Capítulo 10: Valle del Fin

203 35 284
                                    

🌒

AXL

🛡️

Despierto en un lugar desconocido con una enorme jaqueca. Siento que un tornado me pasó por encima. En fin. Creo que así fue. Un tornado de colores me hizo polvo.

Tras darme cuenta de que mi cuerpo está vendado, concluyo que estoy en un hospital. Eso me aterra. No me dan miedo los hospitales, pero sí me aterran las facturas médicas y más en un país donde es más fácil que un pobre vaya preso por deudas que por un rico por corrupción.

Antes de poder reaccionar, una amable enfermera me dice que no me preocupe, que "la joven Rosenzweig" se ha hecho cargo de los gastos. Luego de hacer algunas preguntas me doy cuenta de que estoy en un sitio en la zona norte llamado Clínica Riviere-Lefevre. Es decir, el sitio donde se enferma la gente importante.

«¿Alice pagó esto?», pienso.

Tras un par de horas, ella llega. Espero alguna especie de regaño por generarle líos, pues asumo que, para pagar, tuvo que pedirle permiso a su familia, pero en vez de eso recibo un cálido abrazo.

—No vuelvas a asustarme de esa forma. Por favor —me pide Alice con un tono dulce. «Demonios, ¿por qué hace eso?», pienso.

No es que me moleste que me abrace. Al contrario, quiero hacer lo mismo, pero no estoy acostumbrado a mostrar afecto. Una cosa es ser hiperactivo y parlanchín, —aunque ya no lo soy tanto—, pero otra es andar repartiendo cariño. Aun así, la abrazo, porque es lo que anhelo desde hace tiempo, y al hacerlo ella me presiona más fuerte. Se siente rico, su aroma me envuelve, lo disfruto tanto que casi no noto que me está estrujando al grado en que mis heridas duelen.

—¡Me estás ahorcando! —Ella hace una cara de pena muy tierna «¿Por qué hoy está tan linda?», pienso mientras reflexiono qué le voy a decir ¿Cómo le voy a justificar que me metí en su pelea y que además perdí?

Mientras pienso eso, cambia su expresión tierna, por una de reproche. Suspiro, pues concluyo que aquí viene lo que merezco por entrometido.

—Sé que Kara era tu rival y yo me metí. Me discul... —Antes de terminar me interrumpe.

—¡No estoy molesta por eso, tonto! —me reprocha de forma fuerte— Estoy preocupada de que seas tan imprudente. Reconozco que te has vuelto muy fuerte, pero Kara maneja el qi incluso mejor que Ryan y no tiene dudas en usar su fuerza incluso contra personas que no son usuarias ¿Cómo se te ocurre enfrentarla solo? Al menos me hubieras pedido ayuda ¡Con gusto hubiera peleado a tu lado!

«¿A mi lado?», pienso. La idea de que peleemos codo a codo me saca una sonrisa.

—¿Por qué sonríes? —cuestiona con eso tono gruñón que por algún motivo me encanta.

—Nada. Es solo que pelear junto a ti, me haría feliz —Ella se sonroja. «¿Por qué se sonroja?», pienso. «¿Sera qué...?», «¡Nah! Deja de pensar tonterías».

—De todos modos. Lo hiciste increíble. Te felicito —halaga algo apenada, pero con su usual tono tosco.

—¿Y eso? —cuestiono con algo de ironía, pues hoy se está comportando más tierna de lo habitual.

—¿Y eso qué? —replica con más gruñonería.

—¿Qué mosca te picó? —Luego de que le pregunto eso ella hace una expresión de molestia. Creo que me pasé. Tampoco quiero que se detenga.

—Solo estoy intentando ser amable —me regaña— ¿No puedes solo recibir el halago y ya?

—Siempre eres amable. Aun cuando eres gruñona —respondo con una sonrisa.

El Péndulo de AliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora