Las piernas me temblaban, mis manos intentaban cubrir mi rostro para no gritar.Se suponía esto sería diferente, todo sería diferente.
Turbo me tomó por los hombros, empujándome hacia afuera.
El librero se corrió, abriendo la entrada a esa oficina.
Solo pude avanzar un paso, pues después me congelé. Lo tenía ahí de frente, y por fin mis pesadillas se hacían reales.
Las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas, podía sentir que la voz se me iba, ya nada se sentía siquiera real.
La sangre tocó la punta de mis zapatos, y por fin todas las lágrimas cayeron como un torrencial hasta el suelo.
Mi pecho dolía, dolía demasiado.
No podía respirar.Caí de rodillas llevando mis manos a mis ojos, tratando contener las lágrimas, pero incluso mi boca ya me había traicionado, sacando los alaridos de dolor en vez de sollozos.
Mi mano izquierda se acercó temblando hasta su rostro, levantó su mechón verde para poder ver sus ojos, que ahora yacían cerrados.
Mi corazón se estrujo y la nariz comenzó a picar, la cabeza me dolía.
Podía sentir mis mejillas rojas, que el aire me faltaba, y aún así, lo estaba levantando, colocando sobre mi regazo.
─Jardred... Por favor...
Me puse escuchar entre sollozos descontrolados, haciendo casi inaudible mi frase.
─No puedes irte, no puedes dejarme... No otra vez... Y no de verdad.
Las lágrimas cayeron con más fuerza, y como pude, lo acomodé en mi regazo, abrazándolo, deseando que su temperatura no siguiera bajando más.
─Por favor, por favor, por favor... No me dejes, no me dejes, por favor, Jardred.
Mi voz sonaba tan desesperada y mis manos trataban cubrir los agujeros de bala en su pecho.
─Jardred, por favor, perdóname... Soy pendejo, todo esto es mi culpa, ¡perdón! ¡De verdad, perdón!... Yo soy el culpable, lo sé... Lo admito, pero por favor, por favor, no me dejes.
Comencé a besarlo en la frente, en la cabeza, en las mejillas, tenía que despertar, debía de despertar, su pulso aún estaba ahí, cada vez más débil, pero lo estaba.
─Awita. ─Turbo me tomó el hombro para que volteara, pero yo no iba a dejar a Jardred─. Es inútil, Anita, deja de intentarlo, está muerto.
─¡No! ¡Él no ha muerto! ¡Aún puede vivir!
Mis manos se aferraron a la camisa de Jardred, no quería perderlo.
─Llevame de vuelta a la noche en que te conocí...
Susurré entre lágrimas a su oído, y cerré los ojos.
Él debía vivir, no podía morir, no podía acabar así, no podía dejarme.
─¡Ya déjalo!
Turbo me tomó por los hombros, jalándome hacia arriba.
─Ya no se puede hacer nada más.
─¡No!... No... Me niego a aceptar eso...
Me solté del agarre golpeando a Turbo y volví a tirarme al suelo.
─Soy Doctor... Soy un buen doctor, sé que algo haré, se que puedo salvarte...
─Awita...
Tanto Turbo como yo nos petrificamos al ver que Jardred había abierto los ojos y hablado.
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Pᴀɴᴅᴇᴍóɴɪᴜᴍ [Awidred]
Fiksi PenggemarHacía unos años, pensaba que ya había pasado lo peor, por fin tenía una familia con la persona que amaba y todo era paz y tranquilidad, sin embargo, no debí haberme confiado, no debí haber bajado la guardia nunca. Creía que ya me había deshecho de L...