Eleftheria Alves nunca sintió
preocupación
o miedo menos soledad.
Lo tenía todo en su isla Enaola, ahí estaba su familia
sus amigos y
sobre todo el mar.
Ese color celeste que rodeaba
lo que más
queria.
Pero 𝐍𝐚𝐝𝐚 fue como
ella quería.
Me llevaron a la oficina del capitán morgan y en todo el transcurso sentía la mirada del espadachín. Cuando entramos a la oficina, el capitán estaba puliendo su mano de hacha,Él al levantar la mirada sonrió con gracia.
—Por lo visto no fue tu día de suerte—Habló dirigiéndose hacia mi-Roronoa Zoro "el demonio" el chico que mandó a la enfermería a cuatro de mis hombres sin desenvainar, algo bastante sorprendente.
—No era mi intención causar tanto escándalo—Respondió Zoro con voz ronca.
—Tienes mucho potencial como para desperdiciarlo en eso-Miro hacia el saco—lo mismo para ti Alves serias un gran marine con tu rapidez e inteligencia dejarías de rodar en isla tras isla.
—Créeme aun no he caído tan bajo como para ser parte de la marina-Hable con gracia sin importar que el me viera con ojos esperanzadores.
—Da lo mismo, solo quiero mi dinero— Interrumpió el espadachín algo inquietante.
—Tendrás tu recompensa pero, no sin un castigo, asaltar a un marino son siete días expuesto en el patio sin comida y sin agua—Explicó quedando de frente del peliverde.
—Y tu—me observó de arriba a abajo pensado analiticamente—por robar a la marina y no seguir las reglas dictadas serás sentenciada a dos días en el patio y tres semanas en el calabazo.
—Pero si se unen a la marina, todo puede ser olvidado— Sugiere astutamente.
—Tengo mi propio negocio, no me da tiempo para jugar a los disfraces—Espeto Roronoa.
—Que lastima,por que no podrás recolectar ningúna recompensa en ningún lugar cuando te exponga y tampoco serías recibida en ninguna isla mi querida Eleftheria.—Nos amenazó apoyándose en su escritorio sintiéndose superior.
-Así que ustedes eligen,¿Una nueva carrera?-Habló con tono burlón
-¿Siete días? Esta bien, los usaré para descansar-Dijo con gracia Roronoa.
Morgan me miro esperando una respuesta.
-Prefiero ser comida de cerdo que estar a tu servicio-Exclame sin más.
-Como quieran-Con un movimiento de mano hizo que lo demás marinos nos sacaran de su oficina.
☠︎︎
Estuve toda la noche con el espadachín amarrados a los palos del patio. Me era insoportable lo apretado de las ataduras, la paciencia se me estaba agotando, era muy tonta si creía las palabras de Morgan.
-Si sigues así, te lastimaras las muñecas-advirtio el espadachín levantado la mirada del piso por primera vez.
-Quizás lo haga, pero no voy a quedarme un segundo más en este lugar, créeme, Morgan no es un hombre de fiar, cuando lo vea adecuado nos cortara la cabeza él mismo- Respondí.
El sonido de unos pasos acercándose hicieron que mirara al puerta de la marina y al ver quiere ya me había arrepentido de voltear a ver.
-Que hermosa mañana verdad- Intervino Helmeppo, llegando junto a dos hombres de la marina
-El gran demonio y la viajera-Dijo con gracia para después soltar una risa, acercado su rostro al mío-Más bien unos pobres perritos sin escapatoria
-¿Qué dices,perrito?¿Quieres hacer unos trucos para nosotros?-Se dirigió hacia Zoro.
Zoro al escucharlo intentó acercarse hacia Helmeppo haciendo que este se asustara y sacara mi lanza para defenderse.
-Quita tus mugrosas manos de mi lanza- Grite,moviéndome sobre los palos
-¿Qué tiene de especial este palo?¿Mmm?-dijo con desprecio arrugado l cara para luego hacer movimientos con mi lanza.
-Disfruta estos sietes días-Interrumpió Roronoa-Por que cuando salga de aquí tú vas a suplicar.
-¿Cuando salgas tonto?¿Crees que mi padre te va dejar ir?- se burló- ustedes van a morir.
El rubio oxigenado se marchó con una sonrisa victoriosa.
-Maldito-Murmure entre dientes.
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