Unos días después de que Nayeli hubiera llegado a las praderas, la guardia del león estaba en el Valle Kilio, tratando de apagar un incendio.
— ¡Eso es! ¡Sigan así! — gritó Kion — El fuego no debe extenderse —
Kion y Fuli comenzaron a hacer una barrera en el suelo, mientras Ono lanzaba tierra desde el cielo para apagar algunas llamas menores.
Cuando los elefantes que estaban en el valle se fueron, Kion volvió a gritar — ¡Beshte, Bunga apáguenlo! —
— ¡A la orden! — dijo Beshte.
Ambos comenzaron a lanzar más tierra al fuego, hasta que finalmente se detuvo, se reunieron y volvieron con los elefantes, quienes estaban amontonados juntos.
— El valle Kilio está a salvo, Ma Tembo, ya pueden regresar — dijo Kion.
Ma Tembo inclinó su cabeza ligeramente hacia adelante como agradecimiento — Gracias, guardia del león —
— Que mal que no llegaron antes, las llamas incendiaron mi pasto favorito — dijo otro elefante del grupo.
— Zito, no fue nada comparado con lo que pudo ser — dijo Ma Tembo.
Lejos de ahí, estaba Nayeli viendo toda la escena recargada en un árbol, miró hacia el cielo en donde estaban los buitres, asintió con la cabeza y los buitres hicieron lo mismo, luego comenzaron a lanzar ramas con fuego hasta donde estaban.
— Umm, chicos, ¿ya vieron eso? — preguntó Ono mientras miraba el cielo, dónde las ramitas ya comenzaban a caer, provocando el incendio de nuevo.
— ¿Qué es eso? — preguntó Fuli.
— No lo sé — dijo Kion — ¿Ono? —
Ono subió un poco y los volteó a ver alarmado — ¡Es fuego! ¡Deben ser brazas del incendio! —
— ¿No lo habíamos acabado? — preguntó Bunga.
— ¡Obviamente les faltó una parte! Gracias por nada — Zito apagó con su pata una de las ramitas.
— Guardia del león, nuestro trabajo es apagar el fuego, de nuevo... —
— Pero Kion, hay fuego en todas partes — dijo Ono.
— Tenemos que cubrir todo — dijo Kion, luego Ma Tembo se unió.
— Algunos de mis elefantes pueden ayudarlos, el resto venga conmigo, ¡y manténganse juntos! —
La guardia del león de volvió a separar, esta vez con la ayuda de los elefantes, siguieron apagando las llamas, que eran más fuertes que antes, mientras Ono atrapaba las ramas antes de que cayeran.
Nayeli se mantuvo calmada mientras observaba, desvió la mirada al grupo de elefantes que se iba de ahí, volteó hacia atrás por encima de su hombro para ver a las hienas que estaban ahí — Escóndanse detrás de esas rocas, no van a tardar en llegar los elefantes —
— ¿Ah, si? ¿Y porque debería hacerte yo caso? — preguntó Janja molesto.
Nayeli rodó los ojos — Ay, cómo chingas, porque ese es el plan que acordamos todos, puñetas, no solo yo, ¡ya vete! —
Janja la miró de arriba a abajo y luego se fue con sus hienas detrás de esas rocas, justo momentos antes de que llegaran los elefantes, en ese momento, la humana corrió de ahí.
— No se separe nadie — dijo Ma Tembo — Mantengan la trompa hacia abajo donde hay menos humo —
— El humo es de lo menos que tienen que preocuparse, somos nosotros — dijo Janja, saliendo de las rocas junto al resto de su manada.
ESTÁS LEYENDO
Atrapados en las Praderas - Guardia del León
Fiksi PenggemarMiguel y Ángel tienen 17 años, están en su último año de preparatoria. Esta organizó un viaje para ver las reliquias de Africa. Mientras caminaban, algo extraño les sucedió, haciendo que despertaran en un mundo totalmente diferente al suyo.