𝑁𝑜 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟𝑎́ 𝑎 𝑙𝑙𝑜𝑣𝑒𝑟 (Wriovillette)

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No volverá a llover

Ship: Wriothesley (top) x Neuvillette (bottom)

Aviso: ⚠️ ¡Contenido explícito! ⚠️

Extensión: 4.500 palabras

Neuvillette corrió en busca de Wriothesley cuando Sigewinne fue a buscarlo, pensando que estaba en peligro, pero se encontró con algo que no esperaba en absoluto...

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El día estaba lluvioso, otra vez. Neuvillette estaba en su despacho, sentado sobre la silla mientras trataba de ordenar sus pensamientos igual que los papeles que tenía en la mesa. Sus mejillas se habían bañado en sus propias lágrimas, lágrimas de impotencia tras otro caso en el que había tenido que juzgar a alguien inocente. La gente de Fontaine estaba sufriendo por su culpa y él lloraba por su tierra una vez más.

El sonido de la puerta lo sacó de sus pensamientos y la dulce voz de una niña captó toda su atención.

—¿Puedo pasar?— cuestionó la voz de Sigewinne.

Aquella niña era como su hija y estaba siendo cuidada por su gran amigo Wriothesley. ¿Qué hacía allí? Sus peores temores comenzaron a abrumarlo. ¿Y si él estaba en peligro? Se levantó del asiento y fue corriendo hasta la puerta. La niña alzó las manos y Neuvillette la alzó en brazos.

—¿Qué ocurre, mi niña? —cuestionó el mayor de forma mimosa, cómo si realmente fuera su padre.

—Wriothesley...

Sigewinne no tuvo que decir nada más. Neuvillette fue en dirección a la fortaleza Meropide, no sin antes dejar la información de que había salido a las melusinas que trabajaban allí y a los guardias. "Volveré más tarde, avisaré si tengo que pasar más tiempo allí", les dijo.

La fortaleza no estaba demasiado lejos, pero sí que se tardaba en llegar. Ese tiempo Neuvillette no podía dejar de pensar en qué le habría pasado a Wriothesley. Daría la vida por él si fuera necesario, era una persona muy importante para él, su amigo y su compañero.

Cuando llegaron soltó a la pequeña y fue a su despacho custodiado por los guardias de allí. Los presos que había en ese lugar estaban donde estaban por su culpa, debía tener cuidado. Sigewinne lo seguía, pero no entró con él. Wriothesley estaba sentado allí, como si no pasara nada, parecía tranquilo.

—Wriothesley —pronunció el gran juez. —¿Qué ha pasado?

Aquella voz conocida hizo que el alcaide de aquel fuerte alzara la mirada, en principio con una sonrisa hasta que vio la expresión preocupada de su amigo.

—¿A qué te refieres?— cuestionó y se levantó del asiento. El gran juez parecía alterado y eso le preocupó—. Neuvillette, ¿qué pasa? ¿Estás bien?

—¿Yo? Sí, pero Sigewinne me dijo...

¿Qué le había dicho? Tan solo había mencionado su nombre con una carita de pena que provocaba el lado más sobreprotector del gran juez. Una suave risita se escuchó detrás de ellos y al girarse pudo ver a la pequeña melusina.

—¡Os echo de menos! Hace mucho que no estáis los dos conmigo... —exclamó la pequeña. —¡Os quedáis aquí hasta que hagáis las paces!

Y la puerta se cerró de forma repentina. Wriothesley corrió hacia la puerta e intentó abrirla, pero sólo confirmó lo que se estaba temiendo; la pequeña les había encerrado.

𝖧𝗂𝗌𝗍𝗈𝗋𝗂𝖺𝗌 𝖼𝗈𝗋𝗍𝖺𝗌 𝖽𝖾 𝖦𝖾𝗇𝗌𝗁𝗂𝗇 𝖨𝗆𝗉𝖺𝖼𝗍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora