Cap 12 - Dejen Dormir a los Cocodrilos

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- ¡No mames Rafiki! ¡Me estás matando! - gritó Miguel mientras el mandril le ponía un vendaje de hojas alrededor de sus piernas.

- Tienes que relajarte Miguel, si no nunca acabaremos con esto - le dijo Rafiki terminando te colocar las hojas.

- ¿Y si se pondrá bien? - le preguntó Ángel a Rafiki.

Rafiki se rió y luego dio leves golpes al vendaje, haciendo que Miguel se quejara de dolor - ¡Si, si! Por supuesto, pero tomará tiempo, esas hienas lo dejaron muy mal, podría tener huesos rotos o alguna hemorragia, lo mejor es que no camine ni haga mucho esfuerzo -

- Lo que me faltaba - dijo Miguel llevándose las manos a la cara.

- Agradece que al menos saliste vivo - dijo Ángel.

- ¿Cómo no iba a salir vivo, acaso no me has visto? - Miguel se arremangó su camisa mostrando sus músculos, a lo que Ángel solo se rió.

- ¿Y los músculos están aquí en este momento? - preguntó Ángel de manera burlona.

- ¡Ey! No te burles de los discapacitados -

- Tu solito -

- Bueno chicos, yo tengo que regresar a mi árbol, Ángel, se ve que eres responsable, cuida que Miguel no haga ninguna tontería - Rafiki se despidió de ambos, pero antes de que saliera de la guarida de la guardia, Ángel lo detuvo.

- ¡Rafiki, espera! -

- ¿Si? - preguntó dándose le vuelta.

- Bueno, quería saber, ¿cuando podemos hablar sobre nosotros estando aquí? Ya sabes, ¿tal vez sepas una manera en cómo nosotros podemos regresar a nuestro hogar? - preguntó Ángel esperanzado.

- Podremos hablar cuando alguno de ustedes recuerde algo útil, si no, no hay manera de cómo ayudarlos -

- ¡Pero ya te dijimos todo lo que sabemos! Cuando llegamos, reconocimos la roca del rey por que la vimos en el museo, pero no recordamos que pasó para acabar aquí - dijo Miguel.

- Piensen bien, y cuando recuerden otra cosa, vengan conmigo - eso fue lo último que dijo Rafiki antes de salir de la cueva.

- Bueno, pues yo no recuerdo nada más - dijo Ángel.

- Ni yo - dijo Miguel, este suspiró mientras se acostaba en la roca que estaba sentado - Odio no poder moverme, es estresante -

- Ya deberías de estar acostumbrado, ya sabes, ¿por todas las veces que te has quebrado algo? - preguntó Ángel sonriendo.

Miguel se rió levemente - Como no olvidarlo, yo y mi mala suerte, cada semana me pasaba algo -

- Tienes razón - dijo Ángel riendo.

Miguel puso sus brazos debajo de su cabeza - Ángel, ¿extrañas nuestra casa, nuestra vida, todo lo que teníamos? -

- Cómo no lo voy a extrañar, no se exactamente cuánto tiempo ha pasado desde que estamos aquí, extraño mi casa, mi cama, mi hermana, mi mamá y papá... -

- Estoy igual, me pregunto que estarán haciendo ahora, los extraño... -

Ambos se quedaron un rato en silencio, Ángel se le acercó y puso su mano en el hombro de Miguel.

- Oye, al menos terminamos los dos en esto, no me gustaría estar con otra persona -

Miguel se comenzó a reír - ¡Suenas demasiado cursi! -

- ¡Oye! ¡Estoy abriendo mis sentimientos y te pones mamón! Luego preguntas por qué no te cuento nada -

Ángel se cruzó de brazos y volteó su cara hacia otro lado, Miguel tocó su hombro haciendo que volteara de vuelta.

Atrapados en las Praderas - Guardia del LeónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora