0🥀Prólogo🥀

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Capítulo 0: Prólogo

Apenas entré al salón la multitud me sorprendió, nobles y damas por doquier. Nadie a quien le pudiese ver la cara por completo, ni ellos a mi.

Sahara había exigido que esta fiesta fuese con antifaces y así fue, nadie debía estar seguro de con quién estaban hablando. Salvo una persona. Persona a quien debía tomar como rehén y aniquilarlo por alta traición.

A lo lejos, cerca de un ventanal con vista lluviosa, vi a Sahara y con dificultad intenté caminar entre las personas intentando llegar a ella cuando de repente una mano toma mi antebrazo y me detiene.

Por un momento mi instinto fué quitarme la mano de encima pero reconocería su mirada donde fuera, el príncipe Ezra. Tomó mi mano con delicadeza y dijo:

—¿Me concede esta pieza mi lady?— el brillo en sus ojos ese día era distinto, él sabía que algo cambiaría en aquella sala.

—Claro que sí mi príncipe, solo procure no pisar mis pies—. Una ligera risita nació en sus labios pero rápidamente alegó:

—No prometo nada querida.

Sin más entramos a la pista de baile y seguimos el ritmo de la balada que tocaba la orquesta aquella noche. La mano de Ezra en mi cintura se sentía tensa, preocupada. No tardó mucho en hablar nuevamente.

—Él ya está aquí, sabes lo que debes hacer.- soltó sin mirarme, observando a nuestro alrededor mientras continuábamos bailando. Su tono de voz era casi inaudible, sé que solo yo podía escucharlo.

—No me lo pidas tan fríamente como si esto no fuese difícil para todos, sé lo que hizo y de lo que es capaz pero esta pelea interna que tengo me hace sentir inmensamente culpable por lo que estoy a punto de hacer.— intentando mantener la compostura susurré lento en su oído y me alejé brevemente cuando la balada finalizó minutos más tarde.

—Piensa en nuestro padre. Hazlo por él—. Fueron sus últimas palabras antes de desaparecer entre la multitud y perderse.

Y por un momento todos los invitados de la sala se hundieron en un silencio rotundo, las puertas principales fueron abiertas y a pesar de su antifaz era su entrada dramática lo que anunciaba de quien se trataba.

El príncipe Kalt Makiekovich atravesó el gran umbral de madera y en un gesto descortés caminó sin siquiera devolver saludo alguno y paró justo frente a mi.

Tomó mi mano y besó el dorso de esta sin una pizca de vergüenza, con tanta práctica y naturalidad que sorprendía.

—Amada mía, finalmente te encuentro.— Su intensos ojos negros encontraron los míos y sin piedad me miró, rebosante de entusiasmo verdadero.

Tímidamente comenzó a sonar nuevamente una melodía, donde los protagonistas eran un grupo de violinistas bien dotados. La balada llamó la atención del príncipe y su atención se vio dirigida unos breves segundos en ella, sin embargo, rápidamente pareció notar el temblor de mis manos y me miró extrañado.

—¿Ocurre algo?— intenté retirar mis manos de las suyas pero él solo ocasionó que Kalt reforzara el agarre y aproximara nuestros cuerpos, tomando con su mano libre mi cintura.

—Para nada,— dije esbozando una falsa sonrisa.— todo en orden.

—Entonces permítame bailar esta pieza conmigo.

Y antes de siquiera poder oponerme a la idea o estar de acuerdo, el príncipe ya había tomado los primeros pasos, posicionándonos en el centro del salón de baile.

Las otras parejas que se encontraban bailando notaron mi presencia y la del príncipe y simplemente se apartaron de sus lugares y se dispusieron a disfrutar de la melodía sin bailarla. Solo Kalt y yo nos encontrábamos allí, en el centro, deslizando nuestros cuerpos como uno solo a cada lado del salón, nuestros pies realizaban los pasos de baile como si de una danza practicada se tratase.

The Five Kindoms [Sin terminar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora