Una Sultana que tendrá que demostrar que las mujeres pueden gobernar un imperio.
Peleara para tener su lugar.
Pondrá su nombre en alto y llevara el sultanato a su máximo esplendor.
Una historia de poder... O una historia de amor. No solo se enfrenta...
En el harem todo se volvió felicidad, el sultán pidió a los agas y a su fiel consorte Nurbanu que prepararán una bella fiesta para su hija por su compromiso.
Hanzade se había enterado gracias al aga que tenía espiando a Kösem, Bülbül Aga era su nombre.
Fingía lealtad al inicio y después se acercaba a Hanzade para contarle todo lo que la sultana hacia o decía.
Hanzade no tardó en hablar con el sultán para el matrimonio de Mahfiruze, el cual ya estaba decidido. Se casaría con Davud pasha le guste o no.
— Davud pasha ya lo acepto, y estoy segura que Mahfiruze también — dijo segura.
— Bien, pero no estoy seguro que las posibilidades económicas den para dos bodas en el mismo año.
— ¿Y por qué no casar a ambas en el mismo día? A final de cuentas son hermanas — trato de persuadir al sultán.
— Suena bien, realmente me parece lo mejor.
— Entonces le daré a Mahfiruze las buenas noticias.
La antigua favorita del sultán caminaba directo a los aposcentos de su única hija, la cual ya tenía todo su futura planeado.
Ante sus ojos aquel matrimonio era lo mejor, pero su hija no pensaría lo mismo.
—¿Una boda doble? —dice con voz tensa.
—¿No es buena idea?
—¿Crees enserio que es buena idea? Mi hermana se casara con el hombre que yo amo y me tengo que casar el mismo día que ellos.
—El sultán ya aprobó tu matrimonio con David pasha y el de Kösem con Ahmed, además creo que el sultán y ella se reconciliaron —refiriéndose a la sultana Kösem.
—¡Yo no me voy a casar con el! Ni el mismo día que Kösem. ¡Tu y mi padre están locos!
Hanzade sin pensarlo se levanta dándole una bofetada a Mahfiruze.
—Ere una irrespetuosa, hago esto por ti y tus hermanos, debo protegerlos de un terrible destino. ¿Acaso no lo entiendes?
Salió de la recamara dejando a la sultana hecho un mar de lágrimas, tal y como estuvo su hermana hace un par de días por su culpa.
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Ahora estaría atada a un hombre que no amaba, un hombre que era mucho mayor que ella y que además solo la utilizaría por poder.
Una pena que muchas sultanas de sangre llevaban en sus hombros, ahora era su turno de cumplir con lo que se le encomendaba desde que era una niña.
En algún momento esto pasaría, ella era una pieza de ajedrez en este gran tablero que era el imperio.
Cumpliría con su destino solo por proteger a sus hermanos que eran lo que más quería en este mundo.
En su habitación, Mahfiruze se recuesta, observando el techo adornado con intrincados diseños. Sus pensamientos danzan entre la tristeza y la resignación. El compromiso con Davud Pasha se convierte en una losa en su corazón, un peso que aplasta sus anhelos y sus sueños.
Sus dedos acarician el borde de su vestido, y sus ojos se nublan con lágrimas reprimidas. La idea de un matrimonio sin amor, una unión que solo busca mantener el equilibrio en la corte, la consume. Sin embargo, entre suspiros pesados, comprende que no hay escape. Es una ficha más en el complejo juego del poder.
Con determinación, se promete a sí misma ser fuerte, aguantar por el bien de sus hermanos. Es en ellos donde reposa su amor más puro, su razón para soportar la carga de un destino impuesto. Las lágrimas se secan en sus mejillas mientras abraza la esperanza de que, algún día, el tablero del imperio cambie y pueda liberarse de las cadenas que atan su corazón.
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Un triste destino que les aguardaba a muchas sultanas sin duda alguna.
Esperen el próximo capítulo que les aseguro que se convertirá en su favorito.
