Capítulo X: La humana razón de una valiosa maldición

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El Libro de la Tragicomedia presenta...

"La humana razón de una valiosa maldición"

La luz de la luna ilumina la oscuridad de la eterna noche, mientras su resplandor plateado tiñe cada rincón de la oscura habitación. La tranquilidad reina en cada esquina de la habitación, solo es  interrumpida por los ocasionales pensamientos que solían atormentar a causa de una sola persona. La cual se trata del mismo chico que, desde hace meses, intenta acercarse a él; un ser enigmático y misterioso que siempre camina junto a las sombras, ocultándole bajo sus miradas indiscretas. Cada noche, Ashley intenta dormir en paz, pero no puede. Lo que ha presenciado recientemente la atormenta demasiado ¿Qué es lo correcto?, se pregunta siempre ¿Seguir el juego o ir y hablar de lo que sabe? Es extraño, porque mientras más se ocultan, nadie sabrá si ha desaparecido o no, ya que nunca ha visto su existencia ¿Qué es lo malo? ¿O qué es lo bueno? Ashley se pregunta por qué vivimos con la incógnita de nuestra existencia. Si tenemos algún propósito en la vida, ¿podemos llamarle vida a algo que no lo es? 

La noche, con el tiempo, se vuelve larga y pesada. Los ojos de Ashley se muestran cansados, quieren dormir, pero le resulta imposible. El insomnio no la ayuda y el miedo la mantiene más alerta de lo que debería estar. Su mente solo se enfoca en una cosa, o más bien, en una persona cuyo nombre es Jung Seojun.

¿Qué esconde? ¿O más bien, qué pretende? Siempre hay una amenaza latente bajo la misma advertencia.

Ashley, ya estresada por la situación, se levanta de la cama y observa la ventana junto a la luna, prediciendo que el nuevo día ya había llegado. Confundida, se pregunta si será capaz de superar los obstáculos que se le presenten. Siente el peso de la adversidad sobre sus hombros y cree que el destino ha decidido jugarle en contra una vez más. Sin embargo, Ashley piensa que no debería dejarse vencer por las dificultades. Suelta un suspiro pesado, el sueño todavía no ha llegado, y tras esta complicada situación, aún peor, Ashley observa de nuevo la noche. Sin duda, es hermosa, pero su belleza espanta tanto como si a su lado existieran los seres de oscuridad de los que tanto ha escuchado hablar por boca de alguien a quien tanto dice desagradar. Algo totalmente paranormal para alguien que es totalmente normal, ¿verdad? 

Mucho pensar le causa una ligera migraña. Debido a la falta de sueño, la joven se pregunta a qué hora de la noche se encuentra presente. Se cuestiona si es necesario descansar o si todavía necesita acumular energía. Por lo tanto, se formula la misma pregunta en su mente.

— ¿Qué hora es?

Toma el pequeño aparato electrónico que en alguna ocasión Adriam le había regalado, fue algo de casualidad. En una ocasión, Ashley se perdió y no supieron cómo localizarla. Después de varias horas, finalmente la encontraron; resulta que estuvo en casa todo ese tiempo, durmiendo, y nadie se dio cuenta de eso. Es por eso que, con el objetivo de estar siempre informado de su ubicación y no volver a preocuparse de esa manera, Adriam le regaló un celular para evitar este tipo de conflictos en adelante. A decir verdad, en muy poco tiempo Adriam se había encariñado con ella. Le recordaba la niñez de su sobrino, alguien curioso, simpático, pero sobre todo alegre. Algo que siempre recordaba cuando empezó a convivir con Ashley, era su curiosidad, alegría, pero sobre todo su atención. Así solía ser Jung Seojun, o como él solía llamarlo, André. Al principio le costó aceptar su cambio de comportamiento, pero supuso que era algo normal debido a la edad. Aún así, en el refugio, Ashley cumplía el rol de ser una buena compañera, lo cual, en cierta manera, Adriam creía que favorecía a Jung Seojun, aunque no era así, no se daba cuenta de que eso la perjudicaba aún más. La pobre andaba más que traumada.

Ciertamente, el aparato era una fuente de comunicación y también podía ser una forma de entretenimiento. Sin embargo, cómo decirlo, a Ashley le costaba usar el aparato. No sabía nada de tecnología. 

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