Tu espera...
Eran las 9 de la mañana. Emily se despertó lentamente y miró a su alrededor en busca de Cate, pero no la encontró a su lado. Luego, volvió su mirada hacia el balcón y vio a Cate desayunando. Emily, con una voz somnolienta, le dio los buenos días.
Emily: Buenos días...
Cate la miró de reojo con una pequeña sonrisa y luego se giró completamente para enfrentar a Emily
Cate: Buenos días. Ya te estaba preguntando cuándo te despertarías. El desayuno llegó hace unos minutos.
Emily se levantó, se puso una bata y se acercó a Cate. Antes de sentarse, le dio un beso rápido y luego tomó asiento.
Emily: Gracias por esperarme.
Cate, en tono de broma, le dijo que pensó que no se despertaría hasta la tarde, a lo que Emily rió.
Cate: Pensé que te habías convertido en una marmota.
Emily preguntó si Cate tenía algo planeado para el día. Cate negó con la cabeza mientras comía una tostada.
Cate: Hoy no tenemos actividades programadas, así que es un día libre.
Emily: ¿Y qué haremos durante todo el día?
Cate la miró con una sonrisa pícara y no respondió.
Emily: ¿Por qué no me dices qué tienes planeado?
Cate: Es una sorpresa, Emi. Tendrás que esperar un poco. Además, no te diré nada más.
Emily, preocupada por lo que Cate tenía en mente, le reclamó que le dijera. Cate respondió con firmeza.
Cate: No insistas, Emi. Si sigues así, menos te diré. Solo espera unas horas, y entonces vendrán a buscarnos.
Emily la miró seriamente, pero Cate le sonrió y le aseguró que no cambiaría de opinión.
Cate: No me mires así. No lograrás que te lo cuente.
Ambas continuaron desayunando, con una sensación de emoción en el aire ante la misteriosa sorpresa que Cate tenía planeada.
Luego de terminar de desayunar, Cate se levantó y comenzó a preparar algunas prendas en un bolso grande. Emily se puso de pie y, con una expresión más seria, le preguntó a dónde tenían que ir, al menos para que le contara qué necesitaba guardar en un bolso no tan grande.
Emily: ¿Puedes al menos decirme a dónde vamos? ¿Qué estás empacando?
Cate la miró con una sonrisa misteriosa.
Cate: No te preocupes, Emi. Ya he organizado todo.
Emily soltó un suspiro y se sentó en la cama, esperando a que Cate terminara de preparar las cosas. Una vez que Cate terminó, se sentó junto a Emily, quien no pudo evitar comentar sobre su impaciencia.
Cate: No te enojes, mujer. Pareces una niña de 5 años con lo impaciente que estás.
Emily sonrió ante el comentario de Cate y la tomó de la mano.
Cate: Lo siento si te tengo en vilo, pero te prometo que valdrá la pena. Ahora, ¿estás lista para la sorpresa?
El teléfono de la habitación sonó, y Cate atendió. Era la recepcionista, quien le informó que su auto ya estaba listo en la parte de abajo del hotel. Cate agradeció y confirmó que estaban en camino. Después de colgar, Cate tomó el bolso y la mano de Emily, le sonrió y ambas salieron de la habitación para dirigirse al auto.
Una vez dentro del auto, Cate no dijo nada, pero el chofer comenzó a conducir. Emily miró a Cate con curiosidad.
Emily: ¿A dónde nos llevan?
Cate la miró con una expresión juguetona.
Cate: ¡Es una sorpresa, recuerda! Te lo diré pronto, pero por ahora, disfrutemos del viaje.
Después de una hora de viaje, el auto hizo una parada técnica. Cate aprovechó para ir al baño, y ambas compraron algunos dulces para disfrutar durante el resto del viaje. Antes de subirse al auto, Emily tomó la mano de Cate y preguntó cuánto faltaba para llegar, demostrando su impaciencia.
Emily: Cate, ¿cuánto falta para llegar? Ya llevamos una hora en el auto.
Cate sonrió ante la ansiedad de Emily y le respondió.
Cate: Eres muy impaciente, ¿sabes? Pero está bien, falta aproximadamente una hora y media más. Así que vamos a seguir.
Emily asintió, se subieron al auto. Ambas continuaron su viaje con entusiasmo, disfrutando de los dulces y la conversación mientras se acercaban a su destino.
En medio del viaje, el celular de Cate sonó, y para su sorpresa, era Andrew.
Cate: (Atendiendo el teléfono) Hola, Andrew.
Andrew: Hola, cariño. ¿Cómo van las cosas en París?
Cate: Todo va muy bien, gracias. Estoy trabajando en algunos proyectos interesantes aquí.
Andrew: Me alegra escuchar eso. Escuché que estás teniendo éxito.
Cate: Sí, estoy contenta con cómo van las cosas.
Andrew: ¿Estás en algún viaje? ¿A donde vas?
Cate: Estamos recorriendo la ciudad.
Andrew: ¿estamos? Sonó en conjunto, eso...
Cate:Eh... es que estoy con algunas amigas, me acompañaron porque sino me iba a aburrir sola.
Andrew: Ah, ¿okey? Bueno... ¿Cómo estás disfrutando de la ciudad? París es hermosa, ¿verdad?
Cate: Sí, París es maravillosa. Estoy aprovechando al máximo mi tiempo aquí.
Andrew: Bueno, me alegra saber que te está yendo bien. Cuídate y nos vemos la otra semana, espérame, ya tengo muchas ganas de verte.
Cate:Yo... yo igual.
Andrew: Te extraño y te amo mucho.
Cate:Yo también, Andrew.
Andrew: Disfruta y cuídate, adiós.
Cate: Gracias. Hablamos luego. Adiós.
Cate colgó el teléfono, aliviada de no haber revelado la presencia de Emily en París. Emily la miró con curiosidad, esperando a que terminara la llamada.
Emily: ¿Todo está bien, Cate?
Cate asintió con una sonrisa.
Cate: Sí, todo está perfectamente bien. Sigamos disfrutando del viaje, Emi.
Después de que el viaje en auto finalmente terminó y llegaron a su destino, Cate bajó las cosas y el auto se fue. Emily, intrigada, le preguntó a dónde habían llegado. Cate la miró con una sonrisa y respondió:
Cate: Llegamos a... Dieppe.
Emily, un poco sorprendida, preguntó si se quedarían allí todo el día.
Emily: ¿nos quedaremos aquí todo el día?
Cate asintió pero añadió un toque de misterio.
Cate: No exactamente aquí, sino ahí.
Señaló hacia el mar.
Emily se mostró aún más sorprendida y preguntó: ¿En el mar?
Cate asintió con una sonrisa juguetona.
Cate: Alquilé un pequeño yate para las dos.
Emily, abrumada por la sorpresa y agradecida, le dio las gracias de manera discreta, sin mostrar ningún gesto físico para evitar que las vieran. Pero Emily tenia una duda.
Emily: Cate... ¿Tu sabes manejar esa cosa?
Cate: No, no sé manejar un yate, pero hemos contratado a nuestro propio capitán para que nos lleve.
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two glances do not meet by chance
RomanceEn las calles bulliciosas de Nueva York, donde las luces destellaban y el arte se fundía con la esencia de la ciudad, comenzó a tejerse una historia que cambiaría el curso de dos vidas de manera inesperada. Una joven de diecinueve años, cuyo corazón...