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Megan.

—Que te quede claro, no soy gay.—Dice georg a Bill, quien se encontraba abrazando el brazo de georg.

—Esque estás caliente, y yo tengo mucho frio.—Dice Bill, yo rio.

—Ya llegaron las pizzas.—Escucho la voz de Tom al abrir la puerta.

Me volteo lentamente viendolo entrar a casa, pero venía manivacio.

—Y dónde están.—Pregunta Bill.

—Las trae Gustav.—Dice sonriendo mirando hacia afuera.

Segundos después gustav entra, con tres cajas de pizza.

—Este idiota no me ayudo a traer una solo puta caja.—Exclama Gus dirigiéndose a la cocina.—Mierda meg se nos metió un zorro.—Grita Gus desde la cocina.

Me levanto del sofá y camino hacia la cocina, encontrandome con Gustav sobre la encimera de la cocina, y a mía ladrandole.

—Baja de ahí idiota.—Me acercó a mía y la cargo.—Es mia, sopenco.—Digo, doy media vuelta y vuelvo al sofá con mía en brazos.

—AWWW.—Grita Bill corriendo hacia mi.—Un pomerania.—Me arrebata a mía.

—No, un gato.—Dice georg.

—Es tuya.—Pregunta Bill, yo asiento.—Dime su nombre.—.

—Se llama mía.-Respondo.

—Hace tres años le pedí un perro de esta raza a tu novio, y no me lo dió.—Dice Bill acariciando suavemente el pelaje de mía.—Me dió una pinche mariposa que se murió tres días después.—Dice, yo me hecho a reír.

—Son muy caras, además cuando eso no tenía tanto dinero.—Dice Tom sentandosé a un lado de georg.—En cambio ahora, podría darte veinte mil, si quieres.—Exclama mientras enciende la tele.

—Ah si.—Dice Bill caminando hacia el.—Dame una, quiero un pomerania.—Dice.

—Esta bien, pronto lo tendrás, cuenta con ello.—Dice Tom.

Sonrió y me acerco a ellos.

Me siento a un lado de Tom, el pasa su mano por mi cuello y me acerca a el, haciendo que posará mi cabeza en su pecho, suavemente empezó acariciar mi cabello.

—Que quieres ver.—Me pregunta Tom.

—No se, lo que ustedes quieran está bien.—Digo, el sonríe y besa mi frente.

—Eres hermosa.—Escucho a Bill hablarle a mia.—Sisisi, eres hermosa.—Empieza a rascar la panza de mía.

—Gus, dime la hora.—Grita georg mientras chatea en su teléfono.

—Estupido tienes el teléfono en la mano, mira tu.—Dice Tom pegándole a georg.

—Asi es cierto.—Rie georg.

—Meg, regalame tu perra.—Exclama Bill.

—No.—Digo abrazando a Tom.—Tu hermano de dará una, para que quieres la mia.—Digo.

De pronto siento como Tom empieza a bajar su mano hasta tocar mi trasero, haciendome estremecer.

—No creo en la palabra de Tom, suena muy...Inseguro.—Dice Bill.

Pero para este punto me encontraba muy nerviosa, casi no lograba oír sus palabras, simplemente me encontraba mirando a Tom fijamente a los ojos.

—Estas nerviosa.—Susurra a mi oído.

—No.—Respondo de la misma manera.

—No mientas.—Vuelve a susurrar.

—Nunca miento.—Susurro a su oido.

Arrepentimiento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora