Poema #28

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Enamorarse, ¡qué pendejo desatino!
De alguien inalcanzable,
un triste destino.
Es como perseguir sombras en el viento,
Un sinsentido absurdo, un tormento.

Las noches se vuelven oscuras y frías,
Mientras el corazón se llena de agonías.
Una pasión prohibida,
un juego sin premio,
El amor se convierte en un sinsentido extremo.

La razón grita: "¡Para!
¡No sigas adelante!"
Pero el corazón terco sigue su amante.
Un abismo entre mundos,
una distancia atroz,
Y el amor, imprudente, se convierte en feroz.

Soñamos con tocar,
con besos y caricias,
Pero la realidad se ríe de nuestras delicias.

La ilusión se desvanece como humo en el aire,
Y en este absurdo juego,
solo queda desesperar.

Amar a quien no puedes tener,
es un tormento,
Un absurdo que se arrastra,
un lamento.
Pero somos pendejos, necios, cabezotas,
Que insisten en jugar con cartas rotas.

Entonces, adelante, llora y sufre,
si quieres,
Pero recuerda que el amor a veces no tiene fronteras.
Y aunque parezca un disparate sin igual,
Amar a lo imposible,
a veces es nuestro final.

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