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Chenle se frotó el puente de la nariz cuando oyó a alguien tocar la puerta de su oficina. ¿Cuándo iba a tener un momento de paz? Parecía que cada vez que se daba la vuelta, alguien lo necesitaba para algo. Por lo general, era resolver algún tipo de conflicto o rescatar a alguien que había metido el culo en problemas.

Chenle estaba cansado. No podía recordar la última vez que había conseguido más de unas pocas horas de sueño. No ayudaba que cada maldita vez que cerraba los ojos, Jisung llegaba a su cabeza. Era como si el hombre tuviera el poder de dominar todo pensamiento de Chenle o algo así.

¿Y la gente se preguntaba por qué había perdido su piel azul? Chenle no creía que ellos pensaran que fuera incapaz de reclamar a su pareja. No es que esa fuera la razón, pero era el problema, que parecía estar en la cima de los pensamientos de Chenle la mayoría de los días. Si no lo supiera bien, habría pensado que estaba bajo algún tipo de antigua maldición o algo así.

Era la única manera de explicar cómo su pareja terminó siendo un shifter oso. Su pareja se suponía que debería ser un elfo de la Sombra al igual que él, no un oso. No importaba lo mucho que le hubiera gustado que fuera diferente, Jisung nunca sería aceptado por la gente de Chenle.

Y eso significaba que Chenle no podía reclamar al hombre.

Incluso si su corazón se rompiera cada vez que pensaba en ello. 

Chenle siempre supo lo que conllevaba el ser líder de su tribu. Nunca pensó que eso lo apartaría de su pareja. Siempre había soñado con tener a su pareja rigiendo a su lado y no en sueños.

Pero para eso Jisung tendría que quedarse porque cualquier otra cosa no podía ser contemplada. Aunque los elfos de la Sombra eran un pueblo pacífico la mayor parte del tiempo, no eran tolerantes de otras especies. Chenle estaba tratando de llevarlos al siglo actual, pero se frustraba a cada paso y con las personas que deberían haberlo apoyado.

—Chenle, tenemos que hablar.

«Hablando del diablo».

—Entra, Yizhuo —dijo Chenle porque sabía que decirle a su prima que se quedara afuera no iba a funcionar. La mujer hacía lo que quería, y cuando ella lo quería. Ella no escuchaba a nadie, ni siquiera a él, y Chenle era el líder de los elfos de la Sombra.

—Te perdiste tu almuerzo con Shuhua. —Yizhuo cruzó la habitación para estar de pie frente al escritorio de Chenle, cruzando los brazos sobre su delgado pecho mientras lo miraba—. ¿Sabes cuánto tiempo me llevó organizar la reunión con su padre?

—Yizhuo, te lo dije, no me acoplaré con Shuhua.

—Tienes que hacerlo.

—No, no lo creo.

—Su familia es una de las más prestigiosas en el mundo elfo. Con su línea de sangre combinada con la nuestra, podríamos estar en el trono durante los siglos venideros. 

Chenle se recostó en su silla y cruzó los dedos para no llegar a la garganta de su prima y estrangularla. Ellos tenían esta discusión casi diariamente. Estaba malditamente cansado de ella.

—Shuhua no es mi pareja, Yizhuo. No voy a enlazarme con ella sólo para hacerte feliz.

—Tienes que tener una pareja.

«Tengo una pareja», Chenle quería gruñir a la mujer, pero sabía que no podía. No sólo tenía que evitar que su prima supiera que era un shifter sino que además no se atrevía a mencionar que su pareja era un hombre.

Yizhuo perdería la cabeza.

Chenle no podría ser capaz de pasar sobre ella y reclamar a Jisung como su pareja, pero Chenle lo protegería con su último aliento. —Voy a encontrar a mi pareja cuando el destino decida que lo necesite. No antes de eso. Y no voy a aceptar a nadie más.

Eres valioso -JiChen/ChengSung-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora