LA PROMESA

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Ella se acerco lentamente a mí, mi corazón latía muy fuerte había muchas sensaciones y sentimientos que jamas había sentido por otra persona, ese hermoso babydoll reflejaba su delineado cuerpo y en mi despertaban unas intensas ganas por estar con ...

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Ella se acerco lentamente a mí, mi corazón latía muy fuerte había muchas sensaciones y sentimientos que jamas había sentido por otra persona, ese hermoso babydoll reflejaba su delineado cuerpo y en mi despertaban unas intensas ganas por estar con ella, realmente estaba sorprendido no había conocido esta parte sensual y sexy de ella.

Antes que llegara a mí me acerqué y tome sus manos, coloqué una de mis manos en su mejilla y la otra en su cintura pegandola a mí.

Alcé suavemente su rostro y besé sus labios,—Eres muy hermosa, ¿lo sabías?— un suave rubor apareció en sus mejillas.

—Y yo a ti te amo como nunca imaginé amar a alguien, hoy será una noche especial para mí, sabes que nunca he estado con alguien y contigo es con quien deseó compartir mi vida.—

Empecé a besarlo mientras mis manos estaban al rededor de su cuello podía escuchar ligeros susurros diciendo que él también me amaba, sin duda alguna me sentía muy amada por él.

—Yo también te amo y eres la mejor compañera para compartir esta vida— tomé su rostro y empecé a besarla.

Entre besos y caricias quitamos lentamente cada una de nuestras prendas hasta quedar completamente desnudos, estaba sobre ella, podía ver sus mejillas ruborizadas y sentir su cálida piel junto a la mía.

—¿Estás bien amor?, yo puedo esperar si no estas segura— decía mientras acariciaba sus mejillas, podía sentir sus manos acariciando mi espalda.

—Estoy bien amor, sólo un poco nerviosa, de verdad deseo estar contigo, sólo se gentil— acariciaba suavemente su espalda.

Sin más empecé a besar sus labios, eran tan suaves y carnosos que fácilmente podía pasar todo el día besándolo, podía sentir su respiración agitada y cómo sus manos empezaban a tocar cada parte de mi cuerpo, sus besos empezaron a recorrer todo mi ser, me sentía demasiado exitada y podía sentir mucha humedad en mi parte íntima, no quería que se detuviera, de verdad deseaba estar con él.

Podía ver cuan exitada estaba mi mujer, su cuerpo es perfecto, recorrí cada centímetro de su piel a besos, sus pezones estaban tan duros que era como si lamiera un pequeño dulce, el cual no quería dejar de probar, podía escuchar pequeños gemidos salir de su boca, mis manos estaban locas por acariciarla toda, bajaban y subían lentamente hasta llegar en medio de sus piernas, empece a tocarla acariciando su clítoris el cual se sentía como un pequeño y húmedo pistacho, sentir sus manos acariciar mi masculinidad me hacía estremecer.

—Por favor amor ya no aguanto, deseo tanto que estés dentro de mí — dije sin pena alguna, realmente lo deseaba, sólo sonrió coqueto.

—Espera un poco más mi amor- dije sonriendo.

—¡Por favor deja de torturarme así!— dije tomándolo por el cuello para después besarlo, sus labios sabían dulces y sus manos seguían haciendo magia en mí, después de unos minutos me recostó nuevamente, podía sentir su enorme erección en mi vientre mientras lo acariciaba dando pequeños jalones a lo cual podía ver cómo se exitaba.

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