Poema #32

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En el juego de amar a lo pendejo,
nos perdemos en un mar sin consejo.
Corazones necios, sin rumbo ni tino,
se entregan al amor con desatino.

Pues amar a lo tonto, a lo ciego, sin razón,
es como una montaña rusa en el corazón.
Subimos tan alto, luego caemos profundo,
y a veces el amor nos juega un segundo.

Amar a lo pendejo es un riesgo, es verdad,
pues el sufrimiento puede ser la realidad.
Pero en cada locura, en cada desacierto,
también hallamos momentos de gran concierto.

Es un riesgo que muchos deciden tomar,
pues en el amor a lo tonto, todo puede brillar.
A veces nos quema, a veces nos da abrigo,
pero es un sentimiento que nunca es testigo.

Así que, aunque parezca un juego sin suerte,
amar a lo pendejo es un arte de fuerte.
Nos enseña lecciones, nos hace crecer,
y en ese vaivén, encontramos el ser.

En el caos del amor, en su absurdo encanto,
descubrimos la esencia, la pasión y el quebranto.
Amar a lo pendejo, con todo el ser y más,
es un viaje de emociones que vale la paz.

Poemario GóticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora