No toda la suerte está echada en el tiempo de juego, a veces, los golpes de efecto suceden entre bambalinas, lugar donde los focos no pueden apreciarlo.
El es Travis Kutcher, «tight end» de los Kansas City Chiefs.
Un lince sobre el c...
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29 de septiembre, 2023 Nueva York
No había una manera de expresarme, nunca lo había hecho. Llevaba años cerrándome a un contacto tan privado hasta mostrar mis emociones, era la única razón que llevaba en mente, no quería que me destruyeran. Lo intentaron una vez y casi lo logran, pero ahora las cosas tomaban distintos rumbos y estaba desconfiada de lo que podía suceder.
La agenda me tenía en compromisos mientras pasaba unos días en la ciudad neoyorkina. Un encuentro estaba previsto para visualizar el proyecto final de la película para promocionar The Eras Tour. Una filmación que documentaba todo el concierto con un alto presupuesto a sus espaldas con la ayuda de, quienes apostaron por este trabajo. Era como un regalo hacia aquellos fans que no han podido hacerse con una entrada a mis conciertos.
Al llegar, saludé a varios productos y nos sentemos como si estuviésemos en un cine para visualizar la película ya montada. Me quedaba impactada viendo las escenas, los planos y el brillo de las luces. Me hacían evadirme de lo que estaba pasando con todo el revuelo junto a Travis. Desconecté por momentos y alcé una sonrisa sintiendo que este lanzamiento iba a ser un gran éxito entre mi público.
Al finalizar la proyección, los productores comenzaban a aplaudirme y me sonrojé al levantarme, agradeciendo el trabajo de todo el equipo por hacer una gran película.
—No tengo palabras para agradeceros todo lo que habéis hecho durante estas semanas, ha sido brillante. No puedo esperar a estrenarla —mostré una gran sonrisa mientras salíamos de la sala hasta el haul principal del edificio. De repente, observé el télefono móvil y vi varias llamadas perdidas de Travis. Tras el percance ocurrido, la pasada noche decidí descansar por completo para despejar la mente.
Nuestros nombres estaban en boca de todos y solo se hablaba del encuentro, de las miradas, de nuestra escapada al restaurante. Todos apuntaban a que habíamos formalizado una relación.
Entre dudas si llamarle, decidí esperar hasta llegar al apartamento para estar con más calma bajo la privacidad. No pretendía que nadie se enterase de nuestros líos.
Tras buscarme varios guardias en la vuelta, entré al coche y me recosté en el asiento trasero hasta llegar a mi avenida. Dispersa, entré al edificio y caminé hasta mi puerta. El teléfono móvil ni paraba de vibrarme una y otra vez. Se notaba la desesperación de Travis al otro lado.
—¿Travis? Siento hacerte esperar —decía entrecortada. —He tenido una reunión de negocios.
—Hola Taylor. Me imagino que habrás visto la que se ha liado públicamente... —dejaba Travis caer con la voz bastante serena pero tensada a la vez. Algo no iba del todo bien.
—Era evidente que esto iba a suceder, Travis. Ojalá tuviese el poder de volver atrás y haber hecho mejor las cosas —estremecí.
—¿Cambiar el qué? Debemos aceptar lo que somos, dos grandes estrellas. No tenemos que seguir culpándonos por algo que sentimos mutuamente —dispuso Travis asumiendo la realidad.
