Una Sultana que tendrá que demostrar que las mujeres pueden gobernar un imperio.
Peleara para tener su lugar.
Pondrá su nombre en alto y llevara el sultanato a su máximo esplendor.
Una historia de poder... O una historia de amor. No solo se enfrenta...
Ahmed se despertó viendo a su esposa aun desnuda al lado suyo, cubierta con las sábanas de seda, el pasha dejo un beso en su frente tratando de levantarla.
Acarició sus hombros descubiertos viendo como los ojos de la sultana empezaban a abrirse.
—Buenos días, me encanta saber que me despertaré y siempre te veré ahí, a mi lado. —beso sus carnosos labios.
—A mi también me agrada eso —la mujer correspondió al tierno beso.
Kösem se puso de pie tomando una bata de seda para poderse cubrir, camino hasta el balcón mirando como apenas el sol empacaba a asomarse.
—El amanecer es hermoso.
—El atardecer también —recordaron el momento en que se besaron por primera vez.
—Ahmed tu.... ¿Quieres hijos? —pregunto temerosa por la respuesta que el pasha le pudiera dar.
—¿Por qué lo preguntas?
—Porque no se si yo pueda darte los. —intercambiaron una mirada de confusión —Mi madre no pudo darle más hijos a mi padre, después de tenerme descubrieron que era estéril yo fui un milagro —Ahmed se acercó abrazando a la sultana. —Tengo miedo de que me pase lo mismo.
—No te preocupes, con el favor de Allah pronto llenaremos este palacio de niños.
—¿Crees eso?
—No solo lo creo, se que así será.
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La beso tiernamente tomándola de las caderas entrando lentamente en los aposcentos.
Ambos aún besandose y abrazados se tropezaron con un baúl cayendo sobre la cama.
—¿No me dejaras descansar cierto? —miro a Ahmed debajo de ella.
—Sabes que no lo haré —tomo sus labios sin freno alguno tomándola de sus caderas colocándola debajo de el.
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Luego de su agitada mañana, el pasha descansaba sobre la cama mientras que la sultana estaba leyendo en la terraza.
Haci aga entro avisando que el sultán pidió la presencia de todos sus hijos y consortes para hacer "un anuncio importante."
Ambos de inmediato se arreglaron y presentaron en los aposcentos del sultán dónde ya estaban, Hanzade con los príncipes, Mahfiruze con Davud pasha, Bahar y sus hijos, además de Nurbanu quien esperaba a Ahmed y Kösem.
—Ahora que tengo la atención de todos, creo que es prudente informarles sobre la repartición de provincias —hablo el monarca del imperio.
Los príncipes mayores se vieron con ojos brillantes esperando ser nombrados para dirigirse a su propia provincia.
La mayor se dedicó a esperar que su padre anunciará lo que ella ya sabía, pronto se convertirá en la única heredera del imperio.
—Solloku Mehmed —el mencionado se postro frente al sultán con un papel en sus manos — Haz el favor de leer el documento que tienes en tus manos.
Y así el pasha empezó la lectura de la orden de cambio por parte del gobernante.
“Nuestro sultán Selim ll, ha hecho un cambio memorable en la historia otomana, pues aquella ley que les negaba a las sultanas ascender al trono ha sido abolida. Por lo que el trono del imperio podra ser tomado por las descendientes femeninas del o la sultán reinante.”
Esas fueron las palabras que el estadista menciono, para acto seguido dirigirse a la familia imperial.
—Por lo que gracias a está nueva orden de jerarquía, nuestra sultana Kösem se convierte en la heredera directa del sultán Selim Kan.
Todos conmovidos por las palabras que salían de la boca de aquel pasha, sobre todo Hanzade y Mahfiruze quienes no podían creer lo que escuchaban.
El sultán había desplazado a sus hijos de su derecho al trono, y había colocado a Kösem en el máximo poder luego del sultán.
Kösem les dirigió una mirada victoriosa a aquellas mujeres que la subestimaron desde su infancia.
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—¿Qué pasará con los príncipes? —miro a la sultana —¿Planeas matar a tus propios hermanos? —Hanzade le hablo molesta.
—No me atrevería a siquiera tocar un solo cabello de mis hermanos, yo no soy tan ruin como otras personas. —Se dirigió nuevamente a su padre —Deseo estar a la altura de lo que me pide padre, prometo hacer hasta lo imposible por cumplir mi ahora misión.
—Y se que lo harás hija mía. —Acaricio su mejilla viendo "los ojos de su padre" como decía su hermana —Quiero que tú y Ahmed partan lo antes posible a Manisa.
—Asi sera, pronto tendrá noticias mías.
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¿Emocionados por lo que se viene?
Pronto tendremos personitas corriendo por Manisa!!
