En un amanecer sin sueños

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Todo estaba oscuro, tan oscuro y frio que no pudo evitar temblar, estaba aislado, solo y frio

De repente dos siluetas se iluminaron frente a sus ojos

Itsuki observó lo que parecía ser el enfrentamiento entre la bestia y un ladrón sin poder hacer nada

Un gran leopardo a su derecha, su pelaje lila erizado como las flamas de una vorágine y sus filosos colmillos desnudos al ladrón, se podía sentir el peligro emanar de ella, sus ojos ámbar brillaban prometiendo dolor a todo aquel que se aproximara

(itsuki podría reconocer esos ojos, eran los mismos ojos que lo saludaban cada día en el espejo)

El ladrón parecía deliciosamente sorprendido

Su boca se movió y el sonido de su voz hizo recovecos en este lugar oscuro

-nunca pensé encontrarme con esta joya- hablo con voz maravillada-¿Qué tanto puedes hacer pequeño diamante?-

Itsuki solo observo mudo, sin voz

Del ladrón salieron cadenas oscuras y repugnantes, como serpientes listas y codiciosas a devorar su objetivo

el guepardo gruño y sus filosas garras cortaron las cadenas

el ladrón se veía cada vez más complacido por la resistencia

(era la maravilla del cazador al encontrar una presa difícil)

(itsuki podía empatizar con el sentimiento)

observó impasible su lucha, ninguno de los dos daba brazo a torcer y la batalla pareció eterna en los ecos de la oscuridad

itsuki se sintió apático a esto y la bestia fue mordido por una de las serpientes

itsuki se aburrió y una de las cadenas se enredo en una de las patas del guepardo

itsuki se rindió por un momento y las cadenas lo atraparon

(lo devoraron)

de la batalla eterna solo quedo la oscuridad y el frio

itsuki se quedo mudo y sordo al mundo

ya no escuchaba nada, ya no disfrutaba nada, la oscuridad empezó a devorarlo poco a poco, observo apático el desastre había dejado el ladrón

no tenia fuerzas para hacer algo, solo dejo caer como un saco sin huesos y dejo que la oscuridad lo tragara poco a poco

ya no había nada de lo que preocuparse, ningún lazo lo amarraba, ninguna persona era importante ahora, nada era importante, ni siquiera el mismo

una pequeña, diminuta sonrisa se plasmó en su rostro (la máxima emoción que se sentía capaz de expresar)

ah... esta vez ¿podría morir de verdad?

La oscuridad lo trago y solo quedo la quietud

(¿esta era la verdadera paz?)

buscando la libertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora