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Chenle apareció en su oficina y luego entró en su sala. El lugar estaba oscuro, pero podía sentir que alguien lo observaba.

—Muéstrate.

Yizhuo se deslizó de entre las sombras, con las manos detrás de la espalda mientras le hacía una mueca de desprecio. —El mestizo ha regresado.

Chenle se acercó al sofá, mirándola con cautela. Él no confiaba en ella. Yizhuo siempre había estado celosa de él. Ella quería lo que no podía tener, y eso la hacía un ser desagradable para tratar. —¿Por qué no puedes dejar las cosas en paz, Yizhuo? ¿Está la tradición profundamente en ti? Ya no estoy aquí, pero ¿te sientes obligada a darme caza y tratar de arruinar a los Kim?

Cuanto más hablaba, más furioso se ponía. Si alguien hubiera salido lastimado, él no estaría tratando de razonar con ella en estos momentos. Estaría estrangulándola hasta la muerte con sus propias manos. Ni siquiera estaba seguro de por qué estaba tratando de razonar con ella. Podría ser el hecho de que no quería entrar en una pelea con ella. No cuando sabía que estaba embarazado de Jisung.

Eso aún estaba jodiendo su cabeza, pero ahora no era el momento para reflexionar sobre ese pensamiento. En este momento necesitaba enjaular a esa perra. 

—Me tiene sin cuidado la tradición, querido primo. Sabía que fuiste tú quien tomó el sobre. Siempre y cuando estés vivo, no podré hacerme cargo de esta tierra. Para mí vales más muerto que vivo.

Los dedos de Chenle se curvaron en los cojines del sofá, atónito ante lo que estaba diciendo. —¿Crees que esta tierra juzga lo que valgo? Desde que me emparejé con Jisung, he aprendido lo que es realmente importante para mí y lo que valgo. No le importa que sea propietario de la tierra, o que sea el líder de una tribu entera. A Jisung le importa una mierda que sea un mestizo. Puedes aprender algo de él.

Echando la cabeza hacia atrás, Yizhuo le dio una sonrisa arrogante. —Que se joda tu valor como hombre. Sólo me importa la unión de dos grandes naciones.

Su mano se deslizó por detrás de su espalda y Chenle no se sorprendió al verla con una pistola. Ella lo mataría y ocultaría su cuerpo en algún lugar remoto donde nunca sería descubierto. Yizhuo haría el papel de una prima en duelo y luego exigiría que se entregaran sus derechos como su sucesor.

Tenía que pensar en una manera de salir de esto. Incluso si desaparecía detrás de ella para quitarle el arma, podría escapar. Chenle tenía que pararla de una vez por todas. —Ya he elaborado los documentos legales para dar esta tierra a Jeno.

Sus ojos se estrecharon mientras sus labios se torcieron en una mueca. —¿Ese tonto? Él no tiene ni idea de qué hacer con esto. Jeno no tiene visiones de lo que el futuro podría ser si las dos tribus se vuelven una. —Su voz se estaba volviendo un tono más alto, y Chenle sabía que no tenía mucho tiempo antes de que ella apuntara el arma hacia él y apretará el gatillo—. Parece que tendré que sacar a alguien más del camino. 

Chenle parpadeó cuando Wonwoo, Mingyu, y un muy, muy grande oso apareció detrás de Yizhuo. Ella giró, apretó el gatillo cuando el oso la atacó. Chenle rápidamente corrió hacia la pelea, pero no había nada que pudiera hacer. Jisung había matado a Yizhuo. Ella estaba en el suelo, con la garganta desgarrada.

—¿Alguien recibió el disparo? —Chenle preguntó mientras miraba a los tres.

Mingyu se pasó la mano por la mandíbula, viendo hacia abajo a la forma de Yizhuo. —No, pero así no fue exactamente cómo pensaba que terminaran las cosas. Jisung cambió justo antes de que Wownoo nos apareciera aquí.

Aunque Yizhuo estaba muerta, Chenle pateó el arma de la mano.

—Voy a informarle a Jeno lo que ha sucedido. No creo que nunca vaya a entender cómo alguien puede ser pura maldad.

Eres valioso -JiChen/ChengSung-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora