-Eres mía Naia.
-Soy consciente.
-Aún cuando todos te nieguen, incluso si tú no me aceptas por completo... eres mía.
-Lo sé y me alegra pertenecerte.
Créditos de portada a @Editorialsilver y @Ivanessac10
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
|| ꧁) ༒ (꧂ ||
꧁𝖅𝖔𝖓𝖆 𝖕𝖗𝖔𝖍𝖎𝖇𝖎𝖉𝖆꧂
William
Mi estadía en el inframundo había sido larga al parecer, el sol ya se estaba escondiendo, allí el tiempo pasa más lento, en cambio aquí es mas rápido, aunque no lo note, en el tiempo que esté allá abajo aquí pasarán mas horas.
Mis pasos me llevaron por el pasillo en busca de Naia ¿qué habría hecho mientras no estaba? podía sentír su olor, mi mujer se encuentra cerca.
Muy cerca, solo quiero estár pegado a ella todo el tiempo, desde que despertó, no quiero perderla de nuevo, no quiero estár mas sin ella.
Mi vista la divisó, tán hermosa y perfecta como siempre al lado de Maronha.
Su olor se mezclaba con otro olor.
El olor de otro hombre.
Y no esta en ella por pura casualidad, la persona que dejó su olor sobre Naia lo hizo a propósito y estuvo lo suficientemente cerca de ella para poder impregnar su aroma.
¿Quién fue el estúpido que hizo esto?
Mas vale que haya una buena explicación para esto o mataré a quien sea que haya dejado sus asquerosas ferormonas sobre mi mujer.
—¿De quién es el asqueroso olor que tienes en tí Naia?—
Su cara palideció.
Se encontraba notoriamente asustada.
¿Por qué?
—¿Y bien?—
Ella miró a Maronha con nerviosismo y yo entendí que no quería tener esta conversación conmigo en frente de Maronha.
La tomé en brazos y nos dirigí a toda velocidad hacia mi habitación, no tengo ánimos de esperar.
Quiero saber por que está ese olor en ella y de quien es.
Solo yo puedo poner mi olor sobre ella, solo yo puedo impregnarme en ella, ella solo debe oler a mi, que todos sepan que es solo mía.
Yo la dejé sobre sus pies y ella me miró con nerviosismo.
—William yo... no quiero que te enojes conmigo, pero Ren me estaba enseñando el baile que haremos en la boda y debido a tu ausencia un amigo de Ren me ayudó a aprenderlo— Ella me observó fijamente temiendo mi reacción —Pero no hace falta que lo vuelva a hacer, ya que tu no te irás de nuevo ¿verdad?— se apresuró a decir.
Yo acaricié su cabeza quitando su nerviosismo. Luego acaricié su mejilla y ella se frotó contra mi mano mientras cerraba sus ojos.