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—Es extrañó que aún no me haya avisado que ya llegó, el vuelo no dura mucho — comentó con preocupación, mientras revisaba su teléfono si no tenía alguna llamada perdida de su hija, pero no, no había nada

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—Es extrañó que aún no me haya avisado que ya llegó, el vuelo no dura mucho — comentó con preocupación, mientras revisaba su teléfono si no tenía alguna llamada perdida de su hija, pero no, no había nada.

—Tranquila, ya sabes cómo son en el avión, quizás surgió algún retraso con el vuelo, además, siempre piden que se apaguen los teléfonos, pronto llamará, no te preocupes de más — la madre de la señora Hani, trató de tranquilizar, pero ni siquiera esas palabras lograban tener algún efecto en ella, al contrario, se sentía desesperada y una ligera opresión en el pecho no la dejaba respirar por momentos.

—Es qué, ella me hubiera avisado si había algún retraso en el vuelo, ella nunca deja de avisarme cosas así, porque sabe que me preocupo — volvió a responder. El sonido de sus tacones se escuchaban con fuerza resonando sobre el limpio mármol.

—Quítate esos tacones y sigue caminando todo lo que quieras, pero ese ruido me está poniendo igual de nerviosa que tú, ¡Por favor, Hani, ya basta! — la mujer mayor se puse de pie de golpe.

—Algo paso, mamá, te juro que tengo un mal presentimiento — la voz de la señora Manoban se rompió, dejando que sus lágrimas inundaran su rostro.

—Lo siento cariño, pero, no quiero pensar negativo, no cuando se trata de mi nieta — la mujer abrazo a su hija, consolandola.

Sin embargo, ambas se separaron en el momento en que el teléfono de Hani sonó, no dudo en tomar el aparato y contestar sin ver de quién se trataba, creyendo que era Lisa.

—Lisa, oh dios mío, me tenías muy preocupada cielo, ¿Por qué no me llamaste antes? — habló rápidamente.

Disculpe, ¿La señora Hani Manoban? una voz masculina respondió del otro lado de línea.

Y nuevamente, ese mal presentimiento la embargó.

—S-Soy yo, ¿Q-Qué es lo que sucede y quién es u-usted? — su voz nuevamente volvió a temblar, mientras que su madre la miraba preocupada.

—Soy el oficial Kangchul, y le llamaba para darle la trágica noticia que... desafortunadamente, el avión en dónde viajaba su hija, sufrió un accidente — las piernas de la mujer temblaron, sus manos también empezaron a temblar sin control alguno y las lágrimas, empezaron a salir acompañado de gritos desgarradores.

Su pequeña, su princesa, su todo...se había marchado y ahora, una enorme soledad la invadía. No quería absolutamente nada, ella sólo quería a su pequeña de regreso.

El día empezó normal en la base, algunos soldados trotaban en grupos sin perder su formación y otros se encargaban de cargar leña para repartir en las cabañas, ya que hoy en la noche bajaría la temperatura y necesitaban mantenerse en calor para no...

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El día empezó normal en la base, algunos soldados trotaban en grupos sin perder su formación y otros se encargaban de cargar leña para repartir en las cabañas, ya que hoy en la noche bajaría la temperatura y necesitaban mantenerse en calor para no enfermarse.

Lisa estaba sentada en una silla de ruedas que SeokJin le prestó para poder empezar a despejarse un poco, ya habían pasado cinco días desde que el capitán Jeon la había traído a la base, la pelinegra había estado un poco insegura, no quería ser una carga ni estorbo para los uniformados.

—¿Cómo te sientes hoy? — preguntó SeokJin con amabilidad, mientras acomodaba algunas medicinas que acababan de llegar al campamento.

—La cabeza ya no me duele tanto, sólo por momentos, supongo que poco a poco ira sanado — el médico asintió con una suave sonrisa. —Lamento preguntar, pero...¿Quién hace la comida para todos los soldados? — preguntó con curiosidad y mostrándose un poco tímida.

—¿Por qué la pregunta? — volvió a responder con una pregunta. —No me digas que quieres hacer la comida para esos animales — bromeó, la pelinegra soltó un suspiro y asintió.

—No quiero seguir siendo una carga para ustedes — confesó. SeokJin frunció el entrecejo y se giró a verla.

—Oye, no eres ninguna carga, estás aquí porque te estamos cuidando en lo que te recuperas, pero no pienses eso, no creo que el capitán Jeon le agrade escucharte decir eso — mencionó.

—Pero yo...

—SeokJin tiene razón — la voz de Jungkook hizo acto de presencia, entrando a la carpa con su característica seriedad. —Estás aquí porque te paso algo que te afectó, y ahora no recuerdas nada, no podemos dejarte a tu suerte, los militares ayudamos a la sociedad y protegemos su bienestar, así qué, no vuelvas a decir esas cosas y menos cuando yo estoy presente — finalizó, dándole una última mirada llena de molestia, la pelinegra sólo agachó la cabeza y se quedó en silencio. —SeokJin, ¿Podrías llevarla contigo a tu cabaña? Hará mucho frío por la noche y tu cabaña es más cómoda, además, si llega a tener algún dolor, te tendrá cerca — terminó de hablar.

Lisa se sentía como si fuera un objeto, la llevaban de allá para acá y de aquí para allá, eso sólo la hacia sentir aún más inútil, tenía suficiente con no recordar absolutamente nada.

—De acuerdo, se quedará conmigo hoy — aceptó. —Así qué, prepárate porque te voy a cocinar algo rico, ¿Te gustaría? — preguntó SeokJin a la pelinegra, quien le sonrió amable y negó con la cabeza.

—No creo tener el suficiente apetito como para comer algo, pero gracias por la invitación — rechazó la comida, antes de que le dijera algo más, con sus manos se impulsó mediante las llantas para quedarse en la entrada de la carpa, ignorando a los dos hombres que se habían quedado dentro.

Jungkook soltó un suspiro y negó con la cabeza, mientras que SeokJin simplemente sonreía suavemente.

—¿Ahora que fue lo que te pidió? — preguntó Jeon, esperando la respuesta del médico.

—Me preguntó que quien nos hacía de comer a nosotros — comentó, sonriendo. —Esta empeñada en ayudar en algo.

—Ese es el problema, ella no está en condiciones para hacer esfuerzo alguno, aún tiene los puntos en la pierna y no quiero que empiece a acostumbrarse a este lugar, en cualquier momento aparecerá información sobre su paradero o incluso puede recuperar la memoria, no quiero que se acostumbré por ningún motivo, este no es lugar para ella — declaró, mirando hacía la dirección donde ella estaba.

—Pienso lo mismo, pero no seas tan duro con la chica, recuerda que necesita de nuestra ayuda — opinó SeokJin, mirando con una suave sonrisa a la pelinegra que veía marchar a los soldados, quienes la saludaron con una sonrisa y ella también lo hizo. —Es una buena chica.

—Así sea la madre de Teresa, no se puede quedar — concluyó, dándole una última mirada al médico antes de salir de la carpa y marcharse, bajo la atenta mirada de la pelinegra, quién pudo saber en dónde estaba su cabaña del general Jeon.

—Así sea la madre de Teresa, no se puede quedar — concluyó, dándole una última mirada al médico antes de salir de la carpa y marcharse, bajo la atenta mirada de la pelinegra, quién pudo saber en dónde estaba su cabaña del general Jeon

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—LaOmmaChida💜💜✨✨✨

»Sin memoria 🌿 +18 [ Lizkook ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora