CAPITULO 18

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Intento no llorar pero me resulta imposible, las personas que desde abajo imploraban ayuda están ahora subidas en las columnas, agarradas como pueden, como animales salvajes intentando no sucumbir al agua que no para de subir y entrar con fuerza dentro del mandira. Los gritos de desesperación de la gente a los familiares agotados que dejan de nadar y se hunden para no volver a la superficie, inundan el edificio a pasos más agigantados que la propia jvara.

Escucho gritar a varios chicos que están atados en la parte opuesta a mí, por lo que consigo entender entre sus sollozos, gritan por su madre, es la mujer que va flotando y la corriente le arrastra a través de todo el mandira golpeándole con todo. El nudo de mi garganta no puede más y brota al exterior, las lágrimas no me dejan ver de lo grandes que son. ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué nos han vuelto a castigar de esta manera?

ALBOR - Un nuevo comienzo -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora