ALBOR - Un nuevo comienzo -

CAPITULO 8

Nagijda, ese es mi nombre. Desde hace días me encuentro atada, de pie y sin poder dormir apenas por los cánticos e imploraciones. Todos los niños y jóvenes de la población, nos encontramos aquí en lo alto del mandira. Visitantes de todo el ksetra vienen a rezar, a buscar esperanza, a pedir por nosotros.

Las guerras azotaron regiones brutalmente, aunque ganamos por el gran avance de nuestras vimanas. Siempre he pensado ¿Realmente se gana en una guerra? Se saldan con millones de muertes de todos los bandos, al fin y al cabo, siguen siendo gente inocente que encuentra el fin de su vida antes de lo previsto, eso es malo, incluso para los dioses de más allá del firmamento que nos ayudaron en las primeras guerras ... o eso cuentan los ancianos. La idea de una diosa azul con muchos brazos super guerrera... no sé yo dónde acaba la verdad y dónde empieza la ficción.

El mandira se va llenando, la oscuridad va ganando terreno a medida que el Sol va descendiendo, con ello comienza el verdadero temor de todos: la jvara.

Cada noche asciende un poco más y cada vez que se retira lo hace un poco menos. Cuando el mandira quede hundido por completo, comenzará el principio de una nueva vida.

Tengo catorce años y estoy condenada a morir ¿Por qué? No lo sé, pero al igual que yo, peligramos todos en el templo. Nos intentan poner a salvo aquí en lo alto, cerca del cristal, pero no servirá de nada por más que lo intenten, si ha de llegar el día, llegará. Quiero escapar y huir a las montañas del norte, allí es imposible que pueda llegar la furia del mar y la ira de los dioses, las altas cumbres de nieves perpetuas nos protegerían a todos y sin embargo, nos tienen atados sin podernos mover, esperando que nos salvemos como por arte de magia del cristal o con ayuda de los antiguos dioses.

Escuchar el murmuro de todos los fieles en sus oraciones, sólo a la luz de las candelas, no causa más que llanto a algunos de los niños y jóvenes que están aquí conmigo. A mí sólo me provoca un gran escalofrío.

Un sonido constante contra las puertas del mandira, nos informa que la jvara ha subido y las laharas ya golpean la entrada ¿Cuántos días tardará en subir y cubrirlo todo por completo? No lo sé, pero espero que llegado el momento, sea rápido y no suframos una agonía lenta y dolorosa.