༺.03.༻

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꧁𝖀𝖓 𝖘𝖊𝖗 𝖇𝖔𝖓𝖉𝖆𝖉𝖔𝖘𝖔꧂

El solo observaba como Naia comía con desespero, en serio tenía hambre, no paraba de agradecerle por haberlas recolectado para ella, no imaginó que le sería de tanta importancia ese hecho tan insignificante.

Su larga melena rojiza caía por toda su espalda y varios flecos caían en su cara sobre las pequeñas pecas en su naríz y mejillas rosadas, esta chica era tierna, demasiado delicada para estar cerca de el.

Ahora se planteaba el por qué no la dejó simplemente ahí y se fue a su reino, ni siquiera el mismo lo comprendía. Pero esa chica tenía algo que lo inquietaba bastante y hacía que el bajase sus defensas, esa insignificante humana causaba algo extraño en su interior algo que ni siquiera él podía desifrar del todo.

Lo único que sabía es que debería de volver pronto al palacio y retomar sus deberes, jamás está mucho tiempo afuera, por lo que no debe descuidar a sus queridos monstruos, el debería estar guiándoles ahora mismo, sin embargo se encontraba aquí, observando como aquella curiosa humana comía, extraño en realidad. Siempre detestó las personas que no hacían lo estipulado y ahora él estába aquí, descuidando a su gente solo por esta chica que ni siquiera conocía.

Ella se levantó y le extendió una manzana entre sus pequeñas y pálidas manos.

—Se... William, coma usted también— Enserio era pequeña.

Su cabeza se elevaba a la altura de su abdomen un poco más abajo de su pecho ¿por qué es tán bajita? Eso solo la hacía lucír incluso más frágil si es que aquello era posible.

El se inclinó hacia ella y acercó su boca a la manzana dándole una grán mordida arrancando la mitad de la jugosa fruta, la verdad era qué no sabía nada mal.

El al observar el rostro de la chica pudo notar un leve rubor en sus mejillas ¿qué le sucedía? Tal vez era como un camaleón y podría cambiar de color ¿los humanos en serio tenían esa capacidad? Sorprendente.

Eso no lo sabía.

La chica pudo notar la mirada un tánto confusa en el chico de negros cabellos y pálida piel.

¿En qué tánto pensaría el señor William?

La verdad estaba nerviosa por la cercanía que había tenido hacia ella hacía unos segundos ¡estuvo muy cerca! Y sus labios tocaron sus dedos al morder la manzana, si que había sido una gran mordida. El podría comérsela en cualquier momento... pero por alguna extraña razón sentía que él no la dañaría... y si lo hacía estaba bien, el la había salvado antes, solo había retrasado su hora de muerte.

Princesa de una bestia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora