𝕺́𝖑𝖊𝖔 𝖘𝖔𝖇𝖗𝖊 𝖑𝖎𝖊𝖓𝖟𝖔 I (Alberose)

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Óleo sobre lienzo 1

Ship: Albedo x Sucrose

Aviso: ⚠️ ¡Contenido explícito! ⚠️

Extensión: 8.400 palabras 

La princesa Sucrose necesita un nuevo retrato y su familia contrata al mejor pintor del reino, Albedo, por quien empieza a sentir una atracción indescriptible.

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Montsdant, el reino donde los híbridos gobernaban se encontraba en lo más recóndito del mundo, en una de las islas del este. La princesa Sucrose era la heredera dado que era la única hija que los reyes habían tenido a pesar de los numerosos intentos. Pese a ser un lugar en el que los hombres eran quienes debían ocupar los puestos más altos de la sociedad lograron cambiar la ley para que la joven pudiera gobernar cuando su padre muriera. Hasta ese entonces la reina era, simplemente, la esposa del rey, pero ese título había cambiado de significado.

A pesar de todo lo que se había conseguido gracias a que la sucesión se había visto afectada, era necesario que la joven se presentara en sociedad para que algún noble tomara su mano. Su padre había encargado al mejor pintor de la ciudad un retrato de la princesa que ocuparía la zona central del salón de baile real y este estaría expuesto durante toda la época de cortejo. Sucrose no estaba muy de acuerdo con ello, pero aún no podía hacer nada, suficiente tenía con haber logrado que las leyes actuaran en favor de su futuro gobierno.

La chica de cabello verdoso y orejas de zorro se encontraba peinando su cabello a la espera del artista. Su madre había encargado un vestido para la ocasión y también una tiara con pequeñas perlas importadas desde el reino de Watatsumi. Tenía el porte digno de una princesa, pero a su vez la timidez le iba a jugar malas pasadas. Sucrose siempre había soñado con el amor, con casarse y con formar una familia, el baile no le disgustaba pese a que sería exponerla entre los jóvenes para que trataran de conquistarla. El problema no era ese, el problema era que cada vez que intentaba hablar con alguien que no conocía tartamudeaba, sus mejillas se sonrojaban e, incluso, sus orejas temblaban. Más de una vez había querido esconderse en situaciones donde había mucha gente. ¿Así podría llegar a ser reina? Su padre confiaba en ella, pero ella no confiaba en sí misma.

Se miró al espejo y recolocó un mechón rebelde en el momento en el que la puerta se abrió y apareció Noelle, su doncella.

—El señorito Albedo ha llegado, la espera en el ala norte.

—Gracias, Noelle, puedes retirarte, ahora mismo iré.

La doncella se fue tras hacer una reverencia y Sucrose se levantó del asiento del tocador. Suspiró pesadamente antes de dirigirse hacia la sala en la que el pintor la estaría esperando. Nunca se le había hecho tan largo el camino. A veces reflexionaba acerca de las grandes dimensiones del palacio, pensaba que tanto espacio resultaba innecesario.

Al llegar a la estancia solo pudo ver la figura masculina de espaldas. Su cabello rubio trenzado y recogido en una media coleta alta parecía brillar con los rayos del sol que entraban por la ventana. La chica comenzó a ponerse algo nerviosa. No parecía ser alguien de baja clase por sus vestimentas, al fin y al cabo era un pintor de renombre que firmaba sus cuadros con el pseudónimo "Calx", al menos eso había escuchado.

—B-buenos días— dijo Sucrose con voz dulce y tartamudeando ligeramente. —S-soy, la princesa Sucrose.

Al escuchar su voz, el pintor abandonó su escrutinio de aquella sala y centró la vista en la joven que acababa de entrar. En primer lugar, hizo una reverencia puesto que no estaba ante una dama cualquiera.

𝖧𝗂𝗌𝗍𝗈𝗋𝗂𝖺𝗌 𝖼𝗈𝗋𝗍𝖺𝗌 𝖽𝖾 𝖦𝖾𝗇𝗌𝗁𝗂𝗇 𝖨𝗆𝗉𝖺𝖼𝗍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora