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María Colores - Llamadas Perdidas ♩Adivinen qué fue lo que me encontré en la casa de mis padres.
El Nokia 5110 fue el primer teléfono celular que adquirí en el año 2004. Algún pariente perdido me lo obsequió para estar comunicado con el mundo exterior, con los amigos y amigas que ya tenían uno, enviando mensajes en SMS que parecían encriptados por estar escritos en una suerte de idioma bastardo que unía el latín, el español, el inglés y el alemán. O simplemente para molestar a alguien llamándole y luego cortándole cuando respondía: «¿Aló?... ¿Quién es?». Era el famoso Nokia de ese entonces, que apenas cabía en un bolsillo de lo grande que era, pero que proporcionó a la generación de ese entonces experiencias irrepetibles. Claro si tenías dinero para ello.
El Nokia Versión Ladrillo duraba días enteros, poseía una galería nada despreciable de ringtones clásicos como "Grande Valse", "Badineire" y mi favorita "Fuga". Tenía el Snake, que era el videojuego adictivo por excelencia de los jovenzuelos dosmileros. Y, dependiendo del uso que uno le daba, podía sacarle harto provecho. En mi caso, usaba los SMS que no enviaba como bloc de notas en donde escribía canciones, cuentos, pensamientos de teenager, etc. Todo con el fin de exprimir al máximo el potencial de esta maquinita.
Mientras las tecnologías y las IAs buscan cómo mejorar/empeorar los estilos de vida actuales, desde aquí se rinde tributo al primer celular que muchos como yo tuvimos, para mantenerse no tan al margen de lo que estaba ocurriendo y con quienes. Porque algo es claro: Podrás tener este Nokia-Ladrillo 5110 o un iPhone 15 Pro, pero si no tienes a quien mandarle un mensaje o a quien llamar, tu celular no servirá de nada.
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El Arte De Procafeinar
RandomCrónicas de la vida diaria, con música y una taza de café para comenzar el día. Juan Esteban Mayor