Al despertar al día siguiente, Emily encontró a Carla en su habitación, ocupándose de recomponer las cosas que ella misma había arrojado con furia por la ventana la noche anterior. Sus ojos estaban hinchados por las lágrimas y la falta de sueño, y la presencia de Carla la tomó por sorpresa.
Carla: (con voz seria) Emily, entiendo tu enojo, pero no debiste tirar todas las cosas que Cate te había dado.
Emily no respondió de inmediato, sino que observó en silencio mientras Carla recolectaba los objetos esparcidos. A pesar de su enojo y su deseo de borrar todo rastro de Cate de su vida, una parte de ella se sintió reconfortada por el gesto de Carla, por el cuidado y la preocupación que mostraba al intentar restaurar esos objetos.
La habitación se llenó de un silencio pesado mientras Emily y Carla trabajaban juntas para poner en orden los recuerdos rotos de su relación con Cate. Aunque el dolor seguía presente, la presencia de Carla era un recordatorio de que no estaba sola en este proceso de sanar y reconstruir su vida.
Carla se sentó en la cama frente a Emily, quien la miraba con ojos vidriosos y la mirada perdida en el pasado. Con gentileza, Carla le acomodó el cabello, tratando de transmitirle apoyo y comprensión en medio de su dolor.
Carla: (con ternura) Emi, encontré esto mientras recogía las cosas.
Emily lo miró, sin tomar el papel y con una voz apagada le dijo:
Emily: Cate me lo dio en Francia, son algunos números de teléfono y contactos que podrían ayudarme a vender o mostrar mis obras.
Emily tomó el papel, lo miró brevemente y lo dejó a un lado, sin mostrar mucho interés. Su dolor y enojo seguían presentes, y el simple hecho de recordar a Cate le resultaba insoportable.
Carla, sin embargo, volvió a tomar el papel y se lo entregó a Emily, insistiendo con delicadeza:
Carla: Emi, sé que esto es difícil, pero quizás deberías considerar llamar a estos contactos. Tu arte es increíble, y podría ser una oportunidad para avanzar en tu carrera. Cate, de alguna manera, creía en ti y en tu talento.
Emily suspiró profundamente, sintiendo una mezcla de emociones. Finalmente, levantó la mirada hacia Carla.
Emily: (con voz apagada) Tal vez tengas razón.
Emily se levantó con una expresión apagada en el rostro y se dirigió al baño. La tristeza que la había invadido en los últimos días seguía presente mientras se desvestía con lentitud y se miraba al espejo.
El agua caliente de la ducha la envolvió, pero en lugar de sentirse reconfortada, solo notaba una sensación de vacío. Dejó que el agua corriera sobre su piel, pero en lugar de disfrutar de la sensación, se sentía como si las lágrimas que habían inundado sus ojos se mezclaran con el agua de la ducha.
Cada gota que caía sobre ella era como un eco de su tristeza, y mientras se lavaba el cabello y el cuerpo, su mente seguía atormentada por los recuerdos de Cate y la sensación de pérdida que la abrumaba. La ducha se convirtió en un acto mecánico, y Emily se sintió atrapada en su propia melancolía, deseando que el agua pudiera lavar el dolor que sentía en su interior.
[En Alemania]
Cate había llegado a Alemania sin ser reconocida por sus fans, lo cual le proporcionó cierto alivio y privacidad. A pesar de haber escapado de la situación en casa de Emily, la mezcla de emociones que la invadía no la abandonaba.
Se sentía dividida internamente. Por un lado, había tomado la decisión de alejarse de Emily para protegerla y permitirle seguir adelante sin verse afectada por los desafíos de la fama y la vida pública. Por otro lado, el dolor de dejar a quien amaba la consumía por dentro.
Mientras se encontraba en su "casa" temporal en Alemania, se sentía aislada y solitaria. La habitación estaba llena de recuerdos de Emily, y aunque sabía que había tomado la decisión correcta, no podía evitar la sensación de que algo faltaba en su vida.
La tristeza de haber dejado a Emily se mezclaba con la incertidumbre sobre su futuro y la necesidad de encontrar un equilibrio entre su carrera y su vida personal. Cate se sentía como si estuviera en un limbo emocional, atrapada entre sus sentimientos y las decisiones que había tomado.
Después de bañarse, Emily tomó una decisión. Miró el papelito que Carla le había entregado, donde estaban anotados varios números de teléfono y contactos que Cate le había dado. Aunque aún sentía tristeza y enojo, una chispa de determinación comenzó a crecer en su interior.
Tomó su teléfono y marcó el primer número. La voz al otro lado del teléfono la escuchó con paciencia, pero finalmente le explicó que no estaban interesados en su arte. Emily sintió una punzada de decepción, pero no se rindió.
Luego, marcó otro número. La conversación fue breve, y Emily pudo sentir que la persona al otro lado entendía su pasión por el arte, pero lamentablemente no podían ayudarla en ese momento.
Después de varias llamadas infructuosas, Emily comenzaba a desanimarse. Sin embargo, decidió marcar el último número de la lista. La persona que respondió parecía interesada en su trabajo y le pidió que le enviara muestras de su obra.
Emily: (con esperanza) ¡Claro! Estoy emocionada de compartir mi trabajo contigo. Gracias por darme esta oportunidad.
La llamada le dio un rayo de esperanza en medio de su dolor. Aunque el pasado con Cate seguía siendo una herida abierta, Emily comenzaba a vislumbrar la posibilidad de un futuro en el mundo del arte.
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two glances do not meet by chance
RomanceEn las calles bulliciosas de Nueva York, donde las luces destellaban y el arte se fundía con la esencia de la ciudad, comenzó a tejerse una historia que cambiaría el curso de dos vidas de manera inesperada. Una joven de diecinueve años, cuyo corazón...