CAPITULO 48:

61 7 0
                                    

Adiós

[Al otro día]

Cate se encontraba ocupada durante todo el día. Habló con personas de su trabajo, explicó su situación y se aseguró de que los asuntos pendientes estuvieran encaminados. Cada despedida era dolorosa, sabia que no dejaria todo por completo, pero se tomsria algunos meses para arrglar con todo Andrew. A medida que avanzaba el día, la ansiedad crecía y las horas parecían volar.

Finalmente, llegó la noche y se preparó para su vuelo que saldría a la 1 de la madrugada. Unas horas antes del vuelo, Cate se atrevió a hacer algo.

Cuando Andrew se había ido a hacer unas compras, Cate tomó la oportunidad. Tomó las llaves de su auto y se dirigió a la casa de Emily. Cuando llegó, se quedó en la puerta, si tocaba no había vuelta atrás. Rogaba que le abriera la puerta Carla o alguna mucama, excepto Emily y/o Robert. Hasta que por fin tocó. Esperó unos minutos, y cuando le abrieron, un suspiro de alivio salió de su boca. Era Carla.

Cate miró a Carla, quien la observaba con sorpresa y preocupación. Sus ojos se encontraron en un silencio incómodo antes de que Cate rompiera el hielo.

Cate: (murmuro con urgencia en su voz) Carla, necesito hablar contigo.

Carla salio afuera con Cate, para que nadie las vea.

Carla: (preocupada) ¿Qué sucede, Cate? ¿Necesitas que llame a Emily? Esta muy mal...

Cate miró a Carla con determinación, con el sobre en la mano.

Cate: (seria) No, por favor, no llames a nadie. Solo he venido para que le entregues esto a Emily.

Carla miró el sobre con curiosidad.

Carla: (confundida) ¿Qué es esto?

Cate le dio una mirada intensa, como si llevara el peso de un gran secreto.

Cate: (misteriosa) Es algo que Emily necesita ver. No puedo decirte más. Por favor, entrégaselo y asegúrate de que llegue a sus manos.

Sin añadir una palabra más, Cate dio media vuelta y se alejó apresuradamente, montando en su auto y desapareciendo de la vista de Carla.

Carla se quedó en el umbral de la puerta, sosteniendo el sobre con intriga y confusión. La partida de Cate la dejó con más preguntas que respuestas, y con la responsabilidad de entregar ese misterioso mensaje a Emily.

Se hicieron las 12 de la noche, y Carla se dirigió a la habitación de Emily, quien estaba sentada en la cama, mirando su celular.

Carla se sentó a su lado, pero no dijo una palabra. Emily la miró con curiosidad y preguntó si necesitaba algo. Carla negó con la cabeza y luego, con cautela, le preguntó qué estaba haciendo.

Emily levantó la vista de su teléfono y suspiró.

Emily: (suspirando) Estoy intentando comunicarme con Cate. Necesito hablar con ella.

Carla finalmente encontró el momento adecuado y le dijo a Emily que Cate le había entregado una carta para que ella la leyera. Los ojos de Emily se iluminaron de emoción y se levantó de la cama, preguntando si Cate aún estaba abajo. Carla negó con la cabeza.

Carla: (seria) No, Emily. Cate entregó la carta y se fue.

Emily, desconcertada por la partida repentina de Cate, volvió a sentarse en la cama, pero esta vez tomó la carta entre sus manos. Con manos temblorosas, abrió el sobre y comenzó a leer lo que Cate le había escrito.

"Querida Emi,

Bueno, no sé por dónde empezar. Primero que nada, quiero agradecerte por todo lo que hiciste por mí durante todos estos meses; has sido un verdadero ángel. Eres una chica encantadora, y te juro que me encantas. Disfruté cada momento que pasé a tu lado. Amo lo que eres, cada parte de tu ser: tus ojos, tu boca, tus manos. Eres perfecta, Emi. Pero no podemos seguir con esto. Como te dije, te amo, pero eres joven y tienes toda una vida por delante,  yo se que vas a llegar muy lejos si te dedicas a lo que te gusta, porque dos muy buena en lo que haces, claro que te va a costar muchísimo trabajo tener lo que quieres, tendras que levantarte temprano, a veces tendras que estar lejos de las personas que quieres, vas a sacrificar mucho, pero al final, la recompensa va a ser muy grande y yo tengo una carrera que debo mantener. Perdóname, mi amor, pero no quiero causarte sufrimiento. Sería una tortura para ti. No puedo imaginarme un día en el que no estés, porque mi vida no será la misma. Pero no puedo retenerte.

Sé que en algunos días te descuidé y no te di lo que tú me diste. Ojalá puedas perdonarme. Quiero que seas feliz, Emi, y siempre estaré agradecida por el tiempo que pasamos juntas. Esos malditos ojos tuyos siempre me volvieron loca; me hicieron el amor con solo mirarlos. Si nunca llego a verte de nuevo, ten la certeza de que siempre te llevaré conmigo, en mi interior, en mi mente, en mis dedos, en lo más profundo de mi ser. Pero no puedo hacerte entender, y ni siquiera puedo explicármelo a mí misma. Sin embargo, estoy segura de una cosa: si nos encontramos dentro de diez años, Emi, mi corazón seguirá acelerándose al verte.

Recuérdame, aunque sea en un rincón y en secreto. No me dejes ir.

Adiós, Emi. Te amo con todo mi ser."


A medida que leía, sus emociones se convirtieron en una tormenta incontrolable. Cate la amaba, pero la carta también la desgarraba con una noticia inesperada. "No podemos seguir con esto", escribió Cate, y las lágrimas llenaron los ojos de Emily.

La confusión se apoderó de ella. ¿Por qué Cate había decidido alejarse? ¿Qué había sucedido para que tomara esta decisión? Emily quería respuestas, pero la carta no ofrecía muchas. Su corazón latía con fuerza, mientras el dolor comenzaba a emerger.

Las palabras de Cate se volvían más confusas a medida que avanzaba en la carta. Le hablaba de su temor a retenerla y hacerla sufrir. Emily no entendía por qué Cate creía que su relación era un sufrimiento. Su mente estaba llena de preguntas sin respuesta, y su respiración se volvía irregular.

El enojo y la frustración también surgieron. ¿Por qué Cate no podía simplemente quedarse y luchar por lo que tenían? Emily se sentía impotente ante esta decisión repentina.

La carta concluyó con una mezcla de tristeza y esperanza. Cate le pidió que la recordara, aunque fuera en secreto. Emily tenía un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos. La carta era un torbellino de emociones, y Emily se encontraba en medio de esta tormenta.

Finalmente, dobló la carta con cuidado y la sostuvo en sus manos temblorosas. No sabía qué camino tomar a partir de aquí, pero sabía que su vida había cambiado para siempre. La carta de Cate había desatado una tormenta emocional que la acompañaría en las decisiones difíciles que debía tomar.

two glances do not meet by chance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora