Una Sultana que tendrá que demostrar que las mujeres pueden gobernar un imperio.
Peleara para tener su lugar.
Pondrá su nombre en alto y llevara el sultanato a su máximo esplendor.
Una historia de poder... O una historia de amor. No solo se enfrenta...
La sultana mayor fue un mar de lágrimas durante toda la noche, no hubo tregua alguna que calmara su llanto.
Despertó y vio a Ahmed dormido en el sofá al lado de la cama, se volvió a sentar al borde de su cama mirando al balcón.
Vio una pequeña caja en el peinador, se acercó y la tomo entre sus manos. La abrió lentamente dejando ver su collar con forma de sol.
Nuevamente sus ojos se volvieron cristalinos, recordó tantos momentos lindos al lado de su padre...
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Todo se irá a la basura gracias a la idiota de Mahfiruze.
Ahmed se levantó viendo las lágrimas de su prometida, rápidamente se paró a abrazarla.
- Sabes perfectamente que tú no hiciste nada.
- Eso no lo cree mi padre, Mahfiruze logro lo que quería. Desatar una pelea con mi padre.
- El sultán sabrá tomar la decisión correcta, el confía en ti.
- No parecía eso anoche. - tocó su labio lastimado.
Mientras estaban abrazados y apunto de besarse el sultán apareció tras ellos.
Ahmed se levantó reverenciando al hombre frente a el, Selim le pidió que saliera inmediatamente pues necesitaba hablar con su hija.
- Con su permiso. - reverencio nuevamente saliendo y quedándose cerca de la puerta.
- ¿Qué lo trae por aqui su alteza?
- Kösem, conmigo no uses esos juegos. - dijo serio.
- No es ningún juego, ayer me dejó en claro que usted cree en mi culpabilidad, dígame, ¿cuál será mi castigo?
- No podría ponerte ningún castigo, solo te enviaré un tiempo lejos, así se podrán calmar las cosas.
- ¿A dónde me enviaras?
- Al palacio de lágrimas...
- ¡No! ¡No puedes enviarme ahí! Por favor padre, yo no quiero ir a ese lugar. - suplico.
- Lo siento, estás acusada de intento de asesinato. Mahfiruze está llena de heridas.
- ¡Yo no hice nada! ¡Ella es la que me está acusando de algo que no hice!
- No pongas más peros, te irás hoy en la tarde...
Se fue dejando a su hija ahogada en lágrimas.
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Mahfiruze quien estaba feliz por su victoria contra su propia hermana conversaba con su madre.
- Que bueno que estás mejor, estaba muy preocupada.
- Gracias madre. - le dile una sonrisa.
- Hable con Davud pasha.
- ¿Quién? - miro confusa a su madre.
- Es uno de los pashas más influyentes, el me propuso convertirse en tu esposo Mahfiruze.
- No madre, ahora que Ahmed se distanciara de Kösem yo debo ser quien se convierta en su esposa. - hablo con seguridad.
- Lo siento Mahfiruze, Ahmed ha acompañado a Kösem toda la noche. Esta claro que no se separaran, está decidido, te casarás con Davud pasha. - le dijo firme a su hija.
- Entonces me quedaré soltera, yo no me voy casar con nadie que no sea Ahmed.
- Entiende Mahfiruze, es por el bien de tus hermanos. Kösem podrá estar molesta con el sultán, pero tiene mucha influencia fuera de estás paredes.
- Ella no tiene un príncipe para entronar. - frunció el seño.
- Te equivocas, ¿acaso te olvidaste de Mustafa? Tal vez Nurbanu no tenga un príncipe, pero Bahar si. - miro furiosa a su hija. - Está decidido. ¡Te vas casar con Davud pasha!
Hanzade había salido de los aposcentos de su hija, en cuanto su madre salió, Mahfiruze tiro todo lo que tenía a su alcance.
Tal vez logro deshacer la relación de Kösem con su padre, pero no la de Ahmed con ella.
Su plan se iría por la borda otra vez, tenia que planear algo nuevamente para convencer a su madre.
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