Cap 16 - Otro Humano

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En el museo, había una joven explicando la exhibición de esculturas, el maestro volteó a ver su reloj mientras pisaba el suelo con impaciencia. Caminó hasta una de las alumnas y le tocó el hombro.

— Nayeli, ve a buscar a Miguel y a Ángel, esto va a venir en el examen y no quiero que se lo pierdan — dijo el profesor.

Nayeli lo volteó a ver y rodeó los ojos — Ay profe, ¿y yo porque? Si yo si estoy poniendo atención —

— No te hagas, si te vi hablando hace rato, además, ¿qué no estás reprobando mi materia? —

— ¿Y eso que tiene que ver? — preguntó confundida.

— Ve por ellos y te doy puntos extra, si no, ya sabes cómo conseguirlos... — el maestro bajó una de sus manos hasta la cadera de la chica.

A Nayeli le corrió un escalofrío por el cuerpo, lo tomó de la muñeca y lo volteó a ver frustrada — Ya, ya entendí, ya voy — le soltó la mano y comenzó a caminar.

— La última vez que los vi estaban en las pinturas rupestres, ahí empieza a buscar — dijo el maestro, luego se volvió a voltear hacia la joven explicando.

— Pinche viejo verde, ojalá le salga una culebra en la taza de baño y le pique el culo — maldijo Nayeli en voz baja.

Siguió caminando hasta que llegó a las pinturas rupestres, ahí vio 2 bastones tirados en el suelo, se acercó y tomó el más grande de ellos, luego siguió caminando por el lugar, viendo las pinturas. Cuando acabó de ver todo, suspiró frustrada mientras se agarraba el cabello.

— Esos hijos de la chingada, ahora tengo que ir a buscarlos en todo el museo, ¡genial! Ugh — Nayeli agitó el bastón mientras seguía caminando, volvió a pasar por las pinturas, esta vez se quedó parada mirando una de ellas.

En una de las pinturas, habían 5 animales diferentes juntos, un león, un hipopótamo, una garza, un tejón melero y un chita, aunque lo que más la sorprendió fue lo que estaba al lado.

Ahí mismo, habían 2 hombres, aunque no cuadraban con el resto de pinturas, pues no se veían acorde a la época — Creo que vandalizaron aquí —

Nayeli se acercó y tocó la pintura con el bastón, en eso, la pintura se comenzó a iluminar, la luz era muy fuerte, Nayeli tuvo que cubrirse los ojos, luego, la luz se desvaneció al mismo tiempo que el bastón caía al suelo, sin rastro alguno de ella.
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Nayeli abrió lentamente los ojos, se sentó y se los talló con la mano, cuando los volvió a abrir, se quedó sorprendida al ver alrededor, no sabía en dónde estaba, todo a su alrededor era sin vida, estaba algo caliente y seco.

Se levantó de inmediato al no saber que había pasado, levantó la mirada hacia arriba, pero todo lo que vio eran nubes grises, hasta parecía contaminación.

— Que carajo...si no estoy alucinando no se que putas pasó... — Nayeli comenzó a respirar de manera acelerada, trató de calmarse respirando hondo, escondiendo la cara en sus manos.

De repente, se volvió a parar bien cuando escuchó unas pisadas, rápidamente corrió hasta detrás de unas rocas y se quedó de rodillas mientras veía quienes eran desde una ranura.

Para su sorpresa, solo era 1 persona, o mejor dicho, 1 solo animal, era una hiena quien iba maldiciendo en voz baja — Agh, ¿porque ninguno de mis planes salen bien? Más bien, ¡nada sale bien con la guardia del león y esos tontos humanos! — dijo la hiena mientras pateaba una roca.

La roca cayó al lado de donde estaba escondida Nayeli, la hiena se sentó dándole la espalda y mirando hacia un volcán. Nayeli se quedó atónita al escuchar a la hiena hablar, no sabía que pensar, tomó la pequeña roca y salió de su escondite.

Atrapados en las Praderas - Guardia del LeónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora