Chenle se colocó en cuclillas sobre la gruesa rama de un árbol mientras observaba a Jisung. Estaba lo suficientemente arriba y lo suficientemente lejos para que su compañero ni lo viera ni lo oliera. Jisung estaba montando su caballo, reuniendo el ganado, y llevándolos hacia los pastos del fondo.
Sus ojos se posaron sobre su pareja. Él había visto a Jisung a lo largo de los años desde lejos, siempre bebiendo su hermoso rostro, su sexy construcción, y la hermosa manera en que su rostro se iluminaba cuando se reía.
Esta era la única manera de ver a su oso en su forma natural, sin pretensiones, sin ira. Mientras no se daba cuenta que Chenle lo estaba observando, Jisung era él mismo. Su pareja le había dicho a Chenle que no sabía nada de él.
Eso era algo muy lejos de la verdad. Sabía más acerca de Jisung de lo que el hombre nunca sabría. A Jisung le gustaba llevar la cabeza atrás y tomar el sol. A su pareja también le gustaba montar su caballo, sentir la libertad de la velocidad.
A Jisung también le gusta jugar con los cachorros que vivían en su casa. Chenle había visto a menudo a Jisung con su hermano menor Wooyoung y su sobrino, Shotaro. Ellos jugaban en el patio trasero, su pareja era la más suave de las criaturas.
Pero lo que llevó a Chenle al borde de la locura fue cuando su pareja se sentaba en el porche viéndose como si fuera el oso más solitario del planeta. Era en esos momentos cuando Chenle verdaderamente había considerado dejar su pueblo y jalar al hombre a sus brazos y borrar aquella triste mirada de su rostro.
Chenle se paró en toda su altura y echó su larga cabellera hacía atrás cuando el viento movió las hebras sobre sus hombros mientras veía a Hyunjin acercarse a Jisung. Ese hermano era un alborotador. Pero era cierto que también era el hermano que hacía a Jisung más feliz y reír más.
—¿Necesitas ayuda? —Hyunjin le preguntó a Jisung.
Jisung se giró y estrechó sus ojos color gris claro hacía su hermano. —Deberías haber estado aquí hace una hora.
Él era también el que molestaba más a Jisung.
—Lo siento. —Hyunjin se rio—. Felix estaba un poco juguetón esta mañana. —El oso movió sus cejas hacia su hermano, haciendo que las esquinas de la boca de Chenle se elevaran en lo que debería haber sido una sonrisa.
Pero él no se sentía feliz últimamente. No en los últimos cientos de años, la verdad sea dicha.
Antes de que Chenle pudiera desaparecer, Jisung giró la cabeza y el oso estuvo mirándolo directamente a los ojos. Chenle vio cómo Jisung se dirigió hacia él, flexionando sus músculos mientras se aferraba a las riendas, el Stetson en la cabeza tapando el sol, permitiendo a su pareja mirarlo sin obstáculos.
Jisung se detuvo bajo el árbol en el que Chenle estaba de pie. —¿Espiándome?
—Simplemente observando la vida del rancho.
Jisung le dirigió una mirada que decía que no le creía a Chenle. Apoyó las manos en la maltratada cabeza de la silla de montar, viéndose igual de guapo de cerca como lo hacía desde lejos. —¿Por qué no bajas del árbol?
Chenle apareció en el suelo. Se apoyó contra el gran tronco, cruzando los brazos sobre el pecho. —¿Y ahora qué? —No estaba seguro de por qué estaba jugando a este juego. Chenle sabía que no iba a dar nada más, pero no podía evitar la sensación de cruda necesidad que lo recorría mientras estaba allí hablando con Jisung.
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Eres valioso -JiChen/ChengSung-
RandomCansado de que Chenle aparezca y desaparezca de su vida, Jisung finalmente levanta su pata y exige a Chenle que tome una decisión. ⚠⚠ -Contenido homosexual, si no te gusta no leas. -Cambiaformas, vampiros, hadas, elfos, etc. -Octavo libro de la saga...