Han pasado algunos días desde que tuvieron ese encuentro con Zira y su familia, desde ese entonces, no los han vuelto a ver, desde entonces, claramente, y nadie se queja de eso.
Mientras los días han pasado, la sequía llegó, y llegó fuerte, durante esos días que han sido mucho trabajo, Miguel y Ángel estuvieron y siguen ayudando a la guardia para que el trabajo no sea tan pesado. Durante todo el día, han estado ayudando a otros animales, sacándolos del fango pegajoso, sacándolos de lugares secos y llevándolos hacia abrevaderos, o hacia lugares con más vegetación, etc.
- Chicos, vamos - dijo Kion para que el resto lo siguiera.
Llegaron a un árbol con muy pocas hojas, ahí pudieron ver a una jirafa enredada en las ramas mientras intentaba agarrar una de las pocas hojas que quedaban en lo que antes era la copa del árbol. Bunga se subió al árbol y comenzó a tirar levemente de las ramas, mientras abajo, Miguel y Beshte hacían lo mismo, para finalmente liberar a la jirafa.
- Gracias guardia del león - dijo la jirafa antes de irse.
- ¡Atención, atención! - llegó Ono volando alarmado - Están atacando a Matembo y a los elefantes -
- ¿Otra emergencia? - preguntó Kion algo cansado.
- Es inbungacreíble... - dijo Bunga bajándo del árbol.
- Es la quinta vez hoy, y aún es temprano - dijo Beshte.
- Y apenas esta empezando la temporada de sequía - dijo Kion.
- Creo que será uno de esos días - dijo Fuli con una pequeña sonrisa.
- No puede ser, hace demasiado calor, esto ya parece Monterrey, vamos de una vez con los elefantes, ya quiero descansar - dijo Ángel mientras se levantaba del tronco en donde se había recargado.
- Tienes razón, aunque no entendí lo de Monterrey, pero eso no importa, vamos amigos - dijo Kion mientras el resto lo seguía.
Mientras en otro lado, los elefantes corrían lo más rápido que podían para escapar de las hienas, quienes los estaban persiguiendo.
- ¿Estas seguro de esto, Janja? - le preguntó una de las hienas.
- Por supuesto que si, los elefantes son deliciosos en esta época del año - dijo Janja con una sonrisa mientras seguía corriendo.
Con la manada de los elefantes, todos seguían intentando escapar, tratando de no dejar a nadie atrás, pero con los más lentos, ¿Qué se puede hacer? Un elefante pequeño seguía corriendo junto con la manada, pero al ser más joven y de menor tamaño, no pudo evitar atrasarse un poco, y esto claro que lo notaron las hienas.
- En especial los pequeñines - dijo Janja con una sonrisa mientras aceleraba el paso.
Los elefantes juntaron a los más pequeños en el centro de todos ellos, para evitar que los agarren, mientras tanto la guardia y ambos humanos acababan de llegar a la escena.
- ¿Cómo se les ocurre a las hienas perseguir a los elefantes? - preguntó Fuli.
- Como dice mi papá, ver para creer - dijo Beshte.
- Pues yo ya vi suficiente - dijo Kion dando unos pasos enfrente - Bunga, Ono, Ángel y yo ahuyentamos a las hienas de la manada mientras Fuli los rodea, Beshte y Miguel, mándenlos a volar -
Miguel volteó a ver el suelo y encontró una rama bastante peculiar, se parecía a un bate de beisbol, Miguel lo tomó en sus manos y lo agitó de un lado a otro, luego volteó a ver a Kion con una sonrisa - Cuenta con ello -
De vuelta con los elefantes, ahora no solo los elefantes corrían, si no también las hienas de ambos humanos y la guardia.
Bunga se fue a corretear a una hiena, Ono voló alta y luego comenzó a planear en picada justo arriba de una de esas hienas.
ESTÁS LEYENDO
Atrapados en las Praderas - Guardia del León
FanfictionMiguel y Ángel tienen 17 años, están en su último año de preparatoria. Esta organizó un viaje para ver las reliquias de Africa. Mientras caminaban, algo extraño les sucedió, haciendo que despertaran en un mundo totalmente diferente al suyo.