Capítulo VII: ¿Cuál es el propósito de tu existencia?

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El libro de la Tragicomedia presenta

¿Cúal es el propósito de su existencia?

Los árboles bailan al ritmo del viento, el suelo respira, la tierra está viva, el mundo con sus humanos, los demonios con las bellas maldiciones, los ángeles con su absurda hipocresía, la verdad de la mentira, la mentira de la verdad, el precio de la humildad, la paga de la maldad, la bendición del mal y la maldición del bien, todo tal para cual.

Entiende, no todo lo bueno se relaciona con lo bueno, cuando empieces a crecer, verás que el mundo no es como es el mundo que creíste ver, es más oscura para el ojo que del saber, si el paraíso quieres a sacrificios tendrás que someterte. Lo bueno de ser malo es lo bueno de una hermosa canción que oyes con tanta pasión por el día y por la noche, aquella que no pararás nunca de escuchar. Si quieres remediar de tu supuesta maldad, te aconsejaré que eso jamás lo lograras, el humano es humano, libre de sensibilidad, no está y si eres maduro lo sabrás. Entiéndelo, son demonios, aquellos que no poseen falsedad a su falta de esencia astral, no son hipócritas, algo ustedes a diario intentan no mostrar,  bajo una máscara se mostrarán para después males entre ustedes hablar, más a espaldas, pero no frente a la cara.

Las maldiciones no son más que emociones sufridas, traiciones, una serie de acontecimientos perversos, ajenos, horrendos. Humanos que no son demonios, demonios que no suelen ser maldiciones, maldiciones que no quieren cargar con la maldad, solo quieren libertad. 

 ¿Una segunda oportunidad? 

 Tal vez, no son nada, no tienen nada, cuando murieron eran "nada", su manera de ver el mundo es la manera en como se ve cuando solos nos encontramos, ya cuando la esperanza no existe más y cuando la crueldad se aprovecha de la humildad hace que la pura alma se ensucie hasta ya no dar más. 

 Los animales en manada fuertes se considerarán, el ser humano solos con sus demonios quiere estar, pues falsedad no encontrarás, en las maldiciones, si tienes suerte, no te ahuyentarán. Al odiar la vida, su existencia menos justificara será, porque ellos no estarían aquí en primer lugar... Y si lo observamos de  otra manera, inteligentes los considerarán, mientras que los demonios como esclavos los usarán, los humanos siendo ridículos la gran cosa se creerán, por las mentiras que los otros bajo rencor lo elogiarán.

— Eso ya no importa... ¿No lo entiendes?, aquí hay más libertad, aquí hay más vida...

El mundo, por otro lado, sigue con la misma hipocresía con la que se vive a lado, no hay mucho que contar, solamente la falsedad. Las maldiciones que invadían aquel bosque donde cantaban a un ritmo muy simpático, dispuesto ayudar a todo quien sea de su autoridad, como la vez que se presentaron ante sus superiores, a la bella reina,con la mano sobre el pecho, las maldiciones le juraron lealtad, le juraron protección, le juraron honrar, aquel hijo fruto de un amor, fruto de una traición...

— Le prometimos a tu madre serte leales hasta tu muerte, aunque a veces duremos de ciertas decisiones ...

Las maldiciones de pureza infinita inseguras serán, con sus superiores, débiles siempre se mostrarán, débiles se considerarán, aunque todo eso cambio cuando al hijo de su reina conoció lo que inició como una obligación, poco a poco se convirtió en una afición. 

— Cuando tengo algo que decir lo digo, porque somos amigos, ¿no? — Maldiciones confundidas por un trato muy significativo tanto por un cruel destino que ellos mismo aceptaron desde un inicio.

— Eres más que eso Shinyuu, no te sientas inferior a mí porque no es así, cuando tienes algo que decirme, dímelo, yo te escucharé y lo pensaré, suelo pensarlo mucho porque tienes razón, siempre sueles tener razón en todo lo que dices, en cada una de las palabras... porque tienen coherencia... sabes de qué hablar y en qué momento hablar, no solo eres un amigo, eres familia, jamás dejes de sentirte así...

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