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Enero parecería ser el más tranquilo del año, pues han terminado las fiestas decembrinas y no habrá algo que celebrar hasta dentro de mucho tiempo; sin embargo, en el territorio alemán, por ordenes de Brandeburgo y Prusia, era de los meses con mayor movimiento y fiesta. Desde antes que terminara el año, comenzaron a organizarse los desfiles militares, las invitaciones, y el salón de fiestas; todo debía salir bien, pues esta fecha era mucho más importante que en años anteriores.

Para realizar la fiesta, se escogió el Palacio de Sanssouci, a las afueras de Berlín; curioso, ya que el significado del nombre del palacio "sin preocupaciones" no coincidía en lo más mínimo con el ambiente generado por todos los preparativos, limpieza y decoración.

Mientras todo el evento era organizado, Second Reich continuaba con sus actividades de siempre, recibiendo visitas casi diarias del austrohúngaro.

—¿Estás seguro de que estas visitas no afectan tu trabajo? —dejó de leer para mirar a su contrario—. Casi todos los días hago cosas referentes a la industrialización y asuntos políticos, pero tú no pareces preocupado por esos asuntos en tu territorio.

—No te abrumes por eso, cariño, el trabajo puede esperar —acarició su cabeza—. Aún tengo mucho tiempo para hacer esas cosas, tranquilo.

El alemán suspiró, y volvió su vista al libro. Su contrario lo abrazó tiernamente, y observó también el libro. Entonces algo llamó su atención: una ilustración en la página, de lo que parecía ser un bosque nevado que cubría una fría montaña. Entrecerró los ojos incrédulo, y se acercó más para apreciar la imagen.

—Disculpa, ¿cómo se llama ese lugar?

—Es el monte Brocken, está en la Sierra del Harz.

—Hm, ya veo —continuó viendo ese dibujo, y con su mano tocó su barbilla.

—¿Por qué lo preguntas? —notó como el pelirrojo estaba muy pensativo.

Asintió inconscientemente para si. —He estado allí antes.

—¿En serio?

—Ja; es un lugar muy frío, pero si estás alrededor de una fogata y bailando eso no afecta demasiado —lo besó en la mejilla—. ¿Por qué estás leyendo sobre ese monte?

—Leía acerca de el supuesto espectro que se puede ver allí.

—Solo es un efecto de la luz que hace que la sombra de las personas parezca gigante por culpa de la niebla.

—Así es, solo una superstición que tiene una explicación científica. Aunque, tomando en cuenta que tu eres un monstruo, ya no estoy seguro de que es fantasía y que no.

—Jeje, créeme, ese espectro no existe realmente.

La conversación de ambos se vio interrumpida por la puerta que era tocada un par de veces. Se miraron con nerviosismo, y Austria-Hungría se separó rápidamente del pelinegro para esconderse bajo la cama.

—Hijo, necesito que bajes un momento —era la voz de Prusia, cosa que alarmó mucho más a los dos imperios.

—Eh... ya voy, solo guardaré algunas cosas —intentó sonar calmado.

—Está bien.

Se escucharon los pasos de la mujer alejarse, e Imperio Alemán suspiró aliviado. Miró por debajo de la cama a su contrario, y por si acaso le dijo que no saliera hasta que él volviera; luego de esto, se fue de su habitación para encontrarse con su madre.

—Bien, antes que nada, el sastre está aquí para tomar tus medidas para el traje que usarás, así que irás con el primero. Luego, me ayudarás a escoger las decoraciones para el palacio, y también la lista de invitados —dijo, mientras revisaba con una mujer cuales serían los platillos y postres que ofrecerían.

Unter Meinem BettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora