Day 8: ⚠️

444 24 5
                                    

Omegaverse

🐺

Después de que Haggis le envía un mensaje de texto a Apolo, exigiendo su presencia en la Villa Espartana para cuidar de su omega en precalentamiento, Apolo encuentra a un Leónidas sudoroso y sin camisa intentando descargar sus frustraciones entrenando con sus soldados.

Por suerte para Leo, Apolo está más que feliz de ayudarlo.

🐺

Si bien esta es una semana LeoPolo, debo confesar que no me siento cómoda escribiendo contenido sexual con Leónidas Top, así que me disculpo, pero escribiré como me genere comodidad a mi, siguiendo los roles que siempre hago. Los capítulos con el emoji ⚠️ serán aquellos con dicha distinción.

🐺

Apolo camina por su armario, sin duda la confusión escrita en todo su rostro. Podría haber jurado que tenía cierta camisa, una nueva incorporación a su guardarropa con la intención de ir a juego con Leónidas, pero no importa cuánto tiempo la busque, simplemente no la encuentra.

Intenta no prestarle mucha atención, se habrá perdido entre tantas túnicas y capas, buscando una camisa diferente, pero también falla en su búsqueda. Apolo deja escapar un resoplido, sacudiendo la cabeza mientras escoge algo al azar, preguntándose a dónde habrán ido a parar sus camisas, ¿las ninfas habrán acomodado sin avisarle?

Después de vestirse, el Dios se para frente a uno de sus espejos para maquillarse, se pone las piedras preciosas en el rostro y desliza suavemente los dedos por su cicatriz, sonriendo a su paso. Antes de que pueda salir de su habitación y ponerse a trabajar en algunos documentos que Hermes le encargo bajo mandato de su padre que, su dispositivo de mensajería suena, una notificación con un nombre conocido aparece en la pantalla.

Haggis

>>¡Dios Apolo! ¡El señor Leónidas está siendo MALVADO hoy!

>>Debe venir y hacerse cargo. Acaba de hacer llorar a alguien.

>>¡Mi señor está muy alterado! ¿Qué carajo le hizo ese saco de boxeo para tratarlo así?

[Imagen adjunta]

Apolo mira la foto y una sonrisa lentamente cruza sus labios. Leónidas está sin camisa y sudoroso, sus ojos brillan con un brillo plateado, tan diferente al omega convencional y tan Leo a la vez, mientras descarga sus frustraciones con un saco de boxeo. Su teléfono vuelve a sonar y Apolo deja escapar un bufido divertido.

Haggis

>>¡SEÑOR APOLO! ¡POR FAVOR! LA SEÑORITA GEIRÖLUL NO PUEDE QUEDARSE HOY Y ESTAMOS SOLOS ¡¡ESTÁ EXIGIENDO QUE ENTRENE CON ÉL!!

Apolo tira el dispositivo sobre su cama. Sus manos se giran en un movimiento circular, empujando y obligando a su magia a crear un portal. No suele usarla para esta clase de cosas, pero a situaciones desesperadas...

Entra en el portal y al salie del otro lado se encuentra en la entrada de la Villa Espartana. Mientras camina, asiente a los soldados que pasan, algunos lo ignoran, otros corresponden a su saludo. Apolo no puede preocuparse de ellos, demasiado interesado en encontrar a Leónidas en el área de entrenamiento.

—Vamos, de pie, Haggis —dice Leónidas, saltando de un pie al otro—. No te dejaré ir tan fácilmente.

—¿Fácil? —Haggis gime y lentamente se pone de pie—. Mi señor, el hecho de que esté a punto de entrar en celo y necesite sacar toda esta energía acumulada no significa que deba patearme el trasero.

Από τους τρόπους που σε αγαπώ --- apoleoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora