15🥀Despedida🥀

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Capítulo 15: Despedida

Mi reina,


En mis días de vuelta en Nelicia no he podido dejar de pensar en usted y llámeme imprudente por decirle esto pero es lo que mi corazón siente.

Ansío nuestro próximo encuentro que desafortunadamente sólo los dioses dirán cuándo será. No me molesta viajar los días que haga falta con tal de verla Majestad, el recuerdo de sus ojos ha sido mi consuelo.

Espero que esta carta la encuentre bien y que sus preocupaciones sean leves.

Su fiel servidor, Alan Eiros.


Sahara había recibido una carta de Alan que probablemente tendría unos días de escrita, su entusiasmo y emoción al leerla le hicieron sonreír de manera tonta y agradeció que nadie pudiese verla actuando así. 

Había estado recibiendo correspondencia de Alan desde que él tuvo que volver a Nelicia luego de su estadía en el reino y los cálidos días que pasaron juntos. La reina, por su parte, había respondido todas y cada una de las enternecedoras cartas que le llegaban, con la esperanza de que siempre llegarán a tiempo. 

Y aunque un presentimiento le guiaba a pensar que todo marchaba bien, había una cosa pendiente que debía dejar atrás si estaba dispuesta a cuidar de esto nuevo que florecía. Así que salió de su oficina, se encontró a Alexander en la puerta y lo hizo pasar. 

La reina volvió a quedarse tras su escritorio y su guardia permaneció estático frente a ella, la miraba con extrañeza ante su comportamiento. 

—Hay algo que me gustaría hablar Lord Comandante.— dijo de manera tajante, sin expresar el descontento que llevaba por dentro. 

—Por supuesto Majestad, dígame.— Alexander mantenía una postura rígida, manos detrás de la espalda, hombros tensos y mandíbula apretada. 
Tal vez respiraba en el aire lo que se avecinaba.

—Creo... Considero que todo vínculo que hayamos tenido fuera de la corona debe terminar en este instante..— los ojos del Comandante se desencajaron y Sahara no pudo mantenerle la mirada. Un poco de culpa la zumbaba en la piel y retorcía decisiones ya tomadas. 

—¿D-de qué estás hablando Sahara? no lo dices en serio.— soltó una risa nerviosa y sentía una angustia carcomiendo el sentido común que lo mantenía a raya.


—Es una orden, y si te sirve de consuelo es lo mejor para ambos. ¿Acaso creíste que nos casaríamos y dejarías tu puesto de Lord Comandante para ser Rey Consorte?.— silencio era todo lo que habitaba en aquel ambiente, de pronto un hilo del destino que parecía iba a estar unido por mucho tiempo, tuvo un lugar efímero entre ellos dos.

—Debes prometerme que no volverá a pasar nada entre nosotros.
Su guardia no parecía estar por completo escuchándola, lucía aturdido y molesto. Sin embargo no había atisbo alguno de que no quisiese cooperar, después de todo, solo sabía obedecer a su reina.
El Lord Comandante se hincó en una rodilla como el día en el que lo nombraron Guardia Real. Sus manos descansaron en la base de su espada que había desenvainado, y luego de un profundo suspiro dijo:

—Yo, Sir Alexander Fitzgerald, Lord Comandante de las fuerzas armadas, Caballero de la Guardia Real y devoto servidor de mi reina juro ante los dioses no volver a desearte o incitar acciones carnales fuera de tu matrimonio. Juro protegerte sin perturbar tu reinado y respetar a quien sea tu futuro consorte.— un dolor denso y horripilante se había instalado al rededor de los dos amantes, hizo una pausa y tragó el nudo que se había formado en su garganta. —Pero por sobre todas las cosas, moriré amándote, Sahara, lo juro. Juro amarte tanto como lo hice ayer, hoy y el resto de mi días.

The Five Kindoms [Sin terminar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora