Pᴀɴᴅᴇᴍóɴɪᴜᴍ [Awidred]

7-. Cuento de un amor

*ᵇᵃⁿᵍ*

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En el muñeco de madera se marcaron tres disparos certeros en la cabeza, un chico pelinaranja de ojos negros volvió a ponerle seguro a su pistola y la guardó en su funda, volteando a ver con orgullo a su padre, quien sonreía desde desde lejos, cortando su plática con sus empleados para felicitar a su hijo.

―¡Javi, eso ha sido increíble! Has mejorado bastante.

Le felicitó Jardred abrazándolo de costado y sacudiéndole el cabello.

―He aprendido del mejor.

Dijo el niño mirando con orgullo a su padre.

―A este paso terminarás al frente de "la empresa" en poco tiempo.

Dijo Jardred satisfecho, para luego endurecer la mirada y mirar hacia afuera de la finca.

―Recuerda, si ves algún movimiento extraño fuera de la casa, puedes disparar.

Javi asintió ante esto, sabía que había algo grave aunque su padre no se lo dijera, y sabía que lo hacía por protegerlo, así que no cuestionaba más allá.

―¿Podrías contarme de papá?… Sigo deseando conocerlo, me gustaría saber más de él.

―Pero si ya te he dicho todo…

Soltó confundido el pelinaranja  pues realmente le había contado todo lo que podía sobre Awita.

―Entonces cuéntame de nuevo, me gusta la cara de enamorado que haces mientras me hablas de él.

Jardred endureció el semblante y esquivó la mirada.

―Pues él era un hombre muy alegre, muy amable y bondadoso, quizás un poco tímido, miedoso igual, pero igual tenía su vena psicópata…

Comenzó a contar Jardred mientras caminaba en dirección a la finca, dejando de lado la zona de tiro.

Eso era algo que Javi amaba de su padre, no importaba cuán duro o difícil de tratar pareciera, siempre terminaba contestando sus dudas.

El pequeño comenzó a seguirlo a la casa retozando alegre tras de él.

Quizás tenía un físico parecido al de Jardred, pero realmente tenía la personalidad de Awita.

―Entonces… ¿Cómo se conocieron?

Jardred detuvo su paso, nunca le había contado eso a su hijo, y es que realmente igual para él la historia había cambiado cuando encontró una carta de Antonello.

―Es difícil de explicar.

―Yo escucho, tenemos mucho tiempo.

Jardred sonrió ante esto y levantó al niño, subiéndolo a su espalda y llevándolo a la casa.

―Fue una noche… cuando aún era un sicario y tu bisabuelo ni siquiera pensaba en subirme de puesto.

Comentó Jardred bajando a Javi en el puf que tenía especialmente para él en su oficina.

―Había sido mandado a una misión lejos de la sede… Así que cuando iba de regreso me encontré con un accidente automovilístico sobre la carretera.

Comentó él sentándose en su silla giratoria y girando un poco de derecha izquierda, intentando recordar realmente aquel día pues estaba muy, muy perdido en su memoria.

―Había un auto en llamas, mi curiosidad me hizo acercarme… Y la verdad la familia que estaba  ahí dentro estaba muerta, solo había un chico que podía ver aún respiraba, así que no me quitaba nada sacarlo, ponerlo seguro y marcar a urgencias… después de ello me largué…