No te abandonaré: Cap IV- Final

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—Después de leer se dirigió al comedor para tomar de ahí un esfero, firmó el papel para guardarlo en el sobre y enseguida se dispuso a llevarlo a recepción. Salió de la habitación con prisa y sin despertar a Aquino, ya que éste se encontraba recostado en el sofá; esa carne medicinal si que lo volvía somnoliento. Caminó por los pasillos hasta llegar al ascensor, y presionó el botón para bajar, Duxo estába desesperado y el elevador tardaba mucho, así que mejor decidió bajar por las escaleras; que tampoco estában muy lejos. A mitad de recorrido se encontró en los escalones con Soaring y Natalan, los cuales estában invadiendo el espacio personal de el otro, el pelinegro se aclaró la garganta para hacerse notar y que así evitar una situación más incómoda—Oh este...¡Hola Duxo!, ¿Cómo amaneciste?- mencionaba Natalan apartándose torpemente de Soaring —Yo, solo voy a bajar, ustedes sigan en lo suyo—expresó mientras sonreía avergonzadamente, para pasar a lado de ellos y en los últimos escalones bajar de un salto.

—El cartel de "Recepción" yacía en sus narices pero al parecer, no había nadie, en un intento por confirmar esta teoría el pelinegro alzo su mano para golpear levemente el vidrio que lo separaba, esperó un momento, y gracias a su paciencia logró v...

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—El cartel de "Recepción" yacía en sus narices pero al parecer, no había nadie, en un intento por confirmar esta teoría el pelinegro alzo su mano para golpear levemente el vidrio que lo separaba, esperó un momento, y gracias a su paciencia logró ver a una chica salir del cuarto de atrás para atenderlo. Duxo le entregó la carta explicándole el asunto y ella la recibió; el sello que tenía el papel confirmó las palabras del pelinegro y la recepcionista mencionó—Si, no te preocupes, nosotros te vamos a avisar cuando todo esté listo para tu zombie—  esas palabras hicieron sentir aliviado a Duxo y se dió media vuelta para encontrarse con Locochon, quién también tenía una carta en las manos, se saludaron con la cabeza y el pelinegro se aproximó a una puerta que llevaba a un pasillo en el exterior, quería tomar aire fresco. Duxo se encontraba reposado en la pared del pasillo, observaba el cielo azul lleno de nubes, estas se veían esponjosas -podía jurar que parecían sacadas de un lienzo- las aves volaban por encima y el pelinegro las seguía con la mirada; parecían tan libres y tan ligeras, quería sentirse como ellas; las hojas de los árboles se balanceaban lentamente a pesar de casi no existir viento. De repente, el sonido de la puerta a sus espaldas abriéndose lo sacó de ese trance, era Locochon, se acercó a él ofreciéndole un cigarro —¿Desde cuándo fumas?—preguntó el contrario— Esto de pasar en un refugio, de tener que racionar todo y ver a mis amigos convertidos en zombies mientras espero a que las vitaminas hagan efecto puede ser muy estresante, estás cosas llegan a ser un gran desahogo, además, convenientemente se consiguen en todo lado sin tener que pagar mucho , así que...—Explicó su amigo— Meditándolo un poco, recordó que hace mucho no probaba uno, no recordaba el sabor y la textura, así que lo aceptó; él ya sabía que este tipo de actividades no le llamaban la atención, así que, no lo iban a volver un adicto. Acercó su cigarro al mechero que su amigo de lentes le estába ofreciendo, y unos segundos después se prendió, al no haber hecho esto hace mucho tiempo, al inicio se atoró con el humo que le resecaba la garganta, para poco después recuperarse. A pesar de tener una mirada centrada en el cielo y el bonito paisaje que tenía al frente, su mente era un caos, los pensamientos los abrumaban, al igual que las preguntas: ¿Y si no funciona? ¿Y si no vuelve a ser el mismo de antes? ¿Me habrán mentido solo para usarlo como sujeto de prueba? ¿Qué tal si algo pasa y lo pierdo para siempre?, su respiración iba volviéndose cada vez más y más agitada, su corazón latía, tanto que sentía que se le iba a salir del pecho, cerro los ojos y recordó todos esos buenos momentos que pasó con él, momentos que tal vez no se iban a volver a repetir, Locochon notó esto y solamente se acercó para abrazar fuertemente a su amigo, lo que lo calmó un poco —Gracias...la verdad no se si creerles o no, pero yo se lo prometí, yo dije que lo iba a curar — dijo entre sollozos, su voz se entrecortaba y cadi no le salían las palabras. Su amigo lo entendía a la perfección, él tampoco sabía si podía confiar en esas pruebas, pero era lo único que les quedaba.

𒆜We'll meet Again ...𒆜  (DUXINO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora