4🥀Altezas🥀

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Capítulo 4: Altezas

Una joven doncella se encontraba caminando de un lado a otro en la habitación, preparando una tina para que la muchacha que dormía plácidamente, al despertar tomara un relajante baño en agua tibia y con esencias. Se dirigió al armario y seleccionó el vestido de etiqueta que la princesa llevaría ese día. Se trataba de una prenda negra con encajes en las mangas y busto, un corte en el cuello que haría lucir la claviculas de la joven que lo usaría.

Apoyó el vestido en un taburete detrás del biombo que se encontraba a unos pasos del armario y se aseguró de tener todo en orden y listo. Ya casi era hora de despertar a la princesa y debía salir todo en hora y según lo planeado ya que la agenda de ese día se encontraba llena de actividades y compromisos.

Unos instantes después rodeó la gran cama y despertó suavemente a la princesa con un ligero "buenos días".

La joven demoró varios minutos en disipar el sueño y terminar de levantarse, casi que por inercia se dirigió al corto pasillo que se conectaba con el baño donde se encontraba la tina, la doncella siguió sus pasos y la ayudó a despojarse del camisón. Una vez sin prendas la joven se sumergió en la relajante sensación del agua tibia tocando su cuerpo recién despierto.

El rato pasó y ya no se podía seguir dilatando aquel momento de relajación y limpieza por lo que la doncella avisó a la princesa y ésta tuvo que abandonar la tina que bastante se había enfriado su contenido. Rápidamente le puso una bata de seda azulada y ató los listones.

 Seguida de la joven doncella ambas se dirigieron al biombo y la princesa fue vestida con las prendas anteriormente seleccionadas, mientras estuvo sentada en su tocador la doncella peinó sus cabellos e hizo un delicado recogido solo con dos secciones de la caballera, el resto caía sobre sus hombros y espalda como una cascada ondulada y suave.

— Se ve espléndida, Alteza.— la doncella le sonrió a través del espejo.

— Gracias Idalia, ansío oír la opinión del retratista sobre la elección del vestido. Realmente considero que es el adecuado y sería una pena que dijese lo contrario.— Ébano hizo una mueca y en seguida se levantó para salir de su alcoba.— Dile a la princesa que luego de sus clases pase por la sala del té a hacerme compañía. Puedes retirarte.

— Como ordene Alteza, le deseo buena suerte en su retrato. Estoy segura que quedará maravilloso y al retratista le encantará su vestido. Con su permiso, me retiro.— la doncella hizo una reverencia y con el paso apurado abandonó la habitación.

En seguida un guardia ingresó y sin intercambiar muchas palabras con la princesa se pusieron en marcha y se dirigieron a una de las salas del té donde se encontraba ya el retratista, algunas damas y probablemente la reina.

Al llegar el guardia tomó el pestillo de la puerta y abrió ésta para la joven princesa, una vez dentro, la sala estaba cálidamente iluminada por el sol naciente y la brisa fresca de la mañana. Un par de mesas pequeñas tenían encima algunas bandejas con bocadillos ligeros para pasar el rato y alguna jarra con té probablemente.

— Su Majestad, la princesa Ébano ha llegado.— anunció firme pero respetuoso el caballero que escoltó a la muchacha.

— Puede esperar afuera Sir Nick.— ordenó la reina. El hombre hizo una reverencia y se retiró, Ébano entró algo tímida a la habitación pero con el mentón en alto.

El retratista se paró de inmediato y mostró sus respetos ante la princesa, rápidamente habló.— Alteza, luce maravillosa esta mañana, decirle que es un honor para mí haber sido elegido para semejante trabajo. Haré mi mejor obra, dejaré todo mi esfuerzo en este retrato. Añado que vale la pena resaltar el magnífico vestido que lleva hoy, una excelente elección.—. El retratista, de nombre Ciro, tan entusiasmado como podía estar soltó todas las palabras de golpe y con rapidez.

The Five Kindoms [Sin terminar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora