6🥀Premonición🥀

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Capítulo 6: Premonición

Luego de la charla con Sahara, Ébano no tenía ánimos de seguir tomando el té con sus damas, dió por hecho que cada una había seguido con su tarde luego de abandonar la sala así que mandaría un guardia a buscar una doncella que limpiara todo y recogiera las delicadas piezas de porcelana que habíamos dejado.

Apenas salió de la sala del té, vió a Nick. No dijo una sola palabra pero por su rostro pudo adivinar que la joven princesa también le había dicho algo al irse. Estaba parado a unos metros, la miraba como si pidiera perdón pero no tenía de qué disculparse.

Caminó hasta él lentamente y la brisa del pasillo hizo ondear su vestido, con algo de inseguridad tomó su mano y se aseguró de que no pasaba nadie por allí. Sintió aquella áspera mano apretar la suya, en la añoranza de querer algo más.
Sus ojos evitaban los de ella y en cambio viajaban por toda su figura, como si la hubiese extrañado todo el día. Lo comprendía, era difícil mantener la sana distancia y fingir. Sus miradas se juntaron con complicidad y Ébano se atrevió a interrumpir aquel momento tan íntimamente público.

—¿Qué te ha dicho?— preguntó sin necesidad de mencionar su nombre

—No importa ahora, Alteza, deberíamos preocuparnos por asuntos mayores a la princesa. No deseo que el rey sospeche.— se notaba el cansancio de un largo día en sus palabras suaves y actitud somnolienta.

—Tranquilo, mi padre ignora cuanto pasa con sus hijos mientras no le causen ningún problema. Sin embargo, eres tú quien me inquieta, sé que todo esto es impropio del buen cortejo de un caballero pero no puedo permitir que nada te suceda si se da a conocer nuestra relación.—
No era lo correcto, según mi padre, ser cortejada o casarme con alguien que no fuera de la nobleza directa. Príncipes. La alta nobleza. Pero Nick no merecía esa discriminación siendo un muchacho tan bueno, leal y protector.

—No, no, no.— dijo Nick chasqueando la lengua, estrechó un poco la distancia y tomó su mano libre,—No me interesa si vivimos para siempre en estas cuatro paredes o si acaso algún día logramos salir para no volver. En donde te encuentres tú estará mi hogar.— cuando toda lejanía parecía dejar de ser un obstáculo un noble se atrevió a aparecer justo detrás del caballero e inmediatamente la princesa retrocedió un paso hacia atrás.

El hombre pasó a un lado y saludó con alegría y cortesía pero solo recibió una sonrisa falsa por parte de Ébano, Nick agachó la cabeza y posicionó sus manos en la espalda. En silencio esperaron que el noble estuviese lo suficientemente lejos y sin siquiera mirarse comenzaron a caminar, escuchando las pesadas botas de Nick resonar.

El sol recién se había ido, tímidas estrellas amenazaban con salir y la temperatura había aumentado en la capital. Pocos grillitos formaban parte del ambiente esa tarde. Fue necesaria una caminata corta para llegar a los aposentos de la princesa. Otros de sus fieles guardias se encontraba en la puerta y los miró extrañados, no debían estar estrictamente solos.

— Sir Thomas, querido, puedes retirarte por hoy. Nick tomará tu lugar.— con una sonrisa pequeña en sus labios esperó que el caballero acatara la orden sin preguntar y se retirara. Cuando lo perdieron de vista Ébano ingresó a su habitación y algún minuto más tarde lo hizo Nick.

Cuando escuchó la puerta cerrarse con delicadeza simplemente se dirigió a la habitación contigua dónde había divanes y mesitas para pasar el tiempo. La princesa tomó asiento en cualquiera de los sillones y Nick la imitó sentándose a su lado.

Un silencio mudo se apoderó por demasiado tiempo, la sala se había vuelto nuestra pero eventualmente el caballero rompió el silencio;

—No... no creo que debas mentirle a tu hermana.— mencionó casi en un susurro el joven

The Five Kindoms [Sin terminar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora