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Cuando el cielo empezó a volverse oscuro, los militares se apresuraron a terminar de abastecer las cabañas con leña, ya que el frío empezaba a hacerse notar y no podían permitir que nadie tuviera frío esa congelada noche

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Cuando el cielo empezó a volverse oscuro, los militares se apresuraron a terminar de abastecer las cabañas con leña, ya que el frío empezaba a hacerse notar y no podían permitir que nadie tuviera frío esa congelada noche.

—¿Quiere que le ayude con algo? — la pelinegra intenta casi por décima vez, convencer al soldado que terminaba de meter la leña a la cabaña del doctor Kim.

—No es necesario, señorita, pero gracias por la oferta — Christopher le sonrió amable, mientras que la pelinegra sólo asintió y soltó un suspiro. —Oiga, ¿Y el médico Kim? — preguntó, buscando la madera pequeña para empezarla a meter dentro de la chimenea y darle un poco de calor a la chica, quien parecía empezar a sentir el frío en sus brazos.

—Oh, un soldado vino por él, al parecer alguien se lastimó en el bosque mientras recogían la leña — informó.

—Vaya, que mala suerte — Lisa asintió. —Le dejaré la chimenea prendida para que se mantenga cálida, en lo que llega el doctor Kim, ¿De acuerdo?

—Claro que sí, muchas gracias — agradeció, realizando una reverencia con la cabeza. —Por cierto, ¿Puedo saber tu nombre? Conozco a Yeonjun, NamJoon y Changbin, ¿Cuál es tu nombre? — sonrió emocionada.

—Me llamo Christopher, pero puedes decirme Chris — Lisa sonrió y asintió. El soldado continúo su labor de encender la chimenea, bajo la atenta mirada de la pelinegra, quien se notaba feliz de tener con quien hablar al menos por unos minutos. Cuando la chimenea se encendió, Christopher sacudió sus manos. —Listo, ya está lista la chimenea — la señaló, mostrándole que era cierto.

—De acuerdo, te lo agradezco mucho Christopher, me salvaste de morir congelada— ambos rieron y el soldado asintió.

—De acuerdo, me tengo que ir ya, la hora de dormir se acerca y el capitán es un poco estricto con esa hora — Lisa asintió, comprendiendo. —Entonces, nos vemos mañana, que descanses.

—Claro, también descansa, adiós — Lisa lo despidió con un movimiento de manos antes de que él cerrará la puerta y la dejara nuevamente en la soledad de la cabaña del médico Kim.

La pelinegra soltó un suspiro y miró la leña arder en la chimenea, durante estos cinco días que había estado con los militares, había aprendido a que no debía interferir en las actividades de los uniformados, porque podrían ser castigados o regañados, simplemente debía verlos desde la lejanía mientras ella se mantenía en esa tonta silla de ruedas.

Un último suspiro salió de sus labios antes de que la puerta de la cabaña fuera abierta, Lisa pensó que se trataba del médico Kim, pero se extrañó al ver a un soldado desconocido entrar, mientras miraba a su alrededor, como si temiera de que fuera visto.

—Disculpe, ¿Quién es usted? — preguntó, mirándolo de arriba a abajo. El soldado cerró la puerta y la miró antes de sonreír.

—Hola, ¿Está el doctor Kim? — preguntó, siendo cauteloso con sus palabras. Lisa frunció el entrecejo y negó con la cabeza.

»Sin memoria 🌿 +18 [ Lizkook ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora