Cap 10 - El Ascenso de Scar (1)

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Han pasado algunos días desde que tuvieron ese encuentro con Zira y su familia, desde ese entonces, no los han vuelto a ver, desde entonces, claramente, y nadie se queja de eso.

Mientras los días han pasado, la sequía llegó, y llegó fuerte, durante esos días que han sido mucho trabajo, Miguel y Ángel estuvieron y siguen ayudando a la guardia para que el trabajo no sea tan pesado. Durante todo el día, han estado ayudando a otros animales, sacándolos del fango pegajoso, sacándolos de lugares secos y llevándolos hacia abrevaderos, o hacia lugares con más vegetación, etc.

- Chicos, vamos - dijo Kion para que el resto lo siguiera.

Llegaron a un árbol con muy pocas hojas, ahí pudieron ver a una jirafa enredada en las ramas mientras intentaba agarrar una de las pocas hojas que quedaban en lo que antes era la copa del árbol. Bunga se subió al árbol y comenzó a tirar levemente de las ramas, mientras abajo, Miguel y Beshte hacían lo mismo, para finalmente liberar a la jirafa.

- Gracias guardia del león - dijo la jirafa antes de irse.

- ¡Atención, atención! - llegó Ono volando alarmado - Están atacando a Matembo y a los elefantes -

- ¿Otra emergencia? - preguntó Kion algo cansado.

- Es inbungacreíble... - dijo Bunga bajándo del árbol.

- Es la quinta vez hoy, y aún es temprano - dijo Beshte.

- Y apenas esta empezando la temporada de sequía - dijo Kion.

- Creo que será uno de esos días - dijo Fuli con una pequeña sonrisa.

- No puede ser, hace demasiado calor, esto ya parece Monterrey, vamos de una vez con los elefantes, ya quiero descansar - dijo Ángel mientras se levantaba del tronco en donde se había recargado.

- Tienes razón, aunque no entendí lo de Monterrey, pero eso no importa, vamos amigos - dijo Kion mientras el resto lo seguía.

Mientras en otro lado, los elefantes corrían lo más rápido que podían para escapar de las hienas, quienes los estaban persiguiendo.

- ¿Estas seguro de esto, Janja? - le preguntó una de las hienas.

- Por supuesto que si, los elefantes son deliciosos en esta época del año - dijo Janja con una sonrisa mientras seguía corriendo.

Con la manada de los elefantes, todos seguían intentando escapar, tratando de no dejar a nadie atrás, pero con los más lentos, ¿Qué se puede hacer? Un elefante pequeño seguía corriendo junto con la manada, pero al ser más joven y de menor tamaño, no pudo evitar atrasarse un poco, y esto claro que lo notaron las hienas.

- En especial los pequeñines - dijo Janja con una sonrisa mientras aceleraba el paso.

Los elefantes juntaron a los más pequeños en el centro de todos ellos, para evitar que los agarren, mientras tanto la guardia y ambos humanos acababan de llegar a la escena.

- ¿Cómo se les ocurre a las hienas perseguir a los elefantes? - preguntó Fuli.

- Como dice mi papá, ver para creer - dijo Beshte.

- Pues yo ya vi suficiente - dijo Kion dando unos pasos enfrente - Bunga, Ono, Ángel y yo ahuyentamos a las hienas de la manada mientras Fuli los rodea, Beshte y Miguel, mándenlos a volar -

Miguel volteó a ver el suelo y encontró una rama bastante peculiar, se parecía a un bate de beisbol, Miguel lo tomó en sus manos y lo agitó de un lado a otro, luego volteó a ver a Kion con una sonrisa - Cuenta con ello -

De vuelta con los elefantes, ahora no solo los elefantes corrían, si no también las hienas de ambos humanos y la guardia.

Bunga se fue a corretear a una hiena, Ono voló alta y luego comenzó a planear en picada justo arriba de una de esas hienas.

Atrapados en las Praderas - Guardia del LeónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora