CAPITULO ONCE

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"Disturbios en el imperio"

Año 1570
Estambul, Turquía

Estos últimos meses fueron de paz y tranquilidad, el año paso con rapidez.

Aunque los jenizaros estaban en desacuerdo con sus sultán, pues el era pacífico y tranquilo.

Un artista, no un guerrero, eso molestaba a los soldados, además su problema con alcohol.

Algo que había sido ocultado por su madre y consorte por mucho tiempo, pero todo sale a la luz en algún momento.

Todos en el palacio sabían de la adicción al alcohol que tenía el sultán, nunca lo negaron, solo que antes era menos.

La sultana Nurbanu se mantenía a lado del sultán todo el tiempo, ella lo mantenía lo más lejos posible del alcohol.

Pero en cuanto entraba otra concubina y le entregaba botellas enteras de vino, cerveza etc...

La joven hija de ambos pasaba sus días tratando de ayudar a su padre con algunos asuntos estatales.

En el imperio corría el rumor que el sultán había enfermado por su adicción. Lo cual no era del todo falso.

Nurbanu y Selim lo ocultaron por bastante tiempo, pero en unos días todo el mundo se terminaría de enterar.

- ¡Selim!

- ¡Recuerda a quien tienes frente a tí! ¡Soy el sultán!

- ¡Y usted enfrente me tiene a mi! ¡Nurbanu!

Ambos siguieron su discusión, la preocupación de la sultana era mucha, necesitaba que el estuviera bien

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Ambos siguieron su discusión, la preocupación de la sultana era mucha, necesitaba que el estuviera bien.

Además de su gran amor por el sultán, pensaba en su hija, Hanzade las mataría en cualquier momento sin su majestad.

Cierta princesa de sangre se encontraba dándose un baño, Esmeralda le ayudaba con los tazones de agua.

- Está lista sultana, ¿nos vamos?

- Si Esme, ya me quiero ir a mis aposcentos. - dice poniéndose de pie.

Esme le ayudo a vestirse y cepillarse el cabello.

- Perfecta, está lista para comenzar su día.

- Gracias Esme, pero me voy a quedar un rato aquí. - mira hacia el balcón. - Tu puedes irte al harem si quieres.

- Como guste sultana, pero me quedaré aquí, organizaré un par de joyas.

La joven miraba fijamente hacia el jardín, observó a unos soldados murmuran entre si.

Siguió mirándolos por unos minutos, se dió cuenta que uno de ellos se le dió una bolsa con algo dentro al otro hombre.

- Esme acércate. - le hace una seña a Esme quien estaba bordando.

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