- ¡No mames Rafiki! ¡Me estás matando! - gritó Miguel mientras el mandril le ponía un vendaje de hojas alrededor de sus piernas.
- Tienes que relajarte Miguel, si no nunca acabaremos con esto - le dijo Rafiki terminando te colocar las hojas.
- ¿Y si se pondrá bien? - le preguntó Ángel a Rafiki.
Rafiki se rió y luego dio leves golpes al vendaje, haciendo que Miguel se quejara de dolor - ¡Si, si! Por supuesto, pero tomará tiempo, esas hienas lo dejaron muy mal, podría tener huesos rotos o alguna hemorragia, lo mejor es que no camine ni haga mucho esfuerzo -
- Lo que me faltaba - dijo Miguel llevándose las manos a la cara.
- Agradece que al menos saliste vivo - dijo Ángel.
- ¿Cómo no iba a salir vivo, acaso no me has visto? - Miguel se arremangó su camisa mostrando sus músculos, a lo que Ángel solo se rió.
- ¿Y los músculos están aquí en este momento? - preguntó Ángel de manera burlona.
- ¡Ey! No te burles de los discapacitados -
- Tu solito -
- Bueno chicos, yo tengo que regresar a mi árbol, Ángel, se ve que eres responsable, cuida que Miguel no haga ninguna tontería - Rafiki se despidió de ambos, pero antes de que saliera de la guarida de la guardia, Ángel lo detuvo.
- ¡Rafiki, espera! -
- ¿Si? - preguntó dándose le vuelta.
- Bueno, quería saber, ¿cuando podemos hablar sobre nosotros estando aquí? Ya sabes, ¿tal vez sepas una manera en cómo nosotros podemos regresar a nuestro hogar? - preguntó Ángel esperanzado.
- Podremos hablar cuando alguno de ustedes recuerde algo útil, si no, no hay manera de cómo ayudarlos -
- ¡Pero ya te dijimos todo lo que sabemos! Cuando llegamos, reconocimos la roca del rey por que la vimos en el museo, pero no recordamos que pasó para acabar aquí - dijo Miguel.
- Piensen bien, y cuando recuerden otra cosa, vengan conmigo - eso fue lo último que dijo Rafiki antes de salir de la cueva.
- Bueno, pues yo no recuerdo nada más - dijo Ángel.
- Ni yo - dijo Miguel, este suspiró mientras se acostaba en la roca que estaba sentado - Odio no poder moverme, es estresante -
- Ya deberías de estar acostumbrado, ya sabes, ¿por todas las veces que te has quebrado algo? - preguntó Ángel sonriendo.
Miguel se rió levemente - Como no olvidarlo, yo y mi mala suerte, cada semana me pasaba algo -
- Tienes razón - dijo Ángel riendo.
Miguel puso sus brazos debajo de su cabeza - Ángel, ¿extrañas nuestra casa, nuestra vida, todo lo que teníamos? -
- Cómo no lo voy a extrañar, no se exactamente cuánto tiempo ha pasado desde que estamos aquí, extraño mi casa, mi cama, mi hermana, mi mamá y papá... -
- Estoy igual, me pregunto que estarán haciendo ahora, los extraño... -
Ambos se quedaron un rato en silencio, Ángel se le acercó y puso su mano en el hombro de Miguel.
- Oye, al menos terminamos los dos en esto, no me gustaría estar con otra persona -
Miguel se comenzó a reír - ¡Suenas demasiado cursi! -
- ¡Oye! ¡Estoy abriendo mis sentimientos y te pones mamón! Luego preguntas por qué no te cuento nada -
Ángel se cruzó de brazos y volteó su cara hacia otro lado, Miguel tocó su hombro haciendo que volteara de vuelta.
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Atrapados en las Praderas - Guardia del León
FanfictionMiguel y Ángel tienen 17 años, están en su último año de preparatoria. Esta organizó un viaje para ver las reliquias de Africa. Mientras caminaban, algo extraño les sucedió, haciendo que despertaran en un mundo totalmente diferente al suyo.