostro perder color de inmediato y miro a Daphne alarmada, ella solo me observa divertida y con un suave suerte, se aleja.

Cómo qué conocer a sus padres, ¡No estoy preparada para esto!.

Cuando estoy apunto de perder los nervios aparece la rubia con una brillante sonrisa y me da un corto beso en la comisura de mis labios para luego meter su cabeza en mi cuello, en eso la escucho decir con voz amortiguada.

-Estas muy tensa cherie. ¿Qué te dijo Gabby?-.

La pequeña rubia le responde entusiasmada.

-Mia también nos acompañara con maman et papa-.

Fleur da un sonido afirmativo y emprendemos camino al comedor.

-Ni siquiera tengo mi mejor uniforme. ¿Por qué no me dijiste nada?-.

-Eres muy modesta cherie, no tienes nada de lo que preocuparte, además para este punto ellos ya saben la mayoría de cosas sobre ti, lo único que les falta es conocerte en persona-.

Al entrar al comedor divisó lo que parecen los padres de Krum, el padre de Diggory, Sirius y los Weasley, finalmente en la mesa azul se encuentra una mujer de aspecto joven, ojos tan azules como el océano, con el mismo cabello de Fleur aunque más platino, a su lado se encuentra un hombre bastante fornido, ojos avellana, con barba y cabello azabache y parece que mis nervios se incrementan al haber captado su atención.

Gabby sale corriendo y se estrella contra los brazos del hombre mientras que Fleur coge mi mano y acelera un poco más el paso.

Al pasar por la mesa de los leones, Sirius y Potter junto con los Weasley no quitan su mirada de nosotras pero rápidamente los descarto y centro mi atención en la pareja que nos mira curiosos.

-Maman, papa. Les presento a Mía Black, Mía ellos son mis padres, Apolline y Jerémie Delacour-.

-Es un placer conocerlos, Fleur me ha hablado mucho de ustedes-.

Ambos se ponen de pie y prosiguen a darme los típicos besos en la mejilla y la madre de Fleur exclama con voz un tanto pícara.

-El placer es nuestro querida, Fleur también nos ha hablado mucho de ti, tanto que solo nos faltaba ponerle una cara a la joven de cabello negro ondulado y unos peculiares pero hermosos ojos café grisáceos-.

Mi mirada se encuentra con la de Fleur y ambas compartimos un suave sonrojó.
Tomamos asiento y se entabla una charla simple hasta que la atención del padre de Fleur se centra en mí y pregunta con una voz que debo decir si me intimidó un poco.

-Y cuéntanos Mía, ¿Ya cumpliste la mayoría de edad?-.

-Si señor, hace unos meses, en julio para ser exactos-.

-Entonces eres mayor que mi Fleur-.

Nerviosa doy una respuesta afirmativa y ahora parece que mi atención la tienen ambos padres porque la siguiente en lanzarme una pregunta es la señora Delacour.

-¿Eres Italiana, oui?-.

-Si señora-.

-Eres demasiado formal, puedes llamarme Apolline. ¿Ya tienes planeado lo que vas a hacer al terminar Hogwarts?-.

-En realidad tengo algunas opciones, aunque lo más probable es que haga el entrenamiento de auror-.

-¿Y qué dicen tus padres?, es más, sería increíble si un día nos reunimos todos juntos-.

-¡Maman!-.

Me remuevo en mi puesto y algo vacilante respondo.

-Yo no… Mis padres murieron cuando aún era una niña-.

-Je suis vraiment désolée, no tenía idea. Perdona mi imprudencia Mía-.

-Está bien, no sé preocupe-.

Siento a Fleur entrelazar nuestras manos y darme un ligero apretón y la tensión en mi cuerpo desaparece.

Dumbledore anuncia que la prueba esta por iniciar y nos hace dirigirnos al Campo de Quidditch.

Fleur se va con Madame Máxime no sin antes recibir un abrazo aplastante por sus padres y Gabrielle, luego se gira hacia mí e inmediatamente la estrelló contra mi cuerpo.

Sin importarle que sus padres estén presentes estampa sus labios con los míos y sin poder evitarlo le devuelvo el beso para luego desearle buena suerte.
Los señores Delacour me miran sonrientes y Apolline exclama alegre.

-Desde que las vi entrar por las puertas del comedor percibí su magia, está entrelazada sabes-.

-Tienes nuestro consentimiento Mía, cuida a nuestra Fleur-.

Y dicho eso el señor Delacour me da una ligera palmadita en el hombro y continuamos nuestro camino al campo de quidditch.

Parece que los Delacour no fueron los únicos en ver el beso con Fleur porque Sirius y los Weasley se encuentran sorprendidos y el zanahoria menor me mira celosamente.

Al llegar al campo nos encontramos con un enorme laberinto, Dumbledore anuncia que los campeones entrarán según su puntaje.

Los primeros en entrar son Diggory y Potter, luego Fleur y finalmente Krum.
Han pasado por lo menos dos horas desde que entraron y estoy muy inquieta, cuando de repente chispas rojas se hacen notar y minutos después aparece Fleur toda sucia y rasguñada.

Intento ir hacia ella pero no me permiten bajar de las gradas, a los minutos aparece Krum algo ido y por lo que dicen, estaba bajo la maldición Imperius.

Esto no pinta nada bien. Pasa otra hora y Potter llega junto con Diggory, todos empiezan a celebrar pero algo no está bien, el de lentes no se aleja del cuerpo de Diggory y este no se mueve en absoluto.

El grito aterrorizado de Fleur me alerta y sin pensarlo dos veces salto de las gradas y corro hacia ella, rápidamente envuelvo mis brazos en su cuerpo y siento como solloza y tiembla, le trato de preguntar que ha pasado pero los gritos del señor Diggory y Potter me dejan helada.

-¡ES MI MUCHACHO!, ¡MI HIJO!-.

-¡Es él!, ¡El ha vuelto!. ¡VOLDEMORT HA VUELTO!-.

Cedric está muerto y el loco que mandó a matar a mis padres había vuelto.

Y en ese momento escuchando los lamentos del señor Diggory y los tantos gritos de pánico, lo supe.

Tiempos oscuros se avecinaban, se tendrían que escoger bandos y una guerra nos esperaba a la vuelta de la esquina.

Mon étoileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora